Lexamarie Matos Vargas
Estudiante de Periodismo
Escuela de Comunicación Ferré Rangel
Universidad del Sagrado Corazón
Los
sordos, el paquete olvidado del
Departamento Educación
(Editorial)
El sistema de
educación del país tiene tres maneras de liberarse del “paquete” que representa
para ellos los estudiantes sordos. La primera es hacerse de la vista larga y
esperar que algún padre grite, la segunda es contratar a un intérprete para que
sea la escuela del estudiante y, como última opción, pagar para que otro se
encargue de la educación del alumno. Esta última opción es parecida a la de un
padre que abandona a su hijo y la única responsabilidad que tiene es pagar la
pensión.
El Departamento
de Educación (DE) promueve una educación inclusiva, pero los estudiantes sordos
son víctimas de una constante exclusión.
Se mantienen aislados de su entorno escolar y educación debido a que la
única ayuda que reciben del Departamento es un asistente de comunicación o una
compra por servicio para mantenerlos a todos juntos en una escuela
especializada para ellos y sin interacción alguna con el mundo y sus
circunstancias. El sistema los mantiene en un proceso de estancamiento
educacional.
Los datos del
Censo del año 2000 reflejaban un total de 934,674 personas mayores de 5 años de
edad con algún impedimento y aproximadamente 150,000 de esas personas eran
audio impedidas, lo que equivale a un 16.8 por ciento del total de la población
de la Isla. Estas son unas cifras muy significativas y aunque podríamos deducir
que ese número va en acenso, esa es la última estadística en la que se contó a
esta población.
Abecedario en lenguaje de señas |
Razones como estas
causan la marginación total de esta población, la cual cada día se siente más
atropellada y discriminada, si nos dejamos llevar por la cifra del año 2000 y
la comparamos con la cantidad de estudiantes sordos matriculados en el
Departamento que son 671. Los mismos marcan una proporción inestable de
estudiantes en el programa.
No obstante, en
respuesta a estas cifras los directores del gobierno dicen estar haciendo lo
correcto y admiten no tener el control de la evidente deserción escolar de los
sordos.
Por otra parte,
las pocas leyes que los cobijan son eludidas e incumplidas. Lo más alarmante es
que el propio DE no conoce la necesidad de esta población porque las escasas
ayudas que reciben provienen de entidades subcontratadas que no guardan
relación directa con ellos.
Como si fuera
poco, nadie se hace responsable de monitorear o supervisar esta limitada
educación. Mientras el Departamento dice que se hace cargo, las compañías
privadas dicen lo contrario y se atribuyen esa labor.
Otro de los
grandes problemas es la desinformación
que existe acerca de esta población que posee su propio idioma y
cultura. Y aunque Ley 181
del 2004 designó una Semana de
la concienciación sobre derechos de la comunidad sorda, la única actividad que se realiza es una marcha del
colegio San Gabriel en octubre. No obstante, los estudiantes
sordos continúan pasando como extranjeros
por un sistema que los priva de los derechos y los mantiene en el
anonimato, sin un lugar óptimo para
estudiar y sin profesionales preparados que los atiendan. Confiamos en que el
DE provea los servicios necesarios a estos jóvenes estudiantes con prontitud.
Extranjeros en su
propio país
Nota del
editor: Hoy daremos inicio a una serie investigativa que abarca la situación de
inestabilidad educativa para los sordos en Puerto Rico. En este reportaje
revelaremos la falta de integración de los estudiantes sordos al
salón de clase y el entorno escolar en las escuelas públicas del país.
¿Te
imaginas ser un extranjero en un país con una cultura e
idioma totalmente diferente y sin conocer a nadie?
Seguramente sentirás ansiedad, inquietud,
impotencia, y probablemente pasarías desapercibido.
Esta puede ser la
realidad que viven muchos estudiantes sordos cuando deciden ir al salón de
clases del sistema público de educación. Se encuentran con una barrera social
en el proceso de enseñanza y aprendizaje que los margina en un escenario
del cual se supone sean parte.
Tal
es el caso del joven Emmanuel Cuadrado Ramos de 16 años de
edad, quien hace ocho años decidió entrar a la Escuela
Especializada en Bellas Artes Pablo Casals (EEBA), en Bayamón.
A su entrada no se imaginó que se convertiría en el primer sordo en
ingresar a la institución, y que su llegada dejaría en evidencia los
obstáculos que se interponen entre el ser humano y su deseo
de desarrollarse académicamente.
Los primeros años
de enseñanza de Cuadrado Ramos fueron “home
schooling” (educación en el
hogar), donde por medio de una maestra aprendió el lenguaje
de señas y las materias básicas como: Español, Matemáticas,
Inglés, Estudios Sociales y Ciencias. Sin embargo, el joven
descubrió a sus 12 años de edad su pasión por el arte,
particularmente la pintura y el dibujo. Fue entonces cuando vio en la EEBA la
opción idónea para crecer en el ámbito de las artes.
“Yo quiero ser un gran artista y que el mundo me vea a mí a través de mis
obras de arte, yo soy sordo pero eso no me hace menos”, expresó Cuadrado Ramos
al recordar que cuando ingresó a la escuela se
sorprendió al saber que su maestra de arte desconocía el lenguaje
de señas.
El estudiante describió sus primeras tres semanas de clases
como un “desastre”, porque su deseo de aprender arte
se interrumpió por la falta de intérprete, ya que el
Departamento de Educación (DE) se encontraba en el proceso de designarle uno.
“Yo me sentí muy decepcionado y sin ganas de venir más a la escuela porque
constantemente me sacaban del salón de clase para llevarme con la maestra de
educación especial, como si yo fuera un estorbo en cada espacio de la escuela”,
relató el joven con indignación recordando el proceso.
Según la Ley 136 del 1996, conocida como la Ley
para Personas con Impedimentos (ADA, por sus siglas en inglés), las
agencias gubernamentales deberán proveer un intérprete a las personas
sordas cuando soliciten servicios, incluyendo lugares
dedicados al arte.
El retraso en
la designación del intérprete llevó a la maestra de
Educación Especial Zenonita Traverso Bonilla a recomendar a los familiares de
Cuadrado Ramos la contratación de servicios privados de este
recurso. “Yo veía a Emmanuel retraído, disgustado y me preocupaba
porque yo no sé interpretar […] yo podía hablar lo básico y
escribirle lo que daban en la clase, pero hasta ahí”, dijo Traverso
Bonilla.
Aunque la familia
de Cuadrado Ramos siguió las recomendaciones de contratar los servicios
privados de una intérprete, la decisión no trasformó el entorno de
aislamiento en el cual se encontraba el joven.
Desde entonces
comenzó la lucha de Traverso Bonilla por la inclusión
del estudiante sordo al salón de clase
y la reestructuración del plantel
escolar para incorporar al estudiante. La maestra se planteó
como objetivo integrar las clases de señas como
una disciplina electiva para todos los alumnos.
“Desde que
Emmanuel llegó a la escuela y nos enteramos de que era sordo, siempre teníamos
esa necesidad, tanto los estudiantes como los maestros, de que se
brindaran clases de señas, pero por razones ajenas a nuestra voluntad no
se pudo”, manifestó Traverso Bonilla.
La también
maestra del programa de educación especial explicó que Ángela
Cruz Rodríguez, intérprete profesional del estudiante, intentó dar
algunas clases, pero el tiempo era limitado, esporádico
e inestable.
Añadió además, que
“aunque él (Cuadrado Ramos) intentaba comunicarse con sus compañeros, los
estudiantes no se atrevían a acercarse por miedo a que no lo pudieran entender
y siempre él lucía callado y retraído”, explicó.
No obstante, la
Ley 348 de 2009 establece que se debe incluir un curso de lenguaje de señas en
el currículo de clases de toda escuela pública en la que esté matriculado uno o
más estudiantes sordos y sordos parciales para fomentar la integración de este
lenguaje en cursos regulares.
Tanto la
maestra como la intérprete coincidieron que desde que Cuadrado
Ramos ingresó hace cinco años, sólo han logrado por méritos
propios algunos cambios dentro del plantel escolar, como lo son
carteles escritos en señas y rotulaciones en las carreteras.
“Los carteles
como los rótulos los hemos pagado nosotras con nuestro bolsillo
y en una mínima parte
el municipio”, indicó Traverso Bonilla.
Por otro
lado, Traverso Bonilla añadió que algunos maestros han optado
por recurrir a un contacto directo con el estudiante y
simultáneamente escriben en la pizarra todo lo que hablan.
“Se tocaron
puertas en el Departamento de Educación pero ellos no proveen esas ayudas, lo
único que ofrecen son adiestramientos de cómo tratarlos, pero si algún
maestro quiere comunicarse de manera directa con el estudiante sordo tiene que
recurrir a clases privadas para aprender lenguaje en señas”, señaló
Traverso Bonilla luego de explicar la deficiencia
que existe en el sistema de educación pública.
Como un segundo
intento surge la iniciativa de la joven Carla Galán
Canales de noveno grado, quién al ver el problema de
comunicación existente entre Cuadrado Ramos y los
estudiantes, decidió acercarse a Traverso Bonilla para
proponerle ser su mentora en el proyecto “Mis manos hablan”, una
idea dedicada a la comunidad sorda como parte de su labor como
“Girl Scout” de la tropa 334.
“Se solicitaron
varios permisos para ofrecer clases en señas en el horario de
almuerzo y las brindamos porque queríamos que las clases fueran
dentro del horario escolar”, informo Traverso Bonilla.
De este modo, los
estudiantes almorzaban rápidamente y luego de 11:30 a.m.
a 12:30 p.m., cogían las clases de lenguaje de seña, mientras los
maestros las recibían de 12:30 p.m. a 2:30 p.m. por medio
de un recurso voluntario.
“Verle la
cara a Emmanuel cuando vio a todas las personas interesadas en aprender
señas es un sueño y un logro para la comunidad de sordos, porque
es una de las subculturas más olvidadas que muchas veces ni se
pueden defender porque no escuchan el mundo que les rodea”, explicó emocionada
la maestra.
Según Traverso
Bonilla, el proyecto se mantuvo en la escuela durante los meses de
marzo y abril de este año porque luego el DE prohibió cualquier tipo
de actividad con la llegada de las pruebas puertorriqueñas, y
posteriormente el intérprete que ofrecía las clases de señas de manera gratuita
no podía ofrecerlas más por razones personales.
“Tuvimos
muchos problemas administrativos para lograr esto, en ocasiones las clases no
se podían ofrecer porque no había un salón disponible y aunque había mucho
interés de aprender señas, al principio fueron alrededor de 30 estudiantes
y luego fue bajando la asistencia debido al horario incómodo que teníamos para
darlas”, añadió la maestra de educación especial.
La maestra añadió
que desde entonces hasta la fecha actual ha solicitado otro intérprete para
continuar las clases de señas, sin embargo, no ha obtenido
respuesta del DE.
“Esto no es un
capricho sino una necesidad, como Emmanuel hay muchos estudiantes de la
comunidad sorda que tienen muchos deseos de superación y si el Departamento no
fomenta la inclusión esta comunidad seguirá siendo marginada”,
reafirmó Traverso Bonilla
Actualmente, la
estudiante continúa atravesando por la misma situación y en este semestre
escolar entraron otros dos estudiantes sordos quienes, según
Traverso Bonilla, tienen los mismos problemas.
“El discrimen
y el egoísmo han llegado tan lejos que pretendemos que el sordo se
adapte a nuestro mundo en vez de nosotros adaptarnos […] ellos son
iguales a todos nosotros, solo que algunos necesitan un aparato para
escuchar al igual que muchos necesitamos espejuelos para ver, así que
tenemos que tratarlos con igualdad”, declaró Traverso
Bonilla.
Por otra
parte, Carlos Beltrán, secretario de Educación Especial, admitió no haber
compartido mucho con la comunidad sorda en el tiempo que lleva en su
puesto y considera que la población sorda cuenta con la
inclusión necesaria.
“Nosotros
hacemos lo que podemos para ayudar a todos los estudiantes con
incapacidades, tratamos a la comunidad sorda como parte de un todo
del programa de Educación Especial”, explicó Beltrán.
Aunque
en 2009 se aprobó la Ley 348 para incluir el curso de lenguaje
en señas al currículo de clases de
toda escuela pública elemental en la que estén matriculados uno o
más estudiantes sordos para fomentar la integración, la misma no se ha
implantado satisfactoriamente.
“Por
el momento, no podemos integrar lenguaje de señas en las escuelas porque
tendríamos que restructurar el currículo de clases completo y por el
momento no hay presupuesto para eso”, destacó Beltrán.
De igual forma añadió que actualmente los maestros no
reciben ningún tipo de adiestramiento sobre cómo integrar al
estudiante sordo al salón y al entorno escolar.
Nota del editor: Mañana, en la
segunda parte de la serie investigativa que abarca la inestabilidad
educativa para los sordos en Puerto Rico, hablaremos sobre la
falta de intérpretes en agencias gubernamentales y regulaciones en las
certificaciones para ser intérpretes.
Educación para
sordos: ¿en manos de cualquiera?
Nota del
editor: Este es el segundo reportaje de la serie investigativa
que abarca la situación de inestabilidad educativa para los sordos en Puerto
Rico. En el mismo expondremos la falta de intérpretes en agencias
gubernamentales y regulaciones en las certificaciones para ser intérpretes.
En la oficina del
Departamento de Educación (DE) división de Educación Especial se encuentran
varios padres con papeles en manos a la espera de ser atendidos. A su
llegada, se acercan silentes al vestíbulo
para encontrar respuestas a sus interrogantes.
En su
turno, una mujer de aproximadamente 45 años de edad intenta
explicar su situación a través del único idioma que ha conocido durante
toda su vida: el lenguaje en señas. Sin embargo, la respuesta
que recibió no fue muy alentadora. Se escuchó al fondo la orden de
uno de los empleados de turno decir: "siéntese un momento porque no
tenemos un intérprete ahora”.
María García
Ojeda, quién es sorda de nacimiento, protagonizó esta
situación en busca de un intérprete para su hijo, quien también es sordo.
“Esto me pasó
recientemente y estoy decepcionada, me he asesorado legalmente y no pienso
tomar acción legal, pero si no le ponen un intérprete a mi hijo me veré en la
obligación de demandar”, sostuvo García Ojeda.
Aun
cuando el artículo 1 de la Ley 136 de 1996 indica que
todas las agencias gubernamentales deben tener intérpretes para que asistan a
las personas que no pueden comunicarse oralmente, el secretario de
Educación Especial Carlos Rodríguez Beltrán indicó que
en la Secretaría Asociada de Educación Especial no hay intérprete
porque no todos los días los visita una persona con problemas
auditivos.
Rodríguez
Beltrán añadió que el único servicio de intérpretes que provee
el Departamento es a través de la compañía subcontratada Sing Langage Interpreters Puerto Rico (SLI) y que el
servicio es solo para los niños.
La
compañía SLI lleva más de seis años trabajando con el DE y
la entidad ofrece cursos de lenguaje en señas en diversos niveles.
Cuenta, además, con un banco de intérpretes “freelance”, los cuales trabajan directamente con el
DE.
Entre los
intérpretes que trabajan bajo esta subcontratación se encuentra Celimar Rivera
Cosme quien se expresó abiertamente en contra del procedimiento
que el DE tiene con los intérpretes y la comunidad sorda. Rivera Cosme fue
enfática en que para ella es inaceptable que en la oficina
de Educación Especial no haya al menos un intérprete todo
el tiempo, ya que la sordera, en ocasiones, es una enfermedad
cognitiva y al igual que el hijo, los padres pueden ser sordos.
“Yo he estado en
los dos lados, como consumidora y también como intérprete, por eso
reconozco que el proceso para proveer un intérprete a un sordo es ineficiente y
son los padres los que se encargan de conseguir el mismo, la escuela no
mueve un dedo”, dijo Rivera Cosme quien también es parcialmente
sorda.
Rivera
Cosme agregó que los problemas existentes con los intérpretes son
muchos y aseguró que no todos poseen un bachillerato en
interpretación como ella, sino que la mayoría cuenta con tres cursos de 30
horas.
“A nosotros nos
exigen bien poco, por tener más intérpretes, los reclutan sin distinción y
es que no existe regulación alguna, y quienes se afectan son los niños porque
no reciben el material correctamente, ni al nivel que los estudiantes
requieren”, sostuvo Rivera Cosme, quien actualmente forma parte de los intérpretes
de la compañía SLI.
Sin embargo, la Ley
136 fue creada por la escasez de intérpretes y cuyo
problema se pretendía atender con adiestramientos cortos para
los mismos, pero luego de 12 años comprobaron que la estrategia no era
efectiva, porque el lenguaje en señas es un idioma mucho más complejo. Es por
eso que, en 2009 se presentó por petición un proyecto en la Cámara de Representantes
para crear una Junta Examinadora de Intérpretes de Lenguaje en Señas del Estado
Libre Asociado de Puerto Rico con la intensión de conceder licencias y
revalidar a los intérpretes. No
obstante, el proyecto no fue aprobado.
A raíz de
la necesidad de tener un ente regulador para
los intérpretes, nació el Registro de Intérpretes para
Sordos de Puerto Rico, Inc. (RISPRI), una corporación sin
fines de lucro que tiene como misión cuidar los intereses de la
profesión y proveerle adiestramientos y mentoría a los
intérpretes para lograr un nivel adecuado de interpretación que beneficie
a los estudiantes sordos, sus emisores y receptores.
El presidente
de RISPRI Jorge Santiago O’Neill destacó que el DE no tiene
una fórmula de evaluación para los intérpretes porque en el
proceso actual se le delega a las compañías subcontratadas, las
cuales realizan internamente la valoración de las aptitudes
de los profesionales.
“Actualmente en
Puerto Rico no existe una práctica correcta de utilización de los
llamados “asistente de comunicación”, mejor conocidos como intérpretes,
porque no hay un regulador y esto ocasiona repercusiones negativas en
la educación de la comunidad sorda”, precisó Santiago O’Neill.
Aunque RISPRI no
trabaja con del departamento, Santiago O’Neill mencionó que
están dispuestos ayudarlos como entidad reguladora a velar por las
cualidades necesarias que todo asistente de comunicación debe tener
como conocimiento de la cultura sorda, un grado de educación adecuado,
educación continua y los estándares de conocimiento y
ejecución correcta.
“Lamentablemente
no todos los intérpretes que trabajan en el departamento cuentan con
esas cualificaciones y es ahí cuando el estudiante se ve
afectado, porque el único que sabe lenguaje de señas en su
aspecto educativo es el intérprete, que apenas sabe lo que dice”,
añadió Santiago O’Neill.
Del mismo
modo, Santiago O’Neill dijo que existe un problema serio de
información, ya que las personas confunden a los
intérpretes con los maestros en señas y ambas profesiones
son muy diferentes. El maestro es un educador del lenguaje
en señas o imparte una materia regular por medio del
idioma y el intérprete es un comunicador que estudia el idioma para
ser mediado de una comunicación efectiva.
Según
el Presidente, la confusión surge porque no hay
un bachillerato para ser educador de señas en la Isla,
solo existe un bachillerato para estudiar el lenguaje. Por
lo que las personas que desean estudiar para ser maestros en leguaje
en señas deben estudiar pedagogía primero y luego el
lenguaje.
“La
desinformación es el principal problema que tiene esta comunidad y por eso hay
tanta diversidad de lenguaje en señas porque los propios intérpretes
están tomando el rol de un maestro y ahí comienzan las historias de horror
de los estudiantes”, puntualizó Santiago O’Neill.
No
obstante, el subtesorero de RISPRI Gordon Vernon expuso
que, según muchas investigaciones, el leguaje en señas es un idioma,
al igual que el inglés y el español. En la Isla, al igual que en
Estados Unidos, se utiliza el lenguaje de señas americano (ASL). En
el caso de Puerto Rico, el país no cuenta con uno propio y en ocasiones
hay que crear algunas señas nuevas acorde con la cultura.
“No existe tal
cosa como leguaje de señas en inglés o español, eso es un concepto erróneo que
causa que haya tanta diversidad de señas y por la escasa supervisión y
unificación todas las instituciones de enseñanza, lo enseñan a
su modo porque no entienden y no hay una estructura”,
dijo Vernon.
Como
consecuencia, los que atraviesan el trago amargo son los
estudiantes sordos quienes llegan a estudiar y la única persona que los puede
ayudar a no estar enajenados de lo que pasa a su alrededor, no está
prepara, indicó Ricardo Rivera Dávila, estudiante sordo de la Universidad
del Turabo.
“Desde que
estudié en la escuela y ahora en la universidad nada ha cambiado,
no están preparados, porque yo me doy cuenta, cuando en la clase
están dando mucho materia y a mí solo me interpretan una pequeña
parte, como si yo fuera bruto, ¡caramba! yo quiero aprender”, dijo
Rivera Dávila.
Rivera
Dávila expresó que toda su vida como estudiante ha tenido que lidiar
con experiencias incómodas con intérpretes que llegan tarde o
simplemente no utilizan correctamente las señas.
“Yo tengo
que ser muy paciente porque la designación de los intérpretes tanto en
escuela, como la universidad es toda una aventura, por más entusiasmado que
estuviera cada semestre escolar siempre tenía que esperar mínimo un mes
para que llegara uno”.
El estudiante
describió el proceso como desesperante y frustrante, añadiendo que en la
espera del intérprete, los estudiantes sordos no son nadie en la
institución y que cuando finalmente llegan y piensan que todo estará en
orden se encuentran con una gran decepción.
Con un caso muy
similar se enfrentó la estudiante Rebeca Leonard Soto (ESSG), de 20 años,
quien relató el momento en que ingresó a la Escuela Superior
Georgina Baquero, en Canóvanas, luego de haber estudiado en la
Christian School and Chapel for the Deaf, Inc. (colegio
cristiano de sordos), en Luquillo.
Leonard Soto
comentó que en los primeros seis meses de clase en la escuela pública ESSG
no tenía intérprete, ya que el DE no le asignaba uno.
“Cuando yo
entré a la escuela me sentí sola, nadie me hablaba y cuando
finalmente me ponen un intérprete, ella no sabía ni lenguaje en
señas”, dijo Leonard Soto al explicar que tuvo que enseñarle
lenguaje de señas a su propia interprete para que ella la acompañara
al salón de clase.
Asimismo y a pesar de que la Ley 44 del 2 de julio de
1985 prohíbe el discrimen contra las personas con impedimentos, Leonard
Soto indicó que sufrió de burla y exclusión de maestros y estudiantes que
la rechazaban y se mofaban de su discapacidad auditiva.
También narró como el sistema educativo del DE fue lo peor que le
pudo pasar en su vida y agrega que siempre prefirió las escuelas
privadas.
“Yo me sentía
feliz en el colegio de sordos de Luquillo, pero ya mis padres no podían pagar
más ese colegio y para sentirme preparada para la universidad tenía que conocer
como era estudiar con oyentes, porque en Puerto Rico no hay universidades para
sordos”, explicó Leonard Soto.
Ante estos
problemas, el secretario de Educación Especial Rodríguez Beltrán expresó sentirse
enajenado de estas situaciones, ya que a cada director de plantel
escolar le correspondía evaluar y supervisar lo que está ocurriendo.
“El programa
individualizado que tiene el programa de Educación Especial se demora de cinco
a seis meses. Es por eso que en ocasiones el intérprete se designa tarde.
Por otra parte, le corresponde a cada
maestro de educación especial evaluar el trabajo de T-2 como le
llamamos en el DE a los intérpretes”, dijo Rodríguez
Beltrán
Nota del editor: Mañana tendremos
la última parte de la serie investigativa que abarca la inestabilidad
educativa para los sordos en Puerto Rico, expondremos el cierre y escasez de escuelas, y la deserción
escolar de sordos.
Extra
limitados por sus discapacidades
Nota
del editor: Hoy presentamos el último reportaje de la serie investigativa que
abarca la situación de inestabilidad educativa para los sordos en Puerto Rico,
en el mismo expondremos el cierre y
escasez de escuelas, y la deserción escolar de sordos.
Tienen
ganas de echar hacia delante, ver sus sueños hechos realidad, pero se
encuentran con una carrera de obstáculos que los hace pensar que están
limitados por su discapacidad. Este es el sentir de muchos de los estudiantes
sordos en Puerto Rico, que piensan que el sistema de educación los empuja a ser
desertores escolares.
“Yo
no continué estudiando porque no me sentía parte de ninguna escuela, si es una
escuela de sordos te tratan como brutos y si es de oyentes es igual. En Puerto
Rico no hay espacio para los sordos como yo que quieren progresar”, expreso
Danny Báez Oyola de 25 años.
Báez Oyola
explica como sus ganas de estudiar y ser ingeniero se paralizaron a sus 15 años de edad, luego de realizar varios
intentos junto a su madre Emily Oyola Rivera en diferentes escuelas, públicas y especializadas en sordos.
“Yo entré a
estudiar en la escuela pública y como todos eran oyentes la intérprete que me
puso el Departamento era mi única escuela, pero ella no se esmeraba por
traducirme todo, ella prefería escribirme en la libreta y ya”, Báez Oyola
indicó con gestos de enojado.
Sin embargo,
aunque Báez Oyola intentó estudiar en la escuela pública Nicolás Sevilla en Toa
Alta, su madre Oyola Rivera notó la incomodidad y resistencia de su hijo por la
escuela, y en busca de otras opciones acudió al Colegio San Gabriel en Hato
Rey.
“Danny estaba
triste, desanimado y sin ganas de
estudiar y yo dije ‘tengo que hacer algo’ y ahí es donde entra al colegio en
donde al principio todo iba bien y después estaba amargado, negativo y molesto con los maestros del colegio”,
sostuvo Oyola Rivera, de 48 años.
No
obstante el ex estudiante detalló que su incomodidad con el Colegio San Gabriel
de niños sordos no era puro capricho sino que él notaba como las maestras, por ser oyentes, no los
comprendían e intentaban que ellos como sordos se parecieran más a los oyentes.
“Yo
podía tener una duda y la maestra en vez de explicarme la duda pensaba que no
entendía y me trataba como nene de ‘kindergarden’ como si yo fuera un bruto, porque para comprender mi cultura
sorda no basta con saber señas”, señaló Báez Oyola, añadiendo que muchos
compañeros, al igual que él, también se fueron del Colegio San Gabriel.
La madre del
estudiante secundó las palabras de su hijo, criticando la manera de enseñanza
del Colegio, incluso aseguró que no hay diferencia entre las escuelas públicas
y el mismo, ya que ambas instituciones marginan al sordo.
“Mi
niño se trasformó y aunque me dolió ver que abandonara los estudios yo lo apoyé,
él era un niño soñador, positivo y el sistema educativo de este país me le destruyó los sueños”, manifestó la madre con
lágrimas.
Al
igual que el estudiante Báez Oyola, Ricardo Rivera Dávila también fue
estudiante del Colegio San Gabriel durante los grados de primero a noveno y
aunque continúo sus estudios, considera que el colegio no provee una educación
sobresaliente.
“En el Colegio
San Gabriel, sí te puedo decir que aprendí, pero si fuera a calificarlo le
daría una ‘C’ de que no estuvo mal. Cuando fui a Estados Unidos era distinto
porque a diferencia de aquí, todas mis necesidades estaban cubiertas”,
respondió Rivera Dávila.
“No me gustaba la
educación del colegio, todos los maestros son oyentes y no creen que la comunidad
sorda puede hacer las cosas, yo siento que nos subestiman y piensan que no
vamos a poder”, indicó el estudiante de 22 años.
Rivera Dávila
dijo que sus deseos por superarse comenzaron cuando se fue en décimo grado a
estudiar a la Model Secondary School for the Deaf (MSSD) en Washington DC, una
escuela únicamente para sordos en donde inclusive los maestros eran sordos.
“Yo
decidí regresar a Puerto Rico porque quería graduarme de la universidad y ser
ejemplo para otras personas sordas. Si yo pude significa que nosotros como
sordos podemos, por eso me fajé, me
enrollé las mangas y me puse a estudiar
y eso es lo que quiero que hagan mis amigos del colegio ya que casi
ninguno continuó sus estudios”, explicó Rivera Dávila quien actualmente estudia
contabilidad en la Universidad del Turabo.
Según los datos
del Censo las últimas estadísticas sobre las personas con deficiencias
auditivas o sordera se realizaron en año 2000 y se contaron 150,000 personas,
lo que equivale a un 26.8 por ciento de la población total de la Isla. Como
dato sobresaliente, a esta comunidad no se les ha contado en ninguna
estadística actual, lo representa una dificultad para el Departamento.
De mismo modo
Magda Toledo, maestra del Colegio San Gabriel, indió que todo depende del estilo
de la maestra y admite que en el plantel existen estilos de enseñanza y
maestros no tan cualificados.
“El colegio hace
lo que puede, hay maestros que imparten clase aquí y solo estudiaron pedagogía
pero no saben leguaje en señas y entre todos los compañeros los apoyamos para
que niños los puedan entender”
Al igual que
Toledo, Katia Rivera Hernández, quien fue practicante del Colegio San Gabriel,
expresa que por más apoyo que reciben estos maestros es difícil que aprendan
sin un estudio previo del lenguaje.
“Es que los
maestros no están preparados y el Departamento se despoja de los estudiantes
mandándolos al Colegio y no monitorean
su educación”, reveló Rivera Hernández.
Por el contrario
la directora ejecutiva del Colegio, Izaskum Capataz Colás sostuvo que el
Colegio cuenta con excelentes profesionales, aunque no negó que en ocasiones
contratan maestros que no conocen mucho del lenguaje en señas.
“Si el maestro no
está preparado le ofrecemos apoyo y le brindamos cursos en señas, esto se da
porque en muchos de los casos no encontramos maestros que conozcan de las
materias y a su vez sepan lenguaje en señas”, indicó Capataz Colás, quien lleva
seis años trabajando en la institución.
La también
psicóloga de nacionalidad española admitió que el DE no realiza ningún tipo de
monitoreo a los estudiantes del colegio y que ellos hacen una evaluación
interna.
Sin embargo el secretario
de Educación Especial Carlos Rodríguez Beltrán contradijo a Capataz Colás
asegurando que ellos realizan monitoreo y evaluaciones a los estudiantes del
colegio. Añadió que no tiene manera de controlar la deserción escolar de los
sordos porque no tienen estadísticas de esta población.
A diferencia de Rodríguez Beltrán, Capataz Colás piensa
que la razón principal por la que los estudiantes sordos están siendo
desertores escolares es por la falta de atención temprana ya que detalló que a
menudo les llegan más estudiantes en pleno desarrollo educativo, y no en sus
comienzos, lo que los estimula a irse.
Hasta el momento
el Colegio San Gabriel cuenta con una matrícula de 52 estudiantes y a pesar de
que la institución es privada, todo estudiante debe pasar por la evaluación del
Departamento de Educación Especial para saber si es elegible para el programa
de compras por servicios. Conforme con las tablas de Departamento actualmente
hay 651 estudiantes sordos matriculados en el programa y la mayoría de ellos se
encuentran en escuelas públicas.
Además del
Colegio San Gabriel, hay dos instituciones educativas para sordos, las cuales
son el Colegio Fray Pedro Ponce
De León , en Ponce, el cual está a punto de cerrar
por tener una baja matrícula de tan solo cinco estudiantes, y el Colegio
Christian School and Chapel for the Deaf (CCSCD), en Luquillo quienes también
cuentan con una baja matrícula de tan solo siete estudiantes y no reciben ayuda
alguna del Departamento.
Betsy Hoke, directora
del CCSCD acusó al Departamento de discriminar contra su institución por ser
cristiano y no católico, ya que el Colegio Fray Pedro Ponce
De León recibe
maestros del sistema educativo y el Colegio San Gabriel tiene compras por
servicio, agregando que el servicio de trasportación era lo único que recibía y
se les retiró hace dos años.
En
respuesta a esto Rodríguez Beltrán aclaró que si se les retiraron esos
servicios fue porque el sistema no se asocia con instituciones que ofrecen
servicio de hospedaje a menores y por tal razón se desvincularon de la
institución.
“También algunos
padres del colegio alegaron que maltrataban a los niños y aunque no se pudo
comprobar, no queremos ser parte de la misma”, concluyo Rodríguez Beltrán
Diciembre 2016
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