18 de diciembre de 2013

Muerta la cosecha se abre la brecha

Abimarie Rivera Martínez
Estudiante de Periodismo de la USC


EDITORIAL
Con futuro incierto la agricultura del país

         Durante años, la agricultura puertorriqueña ha sido degradada por la importación de productos agrarios provenientes de países extranjeros tales como: Costa Rica, Nicaragua, República Dominicana y Estados Unidos, lo que ha llevado a este sector a atravesar por uno de sus peores momentos en la historia, perpetrando así los pocos recursos con los cuales cuenta. 

En otros países latinoamericanos como Brasil, México y Chile, se consume cerca del 80 por ciento de lo que se produce, razón por la cual han logrado subsistir a lo largo de los años.
Sin embargo, en Puerto Rico, esto no se pinta de la misma forma.  Según un estudio realizado por la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (UPRRP), en la Isla solo se consume el 15 por ciento de lo que se produce y de continuar esta tendencia, existe la posibilidad de que este porcentaje disminuya aún más.
A esto se le suma la tan devastada industria de cítricos que ha sido atacada por una plaga que ha terminado con el 92 por ciento de estos cultivos y que amenaza con liquidar los pocos plantíos restantes.
Las constantes plagas agrícolas que agreden la agricultura puertorriqueña amenazan con destruir la pequeña industria agrícola de la Isla, poniendo en jaque a todos los que trabajan en esta área y alarmando a los propietarios de las fincas puertorriqueñas, que tras las cuantiosas pérdidas generadas, se ven obligados a prescindir de los servicios de sus empleados.
La agricultura es vital para el desarrollo de cualquier país y, a pesar de los escollos que representa en Puerto Rico, juega un papel importante en la vida de cada ciudadano, por lo que si deseamos dejarle un legado óptimo a las generaciones futuras, será importante conservar esta empresa en nuestra Patria.
Pero ante la inacción del Gobierno y del propio Departamento de Agricultura en la otorgación de ayudas para subsanar este sector en nuestra región, nos preguntamos, ¿cuánto más tendremos que esperar para ver la industria de cítricos recuperada? ¿Acaso debemos aguardar a consumir agrios de países extranjeros para ver cumplidas las promesas de esta administración?
Es hora de hacer algo por la labranza puertorriqueña si no queremos perder esta industria por completo.  Las opciones las hay, lo que falta son los deseos de trabajar y sacar la agricultura del país adelante.
Debemos mantener una agricultura local, que esté para nosotros aun cuando no pudiesen llegar alimentos de otros lugares a nuestros puertos.  Tenemos que valorar y auspiciar lo nuestro y demostrar que lo de aquí es mejor que lo importado. 


Las plagas brotan y las ayudas no llegan

Nota del editor: Éste es el primer reportaje de una serie investigativa sobre el manejo inadecuado de plagas en las plantaciones agrícolas del País.  Hoy presentaremos cómo la inacción del Departamento de Agricultura  ha afectado la industria de cítricos en Puerto Rico. 

         “Me prometieron darme un dinero para comprar varios productos y terminar con las plagas y todavía no me han dado nada”.  Ese fue el reclamo de un agricultor de la región agraria de Adjuntas quien confió en las promesas que le hizo el Departamento de Agricultura (DA) hace varios meses y las cuales al momento no se han cumplido.
         Teófilo “Fito” Serrano es uno de los cientos de trabajadores de la tierra que están a la espera de recibir los subsidios que el Gobierno de Puerto Rico les prometió para salvar las plantaciones agrícolas que se han visto afectadas durante los últimos meses por la enfermedad bacteriana del “citrus greening”. 
Planta enferma con "citrus greening"
         Esta enfermedad entró a Puerto Rico en el año 2001, pero no fue hasta el 2009 que se detectó en los plantíos al socavar gran parte de los principales cultivos cítricos del País, según reveló un muestreo preliminar de la bacteria realizado por el Servicio de Extensión Agrícola de Mayagüez.
      “Esta bacteria es extremadamente difícil de identificar; se requiere el uso de pruebas de DNA para la identificación de la misma porque los árboles contagiados no presentan síntomas por algún tiempo”, indicó la catedrática asociada en manejo integrado de plagas de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Mayagüez, Ada Alvarado Ortiz. 
Aunque el secretario de Agricultura de aquel entonces, Javier Rivera Aquino, implantó un Plan de Manejo para atender el dragón amarillo de los cítricos (nombre con el que también se le conoce a la epidemia) el mismo no dio resultados pues “carecía de estrategias óptimas para contrarrestar la plaga”, afirmó la agrónoma.
Alvarado Ortiz añadió que de haberse tratado el brote efectivamente en aquel momento, “se hubiese salvado alrededor del 92 por ciento de los sembradíos versus el 85 por ciento que se ha perdido actualmente”. 
Asimismo, en la finca La Mayorquina, en Adjuntas, son pocos los árboles de chinas, limones, toronjas, chironjas, limas, entre otros cítricos, que sobrevivieron a la osadía.  El 40 por ciento de la granja, que equivale a 18 cuerdas de terreno, se encuentra desolado y abandonado.  “Lo que apenas hace unos meses era un hermoso paisaje cítrico se ha convertido en un desierto del cual, al parecer, tardará mucho en salir”, subrayó la administradora del solar, Ivia Torres.
         Durante el pasado mes de agosto, el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, declaró en estado de emergencia la industria de cítricos en la Isla y firmó la orden ejecutiva 2013-60, que transfirió $2 millones al DA para atender la enfermedad que afecta la cosecha local, pero esa ayuda no ha llegado a manos de quienes se beneficiarían de ella, los agricultores puertorriqueños.
Como parte del acuerdo, el DA tiene la encomienda de preparar un informe detallado al Gobernador sobre los resultados obtenidos y la forma en que se utilizaron los fondos designados, que salieron de una partida del Departamento de Hacienda y la Oficina de Gerencia y Presupuesto.
         Sin embargo, ante la incertidumbre que viven muchos agricultores, quienes siguen a la expectativa de los incentivos que les corresponden, Serrano expresó que, “estamos a la espera de ver cuál va a ser el informe que Myrna Comas (secretaria de Agricultura) entregará al Gobernador, porque si el dinero no ha llegado a nosotros, ¿qué frutos se supone que haya rendido su plan de acción?”.
         No obstante, el DA afirmó que ha cumplido con la otorgación de fondos pero que no se han entregado todos porque “hemos puesto mayor atención en las fincas que sufrieron más daños”, indicó el director regional del DA en Mayagüez, Octavio Colberg. 
El también agrónomo añadió que “ya otorgamos aproximadamente $20 mil en incentivos económicos para trabajar la situación.  Nuestra región no se vio tan afectada como otras regiones del centro y norte de Puerto Rico”.
         Por otro lado, muchos han sido los agricultores y citricultores que, al igual que Serrano, han levantado su voz de protesta ante la “negligencia” de las administraciones pasadas y la actual para ayudar a la industria agrícola local a recuperarse de situaciones como éstas.   
Tal fue el caso del presidente de la Junta de Directores de los productores cítricos de la montaña, José Méndez Roig, quien admitió que aunque para el año 2009 se había detectado la plaga en la Isla, las agencias pertinentes no establecieron ningún protocolo para evitar la proliferación de la plaga y tampoco decretaron un plan preventivo para desacelerar la devastación que existe en estos momentos en las plantaciones.   
Aunque la orden ejecutiva no dispone una fecha límite para la otorgación del capital, sí fija que en los primeros 90 días a partir de la fecha de desembolso de los fondos, el DA y las oficinas adscritas a la agencia deben distribuir entre el 30 por ciento y el 45 por ciento de éstos de acuerdo a los informes emitidos por Agricultura. 
Por el contrario, en la Finca Pedro Torré, en Sabana Grande, se observa el deterioro y el daño ocasionado por el dragón amarillo de los cítricos, pero con la salvedad de que la agencia correspondiente concedió un 5 por ciento del dinero que se supone le otorgaría el Departamento, informó el propietario del campo, Pedro Torré.
El agricultor, quien además es el presidente del Comité Pro Reserva Agrícola y Acuífero del sur del barrio Susúa de Sabana Grande, declaró que para poder conseguir que le dieran la partida, sostuvo varias conversaciones telefónicas con Comas y con el sub secretario de Agricultura, el agrónomo Francisco Aponte.
A pesar de que Comas, tras la confirmación de su cargo en abril pasado, dijo en una entrevista radial que, “nosotros nos hemos enfocado en promover las innovaciones agrícolas, buscando que en las fincas se adopten aquellas estrategias y tecnologías de avanzada que permite desarrollar la producción  agrícola en el campo”, las estrategias y las tecnologías de avanzada no han llegado al labrantío.
Y la asistencia que se prometió en un principio ha llegado a manos de pocos, que no necesariamente son quienes operan los terrenos de mayor extensión en la Isla.
Al mismo tiempo, hace varios meses, la yuca del País sufrió de la propagación del Virus del Rayado Marrón (VRM), que es un virus que destruye las cosechas del tubérculo de yuca, y los agricultores no recibieron la asistencia económica de Agricultura para salvar una de las principales hortalizas de Puerto Rico.  Como resultado, los horticultores perdieron gran parte de sus cosechas.
Por esta razón, los dueños de fincas productoras de cítricos dudan de la ayuda que les pueda ofrecer la Agencia que en un principio aseguró darles la mano y salvar sus cosechas.  Y mientras se acaba el tiempo para la entrega del informe al Gobernador, éstos siguen a la espera de que el Primer Mandatario del País intervenga para que el Departamento “haga su trabajo y cumpla sus promesas”, concluyó Torres.

Nota del editor: Mañana continuará la serie con un reportaje sobre el efecto económico de las plagas en las plantaciones agrícolas del País.


Las plagas revientan y los agricultores se pelan

Nota del editor: Éste es el segundo reportaje de una serie investigativa sobre el manejo inadecuado de plagas en las plantaciones agrícolas del País.  Hoy se discutirá el efecto económico que éstas producen en la agricultura puertorriqueña.

         Fincas desatendidas, cultivos desperdiciados y cientos de agricultores en bancarrota fue el saldo que dejó a su paso la más reciente plaga que atacó a los cultivos cítricos del País y la cual, al momento, ha mermado su producción y consumo en la Isla.
La enfermedad bacteriana del “citrus greening” encontró en las plantaciones cítricas puertorriqueñas un albergue del cual se adueñó y se llevó en zancada todo lo que pudo.
Es por ello que las pérdidas económicas producidas por la enfermedad van en alzada y no es para menos.  La bacteria ha arrasado con el 92 por ciento de los cítricos del País y los daños ocasionados por ésta se estiman en alrededor de $12.5 millones, según informó el presidente de la Junta de Directores de los Productores de Cítricos de la Montaña, Jorge Méndez Roig.
Sin embargo, el subsecretario de Agricultura, Francisco Aponte, aseguró que esa cifra no es real, pero que aun siendo esto correcto, el Departamento de Agricultura (DA) no cuenta con los fondos suficientes para erradicar la plaga, pues “representa el 69 por ciento del presupuesto total asignado por el Gobierno de Alejandro García Padilla para esta Agencia que es de $16 millones”, lo que representa una reducción de $2 millones en comparación a los fondos otorgados por el Gobierno de Luis Fortuño a esta industria.
A causa de esto, las cosechas cítricas han perdido su gusto y valor, por lo que ha sido difícil levantar esta industria en la Isla, pues según un estudio realizado por el Colegio de Ciencias Agrícolas, de haberse tomado las medidas de prevención necesarias al momento de la entrada de la bacteria a suelo boricua, solo se hubiesen necesitado entre $40 mil a $50 mil para erradicar la plaga.
Pero la realidad hoy día es otra.  Las últimas estadísticas presentadas por el DA reflejan un aumento en la pérdida de cosechas de 7 por ciento, lo que significa que de un total de 85 por ciento de cultivos perdidos que se había estimado en un principio, en los últimos tres meses se ha elevado a 92 por ciento, acreciendo la angustia de los agricultores ante una latente amenaza de la desaparición de los productos que en un momento formaron parte esencial de la agricultura del País.
Esta preocupación ha llegado a oídos de la secretaria de Agricultura, Myrna Comas, quien en un principio aseguró que se necesitaban tan solo $8.5 millones para exterminar la plaga.  Pero tras conocer recientemente los resultados del estudio realizado por la agencia a la cual representa, aseguró que ya no hay nada que hacer por los cítricos.
“Me dejé llevar por los datos preliminares que vi entre agosto y septiembre y en ese momento tenía la esperanza de que agotando nuestros recursos (del DA) podíamos ayudar a los agricultores.  Ahora que observé los resultados del nuevo estudio, entiendo que no es viable ni para el Gobierno ni para el DA seguir invirtiendo tanto dinero en una enfermedad que no tiene cura”, confesó Comas. 
Pero la desesperación se ha apoderado de todos aquellos que confiaron en la vasta experiencia de Comas para dirigir la Agencia, por lo que muchos labradores aseguran estar desilusionados por “la falta de entrega e inmediatez” de la agrónoma.
“Pensé que siendo una persona con tanto conocimiento iba a ayudar más, pero solo se ha limitado a decirnos que el DA no tiene el presupuesto para trabajar con esta plaga porque hay que atender otras situaciones que también son importantes.  Pero me pregunto, ¿cómo va a echarnos de codo a los citricultores cuando nuestra industria está peor que otras?”, señaló el agricultor Teófilo “Fito” Serrano.
Por otra parte, la situación se empeora al recordar que entre las principales promesas de campaña del Gobernador estaba la otorgación de mayores incentivos para esta área, lo que no ha sucedido aun.
“Alejandro otorgó solo $16 millones al DA y ellos dicen que ayudarnos a salvar los cítricos conllevaría reducir el presupuesto de la Agencia a tan solo 31 por ciento y eso no es viable para nadie”, afirmó Ivia Torres, administradora de la finca La Mayorquina, en Adjuntas.
No obstante, esta no es la única situación a la cual se han visto expuestos los labradores, quienes continúan en la búsqueda de soluciones que les permitan continuar operando sus solares sin la necesidad de perjudicar a sus empleados.
Algunos han tomado la decisión de invertir grandes cantidades de dinero para intentar mantener a flote los pocos cítricos que les restan, como es el caso de Aida Orona, propietaria de la Hacienda Valencia, en San Sebastián, y quien al momento ha gastado miles de dólares en fertilizantes
“He puesto sobre $20 mil de mi bolsillo para proteger los pocos cultivos sanos que me quedan, pero ya no puedo con el empuje.  Estoy en bancarrota”, contó con pesar Orona, quien se ha hecho cargo de la finca desde que su esposo enfermó.
La también agrónoma añadió que, de seguir esta tendencia en los próximos meses, se verá obligada a prescindir de los servicios de sus empleados, a lo que advierte, se opone rampantemente.
Pero ésta no es la única que se ha visto obligada a tomar medidas drásticas para evitar el cierre de sus fincas ya que, según informó el director del Departamento de Protección de Cultivos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez (UPRM), Arístides Armstrong, la gran mayoría de los agricultores han tenido que recurrir a esta práctica, dejando a cientos de familias puertorriqueñas desprovistas de empleo y sueldo.
No obstante, no todos los campos han corrido con la misma suerte, pues el DA ha confirmado el cese de operaciones de 60 fincas en el País que generaban ingresos de entre $500 mil a $2 millones anuales.
Esto, a consecuencia, principalmente, de la disminución en ventas y consumo de cítricos que se ha dado en la Isla durante los últimos cuatro años a raíz de la contaminación de los cultivos con la bacteria del “citrus greening”, lo que ha generado un “efecto cascada”.
Tan es así, que este año se ha reflejado una disminución en ventas y consumo de 53 por ciento en chinas mandarinas, chinas mondadas y jugo 100 por ciento china.
Hay quienes aseguran que en algunas fincas se han registrado pérdidas ascendentes a los $100 mil y de no lograr un cese en la proliferación de esta epidemia los daños pueden llegar a fluctuar entre los $55 mil y los $70 mil en las fincas de gran extensión y en entre los $7 mil y los $18 mil en las fincas más pequeñas.
Por consiguiente, si no se logra un alto en la inquebrantable epidemia que ha azotado la industria de cítricos en Puerto Rico, esta industria, en un lapso de seis meses a un año, será recordada por las disposiciones o imposiciones de los que solo trabajaron por un sueldo y no por una estrategia.

Nota del editor: Mañana continuaremos la serie con un reportaje el uso negligente de plaguicidas en la agricultura puertorriqueña


Plaguicidas: un agente mortal

Nota del editor: Éste es el tercer reportaje de una serie investigativa sobre el manejo inadecuado de plagas en las plantaciones agrícolas del País.  Hoy reseñaremos el uso negligente de plaguicidas en la agricultura puertorriqueña.

En países poco industrializados como Haití, Cuba y República Dominicana es común ver que se juegue “al gato y al ratón”.  Pero en un país como el nuestro puede que resulte inusual toparse con la realidad que se asoma por la ventana.
Los plaguicidas siempre han sido vistos como agentes mortales por el gran daño que ocasionan, pero lo que muy pocos saben es que en Puerto Rico, desde hace varios años, se está dando una nueva modalidad en la que la apropiación ilegal de estos agroquímicos toma gran importancia.
Y es que éstos llegan a Estados Unidos procedentes de países como México, Brasil y Ecuador y luego son importados a la Isla y vendidos en colmados y ferreterías como si esto fuese algo común.
Sin embargo, lejos se está de imaginarse que estos químicos son altamente peligrosos para la salud y que pueden llegar a causar la muerte en tan solo horas.
Increíblemente, son subastados al mejor postor con la mentira de que el producto es seguro y puede ser usado por seres humanos y animales.
Pero, ¿qué diría usted si se enterara que contrajo cáncer torácico o de garganta por exposición continua a plaguicidas?
Durante el pasado año 2012, en Puerto Rico se reflejó un alza de un 3 por ciento en los casos de cáncer relacionados directamente al uso indebido de estos químicos.
Ante esta alarmante situación, el director del centro de cáncer del Hospital Auxilio Mutuo, Fernando Cabanillas, comentó que, “los plaguicidas, en especial los ilegales, son altamente perjudiciales para la salud porque suelen ser más tóxicos y están relacionados con los problemas respiratorios, el cáncer y en algunos casos no tan comunes, con la muerte”.  
“Las estadísticas reflejan un alza de un 3 por ciento en los casos de cáncer relacionados al uso de plaguicidas en Puerto Rico en comparación con hace cinco años que solo era de un 1 por ciento.  Lo que significa que de cada mil personas expuestas a estos químicos, una a dos corren el riesgo de padecer esta enfermedad”, acotó. 
En la Isla, el uso de plaguicidas por parte de agricultores no certificados por el Colegio de Ciencias Agrícolas de Puerto Rico y por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), está prohibido por la ley 49, Ley de plaguicidas de Puerto Rico, la  cual busca salvaguardar la seguridad y la salubridad de los usuarios de estos componentes. 
Sin embargo, la cantidad de campesinos puertorriqueños que arriesgan su vida día tras día para mantener sus cultivos en óptimas condiciones, va cada vez en aumento sin importarles las perjudiciales consecuencias que puede tener a la salud el uso inapropiado de estos químicos.
No obstante, los individuos los utilizan sin pensar que tales plaguicidas pueden ser los causantes de paros respiratorios y otros declives en la salud del ser humano. 
Así lo aseguró Carl-Axel Sodoberg, director de la División de Protección de Ambiental para el Caribe de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (AIDIS), quien indicó que, “en una inspección que hicimos con el Departamento de Agricultura (DA) incautamos sobre 700 empaques de plaguicidas que se distribuían ilegalmente en diferentes comercios  alrededor de la Isla, entre ellos ‘Tres Pasitos’, ‘Tiza China’ y ‘Bolas de Naftaleno’, que son los mayores causantes de problemas respiratorios que enfrentan las personas que usan plaguicidas de forma constante.
Por otra parte, un problema que confrontan los agricultores que usan los plaguicidas de manera ilegal es que no utilizan la vestimenta apropiada para hacerlo, en muchas ocasiones, por lo costoso que resulta adquirirla y agencias como el DA y la EPA no hacen lo propio por tomar cartas en el asunto.
“Aquí (Puerto Rico) muchos agricultores y agrónomos no utilizan el equipo correspondiente para el riego de plaguicidas.  El DA sabe que esto es ilegal pero no hace nada para detener esta práctica que cada día es más usual en el País.  Realmente es muy costoso para Agricultura darle a cada agricultor un overol, máscara, botas, gafas, respirador y guantes.  No hay forma de saber qué tan peligroso es un plaguicida ilegal porque no está registrado de acuerdo a los requisitos de fabricación exigidos por la EPA”, indicó Carlos Vélez, asistente de investigación de la empresa Monsanto, en Isabela.
Pero esto no es todo, la lista de personas fallecidas por esta inacción va cada vez en aumento, al punto que en muchos hospitales del País, cuando llega un agricultor muerto o pereciendo, lo primero que hacen es preguntarle a los familiares si el paciente hacía uso constante de estos materiales y, de ser la respuesta afirmativa, son pocos los exámenes a los que estos son sometidos porque se da por sentado la causa de su fallecimiento.
Santa Ocasio pasó por una experiencia similar tras el deceso de su hermano Juan Ocasio a los 67 años de edad.  “Mi hermano murió hace cinco años, según me dijeron los médicos, a causa de un cáncer de pulmón que le dio.  Siempre estaba en la finca (Las Cerezas, en Arroyo) echándole plaguicidas y herbicidas a los árboles para que tuvieran buena cosecha.  Se iba temprano en la mañana y regresaba entrada la tarde.  Se lo detectaron en el 2007 en etapa 4 y duró más que tres meses.  Cuando llegamos al hospital me preguntaron si era agricultor y me dijeron que había muerto por la inhalación excesiva de plaguicidas a la que estuvo expuesto durante tantos años”. 
De la misma forma, ha habido casos como el de Ivia Torres, quien tras ser diagnosticada con cáncer de garganta a sus 57 años, pensó que su mundo acabaría.  No obstante, su gallardía, fuerza y determinación, le ayudaron a mantenerse en pie de lucha y así venció el cáncer.
“Recuerdo que cuando me detectaron cáncer pensé que ese era el final para mí porque ya estaba en etapa dos.  Cuando “Fito” (su esposo) no estaba en la finca, yo me encargaba de su mantenimiento y para nosotros sigue siendo un rito el rociar las plantaciones con plaguicidas agrícolas para evitar que sean contaminadas con bacterias y enfermedades como pasó ahora con el ‘citrus greening’.  Pero todo pasó porque yo pasaba largas horas en el almacén y la inhalación combinada con el riego de los químicos fue lo que me causó el cáncer”.
Torres, quien además es la propietaria de la finca La Mayorquina, en Adjuntas, añadió que, “no hay nada más lindo que disfrutarse la vida y compartir con la familia haciendo lo más que nos gusta.  Creía que me iba a morir y hasta el momento, me he disfrutado cada día como si fuese el último”.
Cabanillas subrayó que “La realidad es que no importa si la tasa de mortalidad a causa de la exhibición a los plaguicidas aumenta o disminuye.  Lo importante es que las agencias pertinentes hagan su trabajo y velen por la seguridad de los ciudadanos.  Porque por uno que reprendan, habrá dos o tres que dejarán de hacer lo que no es legal”.


Diciembre 2013

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