16 de diciembre de 2016

Estudiantes sordos sumergidos en el silencio de su discapacidad

Lexamarie Matos Vargas
Estudiante de Periodismo
Escuela de Comunicación Ferré Rangel
Universidad del Sagrado Corazón


Los sordos, el paquete olvidado del  Departamento Educación
(Editorial)

El sistema de educación del país tiene tres maneras de liberarse del “paquete” que representa para ellos los estudiantes sordos. La primera es hacerse de la vista larga y esperar que algún padre grite, la segunda es contratar a un intérprete para que sea la escuela del estudiante y, como última opción, pagar para que otro se encargue de la educación del alumno. Esta última opción es parecida a la de un padre que abandona a su hijo y la única responsabilidad que tiene es pagar la pensión.
El Departamento de Educación (DE) promueve una educación inclusiva, pero los estudiantes sordos son víctimas de una constante exclusión.  Se mantienen aislados de su entorno escolar y educación debido a que la única ayuda que reciben del Departamento es un asistente de comunicación o una compra por servicio para mantenerlos a todos juntos en una escuela especializada para ellos y sin interacción alguna con el mundo y sus circunstancias. El sistema los mantiene en un proceso de estancamiento educacional.

Los datos del Censo del año 2000 reflejaban un total de 934,674 personas mayores de 5 años de edad con algún impedimento y aproximadamente 150,000 de esas personas eran audio impedidas, lo que equivale a un 16.8 por ciento del total de la población de la Isla. Estas son unas cifras muy significativas y aunque podríamos deducir que ese número va en acenso, esa es la última estadística en la que se contó a esta población.
Abecedario en lenguaje de señas
Razones como estas causan la marginación total de esta población, la cual cada día se siente más atropellada y discriminada, si nos dejamos llevar por la cifra del año 2000 y la comparamos con la cantidad de estudiantes sordos matriculados en el Departamento que son 671. Los mismos marcan una proporción inestable de estudiantes en el programa.
No obstante, en respuesta a estas cifras los directores del gobierno dicen estar haciendo lo correcto y admiten no tener el control de la evidente deserción escolar de los sordos.
Por otra parte, las pocas leyes que los cobijan son eludidas e incumplidas. Lo más alarmante es que el propio DE no conoce la necesidad de esta población porque las escasas ayudas que reciben provienen de entidades subcontratadas que no guardan relación directa con ellos.
Como si fuera poco, nadie se hace responsable de monitorear o supervisar esta limitada educación. Mientras el Departamento dice que se hace cargo, las compañías privadas dicen lo contrario y se atribuyen esa labor.  
Otro de los grandes problemas es la desinformación  que existe acerca de esta población que posee su propio idioma y cultura. Y aunque Ley  181 del 2004 designó una Semana de la concienciación sobre derechos de la comunidad sorda, la única actividad que se realiza es una marcha del colegio San Gabriel en octubre. No obstante, los estudiantes sordos continúan pasando como extranjeros  por un sistema que los priva de los derechos y los mantiene en el anonimato,  sin un lugar óptimo para estudiar y sin profesionales preparados que los atiendan. Confiamos en que el DE provea los servicios necesarios a estos jóvenes estudiantes con prontitud.


Extranjeros en su propio país

Nota del editor: Hoy daremos inicio a una serie investigativa que abarca la situación de inestabilidad educativa para los sordos en Puerto Rico. En este reportaje  revelaremos la falta de integración de los estudiantes sordos al salón de clase y el entorno escolar en las escuelas públicas del país. 

¿Te imaginas ser un extranjero en un país con una cultura e idioma totalmente diferente y sin conocer a nadie?  Seguramente sentirás ansiedad, inquietud, impotencia,  y probablemente pasarías desapercibido.  
Esta puede ser la realidad que viven muchos estudiantes sordos cuando deciden ir al salón de clases del sistema público de educación. Se encuentran con una barrera social en el proceso de enseñanza y aprendizaje que los margina en un escenario del cual se supone sean parte. 
        Tal es el caso del joven Emmanuel Cuadrado Ramos de 16 años de edad, quien  hace ocho años decidió entrar a la Escuela Especializada en Bellas Artes Pablo Casals (EEBA), en Bayamón. A su entrada no se imaginó que se convertiría en el primer sordo en ingresar a la institución, y que su llegada dejaría en evidencia los obstáculos que se interponen entre el ser humano y su deseo de desarrollarse académicamente.  
Los primeros años de enseñanza de Cuadrado Ramos fueron “home schooling” (educación en el hogar), donde por medio de una maestra aprendió el lenguaje de señas y las materias básicas como: Español, Matemáticas, Inglés, Estudios Sociales y Ciencias.  Sin embargo, el joven descubrió a sus 12 años de edad su pasión por el arte, particularmente la pintura y el dibujo. Fue entonces cuando vio en la EEBA la opción idónea para crecer en el ámbito de las artes.  
“Yo quiero ser un gran artista y que el mundo me vea a mí a través de mis obras de arte, yo soy sordo pero eso no me hace menos”, expresó Cuadrado Ramos al recordar que cuando ingresó a la escuela se sorprendió al saber que su maestra de arte desconocía el lenguaje de señas.  
El estudiante describió sus primeras tres semanas de clases como un “desastre”, porque su deseo de aprender arte se interrumpió  por la falta de intérprete, ya que el Departamento de Educación (DE) se encontraba en el proceso de designarle uno. 
“Yo me sentí muy decepcionado y sin ganas de venir más a la escuela porque constantemente me sacaban del salón de clase para llevarme con la maestra de educación especial, como si yo fuera un estorbo en cada espacio de la escuela”, relató el joven con indignación recordando el proceso.  
Según la Ley 136 del 1996, conocida como la Ley para Personas con Impedimentos (ADA, por sus siglas en inglés), las agencias gubernamentales deberán proveer un intérprete a las personas sordas cuando soliciten servicios, incluyendo lugares dedicados al arte.  
El retraso en la designación del intérprete llevó a la maestra de Educación Especial Zenonita Traverso Bonilla a recomendar a los familiares de Cuadrado Ramos la contratación de servicios privados de este recurso.  “Yo veía a Emmanuel retraído, disgustado y me preocupaba porque yo no sé interpretar […] yo podía  hablar lo básico y escribirle lo que daban en la clase, pero hasta ahí”, dijo Traverso Bonilla. 
Aunque la familia de Cuadrado Ramos siguió las recomendaciones de contratar  los servicios privados de una intérprete, la decisión no trasformó el entorno de aislamiento en el cual se encontraba el joven. 
Desde entonces comenzó la lucha de Traverso Bonilla por la inclusión del  estudiante sordo al salón de clase y la reestructuración del plantel escolar para incorporar al estudiante. La maestra se planteó como objetivo  integrar las clases de señas como una disciplina electiva para todos los alumnos. 
“Desde que Emmanuel llegó a la escuela y nos enteramos de que era sordo, siempre teníamos esa necesidad, tanto los estudiantes como los maestros, de que se brindaran clases de señas, pero por razones ajenas a nuestra voluntad no se pudo”, manifestó Traverso Bonilla. 
La también maestra del programa de educación especial explicó que Ángela Cruz Rodríguez, intérprete profesional del estudiante, intentó dar algunas clases, pero el tiempo era limitado, esporádico e inestable. 
Añadió además, que “aunque él (Cuadrado Ramos) intentaba comunicarse con sus compañeros, los estudiantes no se atrevían a acercarse por miedo a que no lo pudieran entender y siempre él lucía callado y retraído”, explicó.  
No obstante, la Ley 348 de 2009 establece que se debe incluir un curso de lenguaje de señas en el currículo de clases de toda escuela pública en la que esté matriculado uno o más estudiantes sordos y sordos parciales para fomentar la integración de este lenguaje en cursos regulares. 
Tanto la maestra como la intérprete coincidieron que desde que Cuadrado Ramos ingresó hace cinco años, sólo han logrado por méritos propios algunos cambios dentro del plantel escolar, como lo son carteles escritos en señas y rotulaciones en las carreteras.  
“Los carteles como los rótulos los hemos pagado nosotras con nuestro bolsillo y en una mínima parte el municipio”, indicó Traverso Bonilla. 
Por otro lado, Traverso Bonilla añadió que algunos maestros han optado por  recurrir a un contacto directo con el estudiante y simultáneamente escriben en la pizarra todo lo que hablan.  
 “Se tocaron puertas en el Departamento de Educación pero ellos no proveen esas ayudas, lo único que ofrecen son adiestramientos de cómo tratarlos, pero si algún maestro quiere comunicarse de manera directa con el estudiante sordo tiene que recurrir a clases privadas para aprender lenguaje en señas”, señaló Traverso  Bonilla luego de explicar la  deficiencia que existe en el sistema de educación pública. 
Como un segundo intento surge la iniciativa de la joven  Carla Galán Canales de noveno grado,  quién al ver el problema de comunicación existente entre Cuadrado Ramos y los estudiantes, decidió acercarse a Traverso Bonilla para proponerle ser su  mentora en el proyecto “Mis manos hablan”, una idea  dedicada a la comunidad sorda como parte de su labor como “Girl Scout” de la tropa 334.  
“Se solicitaron varios  permisos para ofrecer clases en señas en el horario de almuerzo  y las brindamos porque queríamos que las clases fueran dentro del horario escolar”, informo Traverso Bonilla.  
De este modo, los estudiantes almorzaban rápidamente y luego de 11:30 a.m. a 12:30 p.m., cogían las clases de lenguaje de seña, mientras los maestros las recibían de 12:30 p.m. a 2:30 p.m. por medio de un recurso voluntario. 
 “Verle la cara a Emmanuel cuando vio a todas las personas interesadas en aprender señas es un sueño y un logro para la comunidad de sordos, porque es una de las subculturas más olvidadas que muchas veces ni se pueden defender porque no escuchan el mundo que les rodea”, explicó emocionada la maestra. 
Según Traverso Bonilla, el proyecto se mantuvo en la escuela durante los meses de marzo y abril de este año porque luego el DE prohibió cualquier tipo de actividad con la llegada de las pruebas puertorriqueñas, y posteriormente el intérprete que ofrecía las clases de señas de manera gratuita no podía ofrecerlas más por razones personales.   
 “Tuvimos muchos problemas administrativos para lograr esto, en ocasiones las clases no se podían ofrecer porque no había un salón disponible y aunque había mucho interés de aprender señas, al principio fueron alrededor de 30 estudiantes y luego fue bajando la asistencia debido al horario incómodo que teníamos para darlas”, añadió la maestra de educación especial. 
La maestra añadió que desde entonces hasta la fecha actual ha solicitado otro intérprete para continuar las clases de señas, sin embargo,  no ha obtenido respuesta del DE. 
“Esto no es un capricho sino una necesidad, como Emmanuel hay muchos estudiantes de la comunidad sorda que tienen muchos deseos de superación y si el Departamento no fomenta la inclusión esta comunidad seguirá siendo marginada”, reafirmó Traverso Bonilla  
 Actualmente, la estudiante continúa atravesando por la misma situación y en este semestre escolar entraron otros dos estudiantes sordos quienes, según Traverso Bonilla, tienen los mismos problemas. 
“El discrimen y el egoísmo han llegado tan lejos que pretendemos que el sordo se adapte a nuestro mundo en vez de nosotros adaptarnos […] ellos son iguales a todos nosotros, solo que algunos necesitan un aparato para escuchar al igual que muchos necesitamos espejuelos para ver, así que tenemos que tratarlos con igualdad”, declaró  Traverso Bonilla.  
Por otra parte, Carlos Beltrán, secretario de Educación Especial, admitió no haber compartido mucho con la comunidad sorda en el tiempo que lleva en su puesto y considera que la población sorda cuenta con la inclusión necesaria. 
         “Nosotros hacemos lo que podemos para ayudar a todos los estudiantes con incapacidades, tratamos a la comunidad sorda como parte de un todo del programa de Educación Especial”, explicó Beltrán.   
         Aunque en 2009 se aprobó la Ley 348 para incluir el curso de lenguaje en señas al currículo de clases de toda escuela pública elemental en la que estén matriculados uno o más estudiantes sordos para fomentar la integración, la misma no se ha implantado satisfactoriamente.  
       “Por el momento, no podemos integrar lenguaje de señas en las escuelas porque  tendríamos que restructurar el currículo de clases completo y por el momento no hay presupuesto para eso”, destacó Beltrán. 
       De igual forma añadió que  actualmente los maestros no reciben ningún tipo de adiestramiento sobre cómo integrar al estudiante sordo al salón y al entorno escolar.

Nota del editor: Mañana, en la segunda parte de la serie investigativa que abarca la inestabilidad educativa para los sordos en Puerto Rico, hablaremos sobre la falta de intérpretes en agencias gubernamentales y regulaciones en las certificaciones para ser intérpretes.  


Educación para sordos: ¿en manos de cualquiera?

Nota del editor: Este es el segundo reportaje de la serie investigativa que abarca la situación de inestabilidad educativa para los sordos en Puerto Rico. En el mismo  expondremos la falta de intérpretes en agencias gubernamentales y regulaciones en las certificaciones para ser intérpretes. 

En la oficina del Departamento de Educación (DE) división de Educación Especial se encuentran varios padres con papeles en manos a la espera de ser atendidos. A su llegada,  se acercan silentes al vestíbulo para encontrar respuestas a sus interrogantes.  
En su turno,  una mujer de aproximadamente 45 años de edad intenta explicar su situación a través del único idioma que ha conocido durante toda su vida: el lenguaje en señas. Sin embargo,  la respuesta que recibió no fue muy alentadora. Se escuchó al fondo la orden de uno de los empleados de turno decir: "siéntese un momento porque no tenemos un intérprete ahora”.  
María García Ojeda, quién es sorda de nacimiento, protagonizó esta situación en  busca de un intérprete para su hijo, quien también es sordo.  
 “Esto me pasó recientemente y estoy decepcionada, me he asesorado legalmente y no pienso tomar acción legal, pero si no le ponen un intérprete a mi hijo me veré en la obligación de demandar”, sostuvo García Ojeda.  
Aun cuando el artículo 1 de la Ley 136 de 1996  indica que todas las agencias gubernamentales deben tener intérpretes para que asistan a las personas que no pueden comunicarse oralmente, el secretario de Educación Especial Carlos Rodríguez Beltrán indicó que en la Secretaría Asociada de Educación Especial  no hay intérprete porque no todos los días los visita una persona con problemas auditivos.  
 Rodríguez Beltrán añadió  que el único servicio de intérpretes que provee el Departamento es a través de la compañía subcontratada Sing Langage Interpreters Puerto Rico (SLI) y que el servicio es solo para los niños. 
            La compañía SLI lleva más de seis años trabajando con el DE y la entidad ofrece cursos de lenguaje en señas en diversos niveles. Cuenta, además, con un banco de intérpretes “freelance”, los cuales trabajan directamente con el DE.  
Entre los intérpretes que trabajan bajo esta subcontratación se encuentra Celimar Rivera Cosme quien se expresó abiertamente en contra del procedimiento que el DE tiene con los intérpretes y la comunidad sorda. Rivera Cosme fue enfática en que para ella es inaceptable que en la oficina de Educación Especial no haya al menos un intérprete todo el tiempo, ya que la sordera, en ocasiones, es una enfermedad cognitiva y al igual que el hijo, los padres pueden ser sordos.
“Yo he estado en los dos lados, como consumidora y también como  intérprete, por eso reconozco que el proceso para proveer un intérprete a un sordo es ineficiente y son los padres los que se encargan de conseguir el mismo, la escuela no mueve un dedo”, dijo Rivera Cosme quien también es parcialmente sorda.  
            Rivera Cosme agregó que los problemas existentes con los intérpretes son muchos y aseguró que no todos poseen un bachillerato en interpretación como ella, sino que la mayoría cuenta con tres cursos de 30 horas.   
“A nosotros nos exigen bien poco, por tener más intérpretes, los reclutan sin distinción y es que no existe regulación alguna, y quienes se afectan son los niños porque no reciben el material correctamente, ni al nivel que los estudiantes requieren”, sostuvo Rivera Cosme, quien actualmente forma parte de los intérpretes de la compañía SLI.  
Sin embargo,  la Ley 136 fue creada por la escasez de intérpretes y cuyo problema se pretendía atender con adiestramientos cortos para los mismos, pero luego de 12 años comprobaron que la estrategia no era efectiva, porque el lenguaje en señas es un idioma mucho más complejo. Es por eso que, en 2009 se presentó por petición un proyecto en la Cámara de Representantes para crear una Junta Examinadora de Intérpretes de Lenguaje en Señas del Estado Libre Asociado de Puerto Rico con la intensión de conceder licencias y revalidar a los intérpretes.  No obstante, el proyecto no fue aprobado.  
A raíz de la necesidad de tener un ente regulador para los intérpretes, nació el Registro de Intérpretes para Sordos de Puerto Rico, Inc. (RISPRI), una corporación sin fines de lucro que tiene como misión cuidar los intereses de la profesión y proveerle adiestramientos y mentoría a los intérpretes para lograr un nivel adecuado de interpretación que beneficie a los estudiantes sordos, sus emisores y receptores.  
El presidente de RISPRI Jorge Santiago O’Neill destacó que el DE no tiene una fórmula de evaluación para los intérpretes porque en el proceso actual se le delega a las compañías subcontratadas, las cuales realizan internamente la valoración de las aptitudes de los profesionales. 
“Actualmente en Puerto Rico no existe una práctica correcta de utilización de los llamados “asistente de comunicación”, mejor conocidos como intérpretes, porque no hay un regulador y esto ocasiona repercusiones negativas en la educación de la comunidad sorda”, precisó Santiago O’Neill. 
Aunque RISPRI no trabaja con del departamento, Santiago O’Neill mencionó que están dispuestos ayudarlos como entidad reguladora a velar por las cualidades necesarias que todo asistente de comunicación debe tener como conocimiento de la cultura sorda, un grado de educación adecuado, educación continua y los estándares  de conocimiento y ejecución correcta.  
“Lamentablemente no todos los intérpretes que trabajan en el departamento cuentan con esas cualificaciones y es ahí cuando el estudiante se ve afectado, porque el único que sabe lenguaje de señas en su aspecto educativo es el intérprete, que apenas sabe lo que dice”, añadió Santiago O’Neill. 
Del mismo modo, Santiago O’Neill dijo que existe un problema serio de información, ya que las personas confunden a los intérpretes con los maestros en señas y ambas profesiones son muy diferentes. El maestro es un educador del lenguaje en señas o imparte una materia regular por medio del idioma y el intérprete es un comunicador que estudia el idioma para ser mediado de una comunicación efectiva.  
Según el Presidente, la confusión surge porque no hay un bachillerato para ser educador de señas en la Isla, solo existe un bachillerato para estudiar el  lenguaje. Por lo que las personas que desean estudiar para ser maestros en leguaje en señas deben estudiar pedagogía primero y luego el lenguaje.  
“La desinformación es el principal problema que tiene esta comunidad y por eso hay tanta diversidad de lenguaje en señas  porque los propios intérpretes están tomando el rol de un maestro y ahí comienzan las historias de horror de los estudiantes”, puntualizó Santiago O’Neill. 
No obstante, el subtesorero de RISPRI Gordon Vernon expuso que, según muchas investigaciones, el leguaje en señas es un idioma, al igual que el inglés y el español. En la Isla, al igual que en Estados Unidos, se utiliza el lenguaje de señas americano (ASL). En el caso de Puerto Rico, el país no cuenta con uno propio y  en ocasiones hay que crear algunas señas nuevas acorde con la cultura.  
“No existe tal cosa como leguaje de señas en inglés o español, eso es un concepto erróneo que causa que haya tanta diversidad de señas y por la escasa supervisión y unificación todas las instituciones de enseñanza, lo enseñan a su modo porque no entienden y no hay una estructura”, dijo Vernon. 
Como consecuencia,  los que atraviesan el trago amargo son los estudiantes sordos quienes llegan a estudiar y la única persona que los puede ayudar a no estar enajenados de lo que pasa a su alrededor, no está prepara, indicó Ricardo Rivera Dávila, estudiante sordo de la Universidad del Turabo. 
“Desde que estudié en la escuela y ahora en la universidad nada ha cambiado, no están preparados, porque yo me doy cuenta, cuando en la clase están dando mucho materia y a mí solo me interpretan una pequeña parte, como si yo fuera bruto, ¡caramba! yo quiero aprender”, dijo Rivera Dávila. 
            Rivera Dávila expresó que toda su vida como estudiante ha tenido que lidiar con experiencias incómodas con intérpretes que llegan tarde o simplemente no utilizan correctamente las señas.  
“Yo tengo que ser muy paciente porque la designación de los intérpretes tanto en escuela, como la universidad es toda una aventura, por más entusiasmado que estuviera  cada semestre escolar siempre tenía que esperar mínimo un mes para que llegara uno”. 
El estudiante describió el proceso como desesperante y frustrante, añadiendo que en la espera del intérprete, los estudiantes sordos no son nadie en la institución y que cuando finalmente llegan y piensan que todo estará en orden se encuentran con una gran decepción. 
Con un caso muy similar se enfrentó la estudiante Rebeca Leonard Soto (ESSG), de 20 años, quien relató el momento en que ingresó a la Escuela Superior Georgina Baquero, en Canóvanas, luego de haber estudiado en la Christian School and Chapel for the Deaf, Inc. (colegio cristiano de sordos), en Luquillo. 
Leonard Soto comentó que en los primeros seis meses de clase en la escuela pública ESSG no tenía intérprete, ya que el DE no le asignaba uno.  
“Cuando yo entré a la escuela me sentí sola, nadie me hablaba y cuando  finalmente me ponen un intérprete, ella no sabía ni lenguaje en señas”, dijo Leonard Soto al explicar que  tuvo que enseñarle lenguaje de señas a su propia interprete para que ella la acompañara al salón de clase. 
          Asimismo y a pesar de que la Ley 44 del 2 de julio de 1985 prohíbe el discrimen contra las personas con impedimentosLeonard Soto indicó que sufrió de burla y exclusión de maestros y estudiantes  que la rechazaban y se mofaban de su discapacidad auditiva. También narró como el sistema educativo del DE fue lo peor que le pudo pasar en su vida y agrega que siempre prefirió las escuelas privadas.  
“Yo me sentía feliz en el colegio de sordos de Luquillo, pero ya mis padres no podían pagar más ese colegio y para sentirme preparada para la universidad tenía que conocer como era estudiar con oyentes, porque en Puerto Rico no hay universidades para sordos”, explicó Leonard Soto. 
Ante estos problemas, el secretario de Educación Especial Rodríguez Beltrán expresó sentirse enajenado de estas situaciones,  ya que a cada director de plantel escolar le correspondía evaluar y supervisar lo que está ocurriendo. 
“El programa individualizado que tiene el programa de Educación Especial se demora de cinco a seis meses. Es por eso que en ocasiones el intérprete se designa tarde. Por otra parte,  le corresponde a cada maestro de educación especial evaluar el trabajo de T-2 como le llamamos en el DE a los intérpretes”, dijo Rodríguez Beltrán    

Nota del editor: Mañana tendremos la última parte de la serie investigativa que abarca la inestabilidad educativa para los sordos en Puerto Rico, expondremos el cierre y escasez de escuelas, y la deserción escolar de sordos.


Extra limitados por sus discapacidades

Nota del editor: Hoy presentamos el último reportaje de la serie investigativa que abarca la situación de inestabilidad educativa para los sordos en Puerto Rico, en el mismo  expondremos el cierre y escasez de escuelas, y la deserción escolar de sordos.

            Tienen ganas de echar hacia delante, ver sus sueños hechos realidad, pero se encuentran con una carrera de obstáculos que los hace pensar que están limitados por su discapacidad. Este es el sentir de muchos de los estudiantes sordos en Puerto Rico, que piensan que el sistema de educación los empuja a ser desertores escolares.            
            “Yo no continué estudiando porque no me sentía parte de ninguna escuela, si es una escuela de sordos te tratan como brutos y si es de oyentes es igual. En Puerto Rico no hay espacio para los sordos como yo que quieren progresar”, expreso Danny Báez Oyola de 25 años.
Báez Oyola explica como sus ganas de estudiar y ser ingeniero se paralizaron  a sus 15 años de edad, luego de realizar varios intentos junto a su madre Emily Oyola Rivera en diferentes escuelas,  públicas y especializadas en sordos.
“Yo entré a estudiar en la escuela pública y como todos eran oyentes la intérprete que me puso el Departamento era mi única escuela, pero ella no se esmeraba por traducirme todo, ella prefería escribirme en la libreta y ya”, Báez Oyola indicó con gestos de enojado.
Sin embargo, aunque Báez Oyola intentó estudiar en la escuela pública Nicolás Sevilla en Toa Alta, su madre Oyola Rivera notó la incomodidad y resistencia de su hijo por la escuela, y en busca de otras opciones acudió al Colegio San Gabriel en Hato Rey.
“Danny estaba triste, desanimado y sin ganas  de estudiar y yo dije ‘tengo que hacer algo’ y ahí es donde entra al colegio en donde al principio todo iba bien y después estaba amargado, negativo  y molesto con los maestros del colegio”, sostuvo Oyola Rivera, de 48 años.
            No obstante el ex estudiante detalló que su incomodidad con el Colegio San Gabriel de niños sordos no era puro capricho sino que él notaba  como las maestras, por ser oyentes, no los comprendían e intentaban que ellos como sordos se parecieran más a los oyentes.
            “Yo podía tener una duda y la maestra en vez de explicarme la duda pensaba que no entendía y me trataba como nene de ‘kindergarden’ como si yo fuera un  bruto, porque para comprender mi cultura sorda no basta con saber señas”, señaló Báez Oyola, añadiendo que muchos compañeros, al igual que él, también se fueron del Colegio San Gabriel.
La madre del estudiante secundó las palabras de su hijo, criticando la manera de enseñanza del Colegio, incluso aseguró que no hay diferencia entre las escuelas públicas y el mismo, ya que ambas instituciones marginan al sordo.
            “Mi niño se trasformó y aunque me dolió ver que abandonara los estudios yo lo apoyé, él era un niño soñador, positivo y el sistema educativo de este país me le  destruyó los sueños”, manifestó la madre con lágrimas. 
            Al igual que el estudiante Báez Oyola, Ricardo Rivera Dávila también fue estudiante del Colegio San Gabriel durante los grados de primero a noveno y aunque continúo sus estudios, considera que el colegio no provee una educación sobresaliente.
“En el Colegio San Gabriel, sí te puedo decir que aprendí, pero si fuera a calificarlo le daría una ‘C’ de que no estuvo mal. Cuando fui a Estados Unidos era distinto porque a diferencia de aquí, todas mis necesidades estaban cubiertas”, respondió Rivera Dávila.
“No me gustaba la educación del colegio, todos los maestros son oyentes y no creen que la comunidad sorda puede hacer las cosas, yo siento que nos subestiman y piensan que no vamos a poder”, indicó el estudiante de 22 años.
Rivera Dávila dijo que sus deseos por superarse comenzaron cuando se fue en décimo grado a estudiar a la Model Secondary School for the Deaf (MSSD) en Washington DC, una escuela únicamente para sordos en donde inclusive los maestros eran sordos.
            “Yo decidí regresar a Puerto Rico porque quería graduarme de la universidad y ser ejemplo para otras personas sordas. Si yo pude significa que nosotros como sordos podemos, por eso  me fajé, me enrollé las mangas y me puse a estudiar  y eso es lo que quiero que hagan mis amigos del colegio ya que casi ninguno continuó sus estudios”, explicó Rivera Dávila quien actualmente estudia contabilidad en la Universidad del Turabo.
Según los datos del Censo las últimas estadísticas sobre las personas con deficiencias auditivas o sordera se realizaron en año 2000 y se contaron 150,000 personas, lo que equivale a un 26.8 por ciento de la población total de la Isla. Como dato sobresaliente, a esta comunidad no se les ha contado en ninguna estadística actual, lo representa una dificultad para el Departamento.
De mismo modo Magda Toledo, maestra del Colegio San Gabriel, indió que todo depende del estilo de la maestra y admite que en el plantel existen estilos de enseñanza y maestros no tan cualificados.
“El colegio hace lo que puede, hay maestros que imparten clase aquí y solo estudiaron pedagogía pero no saben leguaje en señas y entre todos los compañeros los apoyamos para que niños los puedan entender”
Al igual que Toledo, Katia Rivera Hernández, quien fue practicante del Colegio San Gabriel, expresa que por más apoyo que reciben estos maestros es difícil que aprendan sin un estudio previo del lenguaje.
“Es que los maestros no están preparados y el Departamento se despoja de los estudiantes mandándolos al Colegio  y no monitorean su educación”, reveló Rivera Hernández.
Por el contrario la directora ejecutiva del Colegio, Izaskum Capataz Colás sostuvo que el Colegio cuenta con excelentes profesionales, aunque no negó que en ocasiones contratan maestros que no conocen mucho del lenguaje en señas.
“Si el maestro no está preparado le ofrecemos apoyo y le brindamos cursos en señas, esto se da porque en muchos de los casos no encontramos maestros que conozcan de las materias y a su vez sepan lenguaje en señas”, indicó Capataz Colás, quien lleva seis años trabajando en la institución.
La también psicóloga de nacionalidad española admitió que el DE no realiza ningún tipo de monitoreo a los estudiantes del colegio y que ellos hacen una evaluación interna.
Sin embargo el secretario de Educación Especial Carlos Rodríguez Beltrán contradijo a Capataz Colás asegurando que ellos realizan monitoreo y evaluaciones a los estudiantes del colegio. Añadió que no tiene manera de controlar la deserción escolar de los sordos porque no tienen estadísticas de esta población.
A diferencia  de Rodríguez Beltrán, Capataz Colás piensa que la razón principal por la que los estudiantes sordos están siendo desertores escolares es por la falta de atención temprana ya que detalló que a menudo les llegan más estudiantes en pleno desarrollo educativo, y no en sus comienzos, lo que los estimula a irse.
Hasta el momento el Colegio San Gabriel cuenta con una matrícula de 52 estudiantes y a pesar de que la institución es privada, todo estudiante debe pasar por la evaluación del Departamento de Educación Especial para saber si es elegible para el programa de compras por servicios. Conforme con las tablas de Departamento actualmente hay 651 estudiantes sordos matriculados en el programa y la mayoría de ellos se encuentran en escuelas públicas.
Además del Colegio San Gabriel, hay dos instituciones educativas para sordos, las cuales son el Colegio Fray Pedro Ponce De León , en Ponce, el cual está a punto de cerrar por tener una baja matrícula de tan solo cinco estudiantes, y el Colegio Christian School and Chapel for the Deaf (CCSCD), en Luquillo quienes también cuentan con una baja matrícula de tan solo siete estudiantes y no reciben ayuda alguna del Departamento.
Betsy Hoke, directora del CCSCD acusó al Departamento de discriminar contra su institución por ser cristiano y no católico, ya que el Colegio Fray Pedro Ponce De León  recibe maestros del sistema educativo y el Colegio San Gabriel tiene compras por servicio, agregando que el servicio de trasportación era lo único que recibía y se les retiró hace dos años.
            En respuesta a esto Rodríguez Beltrán aclaró que si se les retiraron esos servicios fue porque el sistema no se asocia con instituciones que ofrecen servicio de hospedaje a menores y por tal razón se desvincularon de la institución.
“También algunos padres del colegio alegaron que maltrataban a los niños y aunque no se pudo comprobar, no queremos ser parte de la misma”, concluyo Rodríguez Beltrán


Diciembre 2016

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