Abimarie
Rivera Martínez
Estudiante
de Periodismo de la USC
EDITORIAL
Con futuro incierto la agricultura del país
Durante años, la agricultura puertorriqueña ha sido
degradada por la importación de productos agrarios provenientes de países
extranjeros tales como: Costa Rica, Nicaragua, República Dominicana y Estados
Unidos, lo que ha llevado a este sector a atravesar por uno de sus peores
momentos en la historia, perpetrando así los pocos recursos con los cuales
cuenta.
En otros países latinoamericanos como Brasil,
México y Chile, se consume cerca del 80 por ciento de lo que se produce, razón
por la cual han logrado subsistir a lo largo de los años.
Sin embargo, en Puerto Rico, esto no se pinta de la
misma forma. Según un estudio realizado
por la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (UPRRP), en la Isla solo se
consume el 15 por ciento de lo que se produce y de continuar esta tendencia, existe
la posibilidad de que este porcentaje disminuya aún más.
A esto se le suma la tan devastada industria de
cítricos que ha sido atacada por una plaga que ha terminado con el 92 por
ciento de estos cultivos y que amenaza con liquidar los pocos plantíos restantes.
Las constantes plagas agrícolas que agreden la
agricultura puertorriqueña amenazan con destruir la pequeña industria agrícola
de la Isla, poniendo en jaque a todos los que trabajan en esta área y alarmando
a los propietarios de las fincas puertorriqueñas, que tras las cuantiosas
pérdidas generadas, se ven obligados a prescindir de los servicios de sus
empleados.
La agricultura es vital para el desarrollo de
cualquier país y, a pesar de los escollos que representa en Puerto Rico, juega
un papel importante en la vida de cada ciudadano, por lo que si deseamos
dejarle un legado óptimo a las generaciones futuras, será importante conservar
esta empresa en nuestra Patria.
Pero ante la inacción del Gobierno y del propio
Departamento de Agricultura en la otorgación de ayudas para subsanar este
sector en nuestra región, nos preguntamos, ¿cuánto más tendremos que esperar
para ver la industria de cítricos recuperada? ¿Acaso debemos aguardar a
consumir agrios de países extranjeros para ver cumplidas las promesas de esta
administración?
Es hora de hacer algo por la labranza
puertorriqueña si no queremos perder esta industria por completo. Las opciones las hay, lo que falta son los
deseos de trabajar y sacar la agricultura del país adelante.
Debemos mantener una agricultura local, que esté para
nosotros aun cuando no pudiesen llegar alimentos de otros lugares a nuestros puertos. Tenemos que valorar y auspiciar lo nuestro y
demostrar que lo de aquí es mejor que lo importado.
Las plagas brotan y las ayudas no llegan
Nota del editor: Éste es el primer reportaje de una serie investigativa sobre el manejo inadecuado
de plagas en las plantaciones agrícolas del País. Hoy presentaremos cómo
la inacción del Departamento de Agricultura
ha afectado la industria de cítricos en Puerto Rico.
“Me prometieron darme un dinero para
comprar varios productos y terminar con las plagas y todavía no me han dado
nada”. Ese fue el reclamo de un agricultor
de la región agraria de Adjuntas quien confió en las promesas que le hizo el
Departamento de Agricultura (DA) hace varios meses y las cuales al momento no
se han cumplido.
Teófilo “Fito” Serrano es uno de los
cientos de trabajadores de la tierra que están a la espera de recibir los subsidios
que el Gobierno de Puerto Rico les prometió para salvar las plantaciones
agrícolas que se han visto afectadas durante los últimos meses por la
enfermedad bacteriana del “citrus greening”.
Planta enferma con "citrus greening" |
Esta enfermedad entró a Puerto Rico en
el año 2001, pero no fue hasta el 2009 que se detectó en los plantíos al
socavar gran parte de los principales cultivos cítricos del País, según reveló
un muestreo preliminar de la bacteria realizado por el Servicio de Extensión
Agrícola de Mayagüez.
“Esta bacteria es extremadamente
difícil de identificar; se requiere el uso de pruebas de DNA para la
identificación de la misma porque los árboles contagiados no presentan síntomas
por algún tiempo”, indicó la catedrática asociada en manejo integrado de plagas
de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Mayagüez, Ada Alvarado Ortiz.
Aunque el secretario de Agricultura de aquel
entonces, Javier Rivera Aquino, implantó un Plan de Manejo para atender el dragón
amarillo de los cítricos (nombre con el que también se le conoce a la epidemia)
el mismo no dio resultados pues “carecía de estrategias óptimas para contrarrestar
la plaga”, afirmó la agrónoma.
Alvarado Ortiz añadió que de haberse tratado el
brote efectivamente en aquel momento, “se hubiese salvado alrededor del 92 por
ciento de los sembradíos versus el 85 por ciento que se ha perdido actualmente”.
Asimismo, en la finca La Mayorquina, en Adjuntas,
son pocos los árboles de chinas, limones, toronjas, chironjas, limas, entre
otros cítricos, que sobrevivieron a la osadía.
El 40 por ciento de la granja, que equivale a 18 cuerdas de terreno, se
encuentra desolado y abandonado. “Lo que
apenas hace unos meses era un hermoso paisaje cítrico se ha convertido en un
desierto del cual, al parecer, tardará mucho en salir”, subrayó la
administradora del solar, Ivia Torres.
Durante el pasado mes de agosto, el
gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, declaró en estado de
emergencia la industria de cítricos en la Isla y firmó la orden ejecutiva 2013-60,
que transfirió $2 millones al DA para atender la enfermedad que afecta la
cosecha local, pero esa ayuda no ha llegado a manos de quienes se beneficiarían
de ella, los agricultores puertorriqueños.
Como parte del acuerdo, el DA tiene
la encomienda de preparar un informe detallado al Gobernador sobre los
resultados obtenidos y la forma en que se utilizaron los fondos designados, que
salieron de una partida del Departamento de Hacienda y la Oficina de Gerencia y
Presupuesto.
Sin embargo, ante la incertidumbre que
viven muchos agricultores, quienes siguen a la expectativa de los incentivos
que les corresponden, Serrano expresó que, “estamos a la espera de ver cuál va
a ser el informe que Myrna Comas (secretaria de Agricultura) entregará al
Gobernador, porque si el dinero no ha llegado a nosotros, ¿qué frutos se supone
que haya rendido su plan de acción?”.
No obstante, el DA afirmó que ha cumplido con la otorgación
de fondos pero que no se han entregado todos porque “hemos puesto mayor
atención en las fincas que sufrieron más daños”, indicó el director regional del
DA en Mayagüez, Octavio Colberg.
El también
agrónomo añadió que “ya otorgamos aproximadamente $20 mil en incentivos económicos
para trabajar la situación. Nuestra
región no se vio tan afectada como otras regiones del centro y norte de Puerto
Rico”.
Por otro lado, muchos han sido los agricultores y
citricultores que, al igual que Serrano, han levantado su voz de protesta ante
la “negligencia” de las administraciones pasadas y la actual para ayudar a la
industria agrícola local a recuperarse de situaciones como éstas.
Tal fue el caso del presidente de la Junta de
Directores de los productores cítricos de la montaña, José Méndez Roig, quien
admitió que aunque para el año 2009 se había detectado la plaga en la Isla, las
agencias pertinentes no establecieron ningún protocolo para evitar la proliferación
de la plaga y tampoco decretaron un plan preventivo para desacelerar la
devastación que existe en estos momentos en las plantaciones.
Aunque
la orden ejecutiva no dispone una fecha límite para la otorgación del capital, sí
fija que en los primeros 90 días a partir de la fecha de desembolso de los
fondos, el DA y las oficinas adscritas a la agencia deben distribuir entre el
30 por ciento y el 45 por ciento de éstos de acuerdo a los informes emitidos
por Agricultura.
Por
el contrario, en la Finca Pedro Torré, en Sabana Grande, se observa el deterioro
y el daño ocasionado por el dragón amarillo de los cítricos, pero con la
salvedad de que la agencia correspondiente concedió un 5 por ciento del dinero
que se supone le otorgaría el Departamento, informó el propietario del campo,
Pedro Torré.
El
agricultor, quien además es el presidente del Comité Pro Reserva Agrícola y Acuífero
del sur del barrio Susúa de Sabana Grande, declaró que para poder conseguir que
le dieran la partida, sostuvo varias conversaciones telefónicas con Comas y con
el sub secretario de Agricultura, el agrónomo Francisco Aponte.
A pesar de que Comas, tras la
confirmación de su cargo en abril pasado, dijo en una entrevista radial que,
“nosotros nos hemos enfocado en promover las innovaciones agrícolas, buscando
que en las fincas se adopten aquellas estrategias y tecnologías de avanzada que
permite desarrollar la producción agrícola
en el campo”, las estrategias y las tecnologías de avanzada no han llegado al
labrantío.
Y la asistencia que se prometió en
un principio ha llegado a manos de pocos, que no necesariamente son quienes
operan los terrenos de mayor extensión en la Isla.
Al mismo tiempo, hace varios meses,
la yuca del País sufrió de la propagación del Virus del Rayado Marrón (VRM),
que es un virus que destruye las cosechas del tubérculo de yuca, y los
agricultores no recibieron la asistencia económica de Agricultura para salvar
una de las principales hortalizas de Puerto Rico. Como resultado, los horticultores perdieron
gran parte de sus cosechas.
Por esta razón, los dueños de
fincas productoras de cítricos dudan de la ayuda que les pueda ofrecer la
Agencia que en un principio aseguró darles la mano y salvar sus cosechas. Y mientras se acaba el tiempo para la entrega
del informe al Gobernador, éstos siguen a la espera de que el Primer Mandatario
del País intervenga para que el Departamento “haga su trabajo y cumpla sus
promesas”, concluyó Torres.
Nota del editor: Mañana continuará
la serie con un reportaje sobre el efecto económico de las plagas en las
plantaciones agrícolas del País.
Las plagas revientan y los agricultores se pelan
Nota
del editor: Éste es el segundo reportaje de una
serie investigativa sobre el manejo inadecuado de plagas en las plantaciones
agrícolas del País. Hoy se discutirá el efecto económico que éstas producen
en la agricultura puertorriqueña.
Fincas
desatendidas, cultivos desperdiciados y cientos de agricultores en bancarrota
fue el saldo que dejó a su paso la más reciente plaga que atacó a los cultivos
cítricos del País y la cual, al momento, ha mermado su producción y consumo en
la Isla.
La enfermedad bacteriana del “citrus greening”
encontró en las plantaciones cítricas puertorriqueñas un albergue del cual se
adueñó y se llevó en zancada todo lo que pudo.
Es por ello que las pérdidas económicas producidas
por la enfermedad van en alzada y no es para menos. La bacteria ha arrasado con el 92 por ciento
de los cítricos del País y los daños ocasionados por ésta se estiman en
alrededor de $12.5 millones, según informó el presidente de la Junta de
Directores de los Productores de Cítricos de la Montaña, Jorge Méndez Roig.
Sin embargo, el subsecretario de Agricultura,
Francisco Aponte, aseguró que esa cifra no es real, pero que aun siendo esto
correcto, el Departamento de Agricultura (DA) no cuenta con los fondos
suficientes para erradicar la plaga, pues “representa el 69 por ciento del
presupuesto total asignado por el Gobierno de Alejandro García Padilla para
esta Agencia que es de $16 millones”, lo que representa una reducción de $2
millones en comparación a los fondos otorgados por el Gobierno de Luis Fortuño a
esta industria.
A causa de esto, las cosechas cítricas han perdido
su gusto y valor, por lo que ha sido difícil levantar esta industria en la
Isla, pues según un estudio realizado por el Colegio de Ciencias Agrícolas, de
haberse tomado las medidas de prevención necesarias al momento de la entrada de
la bacteria a suelo boricua, solo se hubiesen necesitado entre $40 mil a $50
mil para erradicar la plaga.
Pero la realidad hoy día es otra. Las últimas estadísticas presentadas por el DA
reflejan un aumento en la pérdida de cosechas de 7 por ciento, lo que significa
que de un total de 85 por ciento de cultivos perdidos que se había estimado en
un principio, en los últimos tres meses se ha elevado a 92 por ciento, acreciendo
la angustia de los agricultores ante una latente amenaza de la desaparición de
los productos que en un momento formaron parte esencial de la agricultura del
País.
Esta preocupación ha llegado a oídos de la
secretaria de Agricultura, Myrna Comas, quien en un principio aseguró que se
necesitaban tan solo $8.5 millones para exterminar la plaga. Pero tras conocer recientemente los
resultados del estudio realizado por la agencia a la cual representa, aseguró
que ya no hay nada que hacer por los cítricos.
“Me dejé llevar por los datos preliminares que vi
entre agosto y septiembre y en ese momento tenía la esperanza de que agotando
nuestros recursos (del DA) podíamos ayudar a los agricultores. Ahora que observé los resultados del nuevo
estudio, entiendo que no es viable ni para el Gobierno ni para el DA seguir
invirtiendo tanto dinero en una enfermedad que no tiene cura”, confesó
Comas.
Pero la desesperación se ha apoderado de todos aquellos
que confiaron en la vasta experiencia de Comas para dirigir la Agencia, por lo
que muchos labradores aseguran estar desilusionados por “la falta de entrega e
inmediatez” de la agrónoma.
“Pensé que siendo una persona con tanto
conocimiento iba a ayudar más, pero solo se ha limitado a decirnos que el DA no
tiene el presupuesto para trabajar con esta plaga porque hay que atender otras
situaciones que también son importantes.
Pero me pregunto, ¿cómo va a echarnos de codo a los citricultores cuando
nuestra industria está peor que otras?”, señaló el agricultor Teófilo “Fito” Serrano.
Por otra parte, la situación se empeora al recordar
que entre las principales promesas de campaña del Gobernador estaba la
otorgación de mayores incentivos para esta área, lo que no ha sucedido aun.
“Alejandro otorgó solo $16 millones al DA y ellos
dicen que ayudarnos a salvar los cítricos conllevaría reducir el presupuesto de
la Agencia a tan solo 31 por ciento y eso no es viable para nadie”, afirmó Ivia
Torres, administradora de la finca La Mayorquina, en Adjuntas.
No obstante, esta no es la única situación a la
cual se han visto expuestos los labradores, quienes continúan en la búsqueda de
soluciones que les permitan continuar operando sus solares sin la necesidad de
perjudicar a sus empleados.
Algunos han tomado la decisión de invertir grandes
cantidades de dinero para intentar mantener a flote los pocos cítricos que les
restan, como es el caso de Aida Orona, propietaria de la Hacienda Valencia, en
San Sebastián, y quien al momento ha gastado miles de dólares en fertilizantes
“He puesto sobre $20 mil de mi bolsillo para
proteger los pocos cultivos sanos que me quedan, pero ya no puedo con el
empuje. Estoy en bancarrota”, contó con
pesar Orona, quien se ha hecho cargo de la finca desde que su esposo enfermó.
La también agrónoma añadió que, de seguir esta
tendencia en los próximos meses, se verá obligada a prescindir de los servicios
de sus empleados, a lo que advierte, se opone rampantemente.
Pero ésta no es la única que se ha visto obligada a
tomar medidas drásticas para evitar el cierre de sus fincas ya que, según
informó el director del Departamento de Protección de Cultivos de la
Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez (UPRM), Arístides Armstrong, la
gran mayoría de los agricultores han tenido que recurrir a esta práctica,
dejando a cientos de familias puertorriqueñas desprovistas de empleo y sueldo.
No obstante, no todos los campos han corrido con la
misma suerte, pues el DA ha confirmado el cese de operaciones de 60 fincas en el
País que generaban ingresos de entre $500 mil a $2 millones anuales.
Esto, a consecuencia, principalmente, de la
disminución en ventas y consumo de cítricos que se ha dado en la Isla durante
los últimos cuatro años a raíz de la contaminación de los cultivos con la
bacteria del “citrus greening”, lo que ha generado un “efecto cascada”.
Tan es así, que este año se ha reflejado una
disminución en ventas y consumo de 53 por ciento en chinas mandarinas, chinas
mondadas y jugo 100 por ciento china.
Hay quienes aseguran que en algunas fincas se han
registrado pérdidas ascendentes a los $100 mil y de no lograr un cese en la proliferación
de esta epidemia los daños pueden llegar a fluctuar entre los $55 mil y los $70
mil en las fincas de gran extensión y en entre los $7 mil y los $18 mil en las
fincas más pequeñas.
Por consiguiente, si no se logra un alto en la
inquebrantable epidemia que ha azotado la industria de cítricos en Puerto Rico,
esta industria, en un lapso de seis meses a un año, será recordada por las
disposiciones o imposiciones de los que solo trabajaron por un sueldo y no por
una estrategia.
Nota
del editor: Mañana continuaremos la serie con un reportaje el uso negligente de
plaguicidas en la agricultura puertorriqueña
Plaguicidas: un agente mortal
Nota del
editor: Éste es el tercer reportaje de una serie
investigativa sobre el manejo inadecuado de plagas en las plantaciones
agrícolas del País. Hoy reseñaremos el uso negligente de plaguicidas en
la agricultura puertorriqueña.
En países poco industrializados como Haití, Cuba y
República Dominicana es común ver que se juegue “al gato y al ratón”. Pero en un país como el nuestro puede que
resulte inusual toparse con la realidad que se asoma por la ventana.
Los plaguicidas siempre han sido vistos como
agentes mortales por el gran daño que ocasionan, pero lo que muy pocos saben es
que en Puerto Rico, desde hace varios años, se está dando una nueva modalidad
en la que la apropiación ilegal de estos agroquímicos toma gran importancia.
Y es que éstos llegan a Estados Unidos procedentes
de países como México, Brasil y Ecuador y luego son importados a la Isla y
vendidos en colmados y ferreterías como si esto fuese algo común.
Sin embargo, lejos se está de imaginarse que estos
químicos son altamente peligrosos para la salud y que pueden llegar a causar la
muerte en tan solo horas.
Increíblemente, son subastados al mejor postor con
la mentira de que el producto es seguro y puede ser usado por seres humanos y
animales.
Pero, ¿qué diría usted si se enterara que contrajo
cáncer torácico o de garganta por exposición continua a plaguicidas?
Durante el pasado año 2012, en Puerto Rico se
reflejó un alza de un 3 por ciento en los casos de cáncer relacionados
directamente al uso indebido de estos químicos.
Ante
esta alarmante situación, el director del centro de cáncer del Hospital Auxilio
Mutuo, Fernando Cabanillas, comentó que, “los plaguicidas, en especial los
ilegales, son altamente perjudiciales para la salud porque suelen ser más
tóxicos y están relacionados con los problemas respiratorios, el cáncer y en
algunos casos no tan comunes, con la muerte”.
“Las
estadísticas reflejan un alza de un 3 por ciento en los casos de cáncer
relacionados al uso de plaguicidas en Puerto Rico en comparación con hace cinco
años que solo era de un 1 por ciento. Lo
que significa que de cada mil personas expuestas a estos químicos, una a dos
corren el riesgo de padecer esta enfermedad”, acotó.
En la Isla, el uso de plaguicidas por parte de
agricultores no certificados por el Colegio de Ciencias Agrícolas de Puerto
Rico y por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus
siglas en inglés), está prohibido por la ley 49, Ley de plaguicidas de Puerto Rico, la cual busca salvaguardar la seguridad y la
salubridad de los usuarios de estos componentes.
Sin embargo, la cantidad de campesinos
puertorriqueños que arriesgan su vida día tras día para mantener sus cultivos
en óptimas condiciones, va cada vez en aumento sin importarles las
perjudiciales consecuencias que puede tener a la salud el uso inapropiado de
estos químicos.
No obstante, los individuos los utilizan sin pensar
que tales plaguicidas pueden ser los causantes de paros respiratorios y otros
declives en la salud del ser humano.
Así lo aseguró Carl-Axel Sodoberg, director de la
División de Protección de Ambiental para el Caribe de la Agencia de Protección
Ambiental de los Estados Unidos (AIDIS), quien indicó que, “en una inspección
que hicimos con el Departamento de Agricultura (DA) incautamos sobre 700
empaques de plaguicidas que se distribuían ilegalmente en diferentes
comercios alrededor de la Isla, entre
ellos ‘Tres Pasitos’, ‘Tiza China’ y ‘Bolas de Naftaleno’, que son los mayores
causantes de problemas respiratorios que enfrentan las personas que usan
plaguicidas de forma constante.
Por otra parte, un problema que confrontan los
agricultores que usan los plaguicidas de manera ilegal es que no utilizan la
vestimenta apropiada para hacerlo, en muchas ocasiones, por lo costoso que
resulta adquirirla y agencias como el DA y la EPA no hacen lo propio por tomar
cartas en el asunto.
“Aquí (Puerto Rico) muchos agricultores y agrónomos
no utilizan el equipo correspondiente para el riego de plaguicidas. El DA sabe que esto es ilegal pero no hace
nada para detener esta práctica que cada día es más usual en el País. Realmente es muy costoso para Agricultura
darle a cada agricultor un overol, máscara, botas, gafas, respirador y guantes.
No hay forma de saber qué tan peligroso
es un plaguicida ilegal porque no está registrado de acuerdo a los requisitos
de fabricación exigidos por la EPA”, indicó Carlos Vélez, asistente de
investigación de la empresa Monsanto, en Isabela.
Pero esto no es todo, la lista de personas
fallecidas por esta inacción va cada vez en aumento, al punto que en muchos
hospitales del País, cuando llega un agricultor muerto o pereciendo, lo primero
que hacen es preguntarle a los familiares si el paciente hacía uso constante de
estos materiales y, de ser la respuesta afirmativa, son pocos los exámenes a
los que estos son sometidos porque se da por sentado la causa de su
fallecimiento.
Santa Ocasio pasó por una experiencia similar tras
el deceso de su hermano Juan Ocasio a los 67 años de edad. “Mi hermano
murió hace cinco años, según me dijeron los médicos, a causa de un cáncer de
pulmón que le dio. Siempre estaba en la
finca (Las Cerezas, en Arroyo) echándole plaguicidas y herbicidas a los árboles
para que tuvieran buena cosecha. Se iba
temprano en la mañana y regresaba entrada la tarde. Se lo detectaron en el 2007 en etapa 4 y duró
más que tres meses. Cuando llegamos al
hospital me preguntaron si era agricultor y me dijeron que había muerto por la
inhalación excesiva de plaguicidas a la que estuvo expuesto durante tantos años”.
De la misma forma, ha habido casos como el de Ivia Torres, quien tras
ser diagnosticada con cáncer de garganta a sus 57 años, pensó que su mundo
acabaría. No obstante, su gallardía,
fuerza y determinación, le ayudaron a mantenerse en pie de lucha y así venció
el cáncer.
“Recuerdo que cuando me detectaron cáncer pensé que ese era el final
para mí porque ya estaba en etapa dos.
Cuando “Fito” (su esposo) no estaba en la finca, yo me encargaba de su
mantenimiento y para nosotros sigue siendo un rito el rociar las plantaciones
con plaguicidas agrícolas para evitar que sean contaminadas con bacterias y
enfermedades como pasó ahora con el ‘citrus greening’. Pero todo pasó porque yo pasaba largas horas
en el almacén y la inhalación combinada con el riego de los químicos fue lo que
me causó el cáncer”.
Torres, quien además es la propietaria de la finca La Mayorquina, en
Adjuntas, añadió que, “no hay nada más lindo que disfrutarse la vida y
compartir con la familia haciendo lo más que nos gusta. Creía que me iba a morir y hasta el momento,
me he disfrutado cada día como si fuese el último”.
Cabanillas subrayó que “La realidad es que no importa si la tasa de
mortalidad a causa de la exhibición a los plaguicidas aumenta o disminuye. Lo importante es que las agencias pertinentes
hagan su trabajo y velen por la seguridad de los ciudadanos. Porque por uno que reprendan, habrá dos o
tres que dejarán de hacer lo que no es legal”.
Diciembre
2013
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