Estudiante de Periodismo USC
Videos: Leonardo Santiago Maldonado
No me traten como mujer, soy una transexual
Su angustia en la sala de espera del hospital aumentaba con el pasar de los minutos. La incertidumbre que le causaban los recuerdos del pasado de experiencias en ese mismo hospital la mantenían intranquila. Sospechaba que una vez más su doctor cometería errores por causa de su ignorancia al no saber el tratamiento correcto para su condición.
Por su mente pasaban imágenes de sus amigas más queridas, lastimadas y humilladas al conocerse su verdad. Una verdad de la cual se sentían orgullosas, pero no parecía ser así pues en aquella sala fría no existió ninguna palabra de aliento. Con su dolor a flor de piel y un cuerpo ardiendo en fiebre decidió mostrarse tal cual era, como una transexual.
Así describe Ivanna Fred Millán, una transexual víctima de malos procesos médicos, varias experiencias en los hospitales de Puerto Rico. La transgénero, término que agrupa a todo individuo que rompe con lo que se espera para su género, destacó cómo ha sido señalada y objeto de burlas, lo que ha dificultado su acceso a diversos servicios, entre estos los de salud.
“Una vez fui a uno de los hospitales más conocidos del área metropolitana para atenderme una fiebre intensa. Como tengo silicón en las nalgas tuve que detener al médico y a la enfermera para orientarlos al respecto, porque de lo contrario me habrían inyectado la cantidad incorrecta del medicamento y eso me hubiese podido dar una infección o reacción negativa, como ya le ha pasado a otras”, explicó Fred Millán.
La transexual, quien en un ademán de pura vanidad no quiso revelar su edad, luce un traje sensual sobre su esbelto cuerpo, uñas largas, rostro maquillado y voz femenina. Todos estos elementos la hacen lucir una perfecta apariencia de mujer.
No obstante, a pesar de su imagen femenina, Fred Millán, quien nació como hombre y sintió la necesidad de operar su cuerpo y asimilarlo al de una mujer, ha sentido el discrimen al que suele ser sometida esta comunidad en un sinfín de ocasiones.
“Es bien triste que uno cargue una apariencia femenina y por tener un nombre masculino se burlen de uno. Hay mucho morbo. Por ejemplo, aunque ven que tu apariencia es de una mujer insisten en llamarte por el nombre masculino. Eso duele. De ahí que muchos ni busquen servicios médicos. Es una cuestión de morbo, cuando se supone que sean profesionales”, señaló la transgénero.
Según las circunstancias, esta situación va en contra de la Carta de Derechos del Paciente al violentar la Ley número 194 del 25 de agosto de 2000, cuando expone que se prohíbe que se discrimine en la prestación de servicios de salud, motivado por la diversidad sexual.
Así explica el licenciado Joel Ayala, especialista en asuntos legales de los derechos humanos en la Isla, la situación legal de los transexuales.
“No existen leyes firmes que protejan los derechos de los transexuales en Puerto Rico y en muchas partes del mundo. Pero sí existen protecciones parciales en áreas específicas sobre la identidad de género y la orientación sexual”, detalló el abogado.
Igualmente específica que se considera homofobia o transfobia cuando la intolerancia va dirigida hacia la diversidad sexual y de género. Esto implica una violación inmediata a los principios de dignidad humana, libertad e igualdad que garantiza la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico (ELA).
Ayala también explica que si bien la Constitución del ELA no contempla una protección específica anti discrimen por identidad de género y orientación sexual, hay que puntualizar que cualquier tipo de discrimen afecta la vigencia de los derechos civiles que en ella se consagran.
Mientras tanto, una orden ejecutiva firmada por el pasado gobernador del País, Aníbal Acevedo Vilá, establece como política pública la prohibición del discrimen en el servicio público. La misma prohíbe el discrimen por identidad de género y orientación sexual en el servicio público, tanto en el área del empleo como en la prestación de servicios.
Por su parte, la doctora Alina Alonso, especialista en pacientes transexuales, aseguró que existen limitaciones en los avances del derecho.
“En el discurso científico-natural se ha clasificado el transexualismo como un trastorno de sexualidad. Este dato va enfocado a la invariabilidad de los cromosomas para determinar la legitimidad de la identidad del género de los seres humanos. Esto a su vez propicia la aplicación errónea de conceptos y aún así se adaptan a tal modo en el derecho”, expuso Alonso.
De igual forma, opinó que el discurso jurídico en el sistema de derecho del País se basa en concepciones de la moral tradicional lo que limita significativamente los avances hacia el reconocimiento efectivo de los derechos y la igualdad de la comunidad transexual.
Al momento, las mujeres transexuales entrevistadas y encuestadas mantienen un grado de desesperación grande al solicitar sus servicios médicos.
Jennifer Marín, una mujer transexual víctima de iniquidades en los hospitales, indicó: “El otro día cuando tuve que hacerme un CT Scan, llené un formulario totalmente como una mujer biológica, habían preguntas de cuándo fue mi última menstruación y si alguna vez había quedado embarazada. Cuando el médico se dio cuenta que era transexual, en cuestión de minutos la sala completa estaba en algarabía por mi presencia”, relató Marín.
El licenciado Ayala propone superar el discurso de la moral tradicional en el Derecho y en el discurso científico-natural para atender las realidades de las y los transexuales en el País. Del mismo modo, expuso que debe eliminarse el transexualismo del Manual de Diagnósticos y Estadísticas de Trastornos Mentales (DSM), en su próxima revisión.
De manera similar expone que será retador crear legislación comprensiva para prohibir el discrimen en el sector público y privado, específicamente en la prestación de servicios, y reforzar el acceso a la justicia de la comunidad transexual.
Mañana presentaremos la situación laboral y oportunidades de empleo de las personas transexuales en Puerto Rico.
Resumé de una transexual
Era, como dicen por ahí, “política de todos los días”. El verano pasado llegó a Puerto Rico la noticia de la posible aprobación de una ley contra la discriminación en el empleo (Employment Non-Discrimination Act o ENDA, por sus siglas en inglés), una legislación que prohibiría directamente la discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género.
Por momentos fue una gran noticia, pero sorpresivamente una nueva versión de la ley, que omitía cualquier mención de la identidad de género, desató gran controversia entre organizaciones y activistas LGBT.
El resultado final: la aprobación por parte de la Cámara de Representantes de Estados Unidos de una ley que no incluía protección para la identidad de género, lo que causó aún menos esperanzas para la transexual Jennifer Marín de alcanzar su meta de ser una profesional en enfermería.
“Esta es la realidad de un sinnúmero de transexuales puertorriqueñas a la hora de solicitar empleo en la Isla”, describió la transexual con tono de decepción al enumerar todos los obstáculos que ha tenido que sobrepasar para obtener el empleo por el cual invirtió en una carrera universitaria.
“Desde que decidí estudiar enfermería he sentido el discrimen por ser una transexual. En la universidad la profesora me trataba con desprecio. Insistía en llamarme por mi nombre de varón y casi me obligaba a vestirme con el uniforme de los chicos, cuando mi imagen física era la de una mujer. Ella me decía que de no seguir las reglamentaciones del uniforme podría afectarme en la nota del curso”, explicó Marín.
También confiesa que tener una apariencia femenina es indispensable para que la búsqueda de empleo se facilite. Reveló que en muchas entrevistas de empleo su femineidad ha sido para el patrono un elemento importante a tomarse en consideración para la contratación.
No obstante, a pesar de su imagen femenina, Marín, quien nació como hombre y sintió la necesidad de operar su cuerpo y asemejarlo al de una mujer, ha tenido que comenzar el proceso de cambio de nombre en sus documentos oficiales para tener todas las atribuciones de una mujer al momento de la entrevista de empleo.
“Ya tengo mi licencia de conducir con el nombre de mujer. Esto me ha ayudado mucho porque se omite en muchas ocasiones el morbo que produce saber que soy una transexual. Fue un proceso no tan largo, pero tengo que admitir que haber comenzado mi proceso hormonal en mi adolescencia me facilitó el cambio de mención de nombre en los documentos”, narró la transgénero.
Anteriormente, el ex gobernador de Puerto Rico Aníbal Acevedo Vilá firmó en el 2008 una orden ejecutiva para establecer como política pública el no discrimen en el servicio público, lo que conforma una gran oportunidad para hombres y mujeres transexuales a la hora de obtener un puesto en el gobierno, en un proceso justo de conseguir el empleo solicitado.
“Agradecemos la valentía del acto histórico hecho por el gobernador Acevedo Vilá al dar un paso importante para erradicar el discrimen por orientación sexual e identidad de género en Puerto Rico. Al reconocer un derecho tan fundamental como es la protección contra el discrimen por orientación sexual e identidad de género se le hace justicia a miles de empleadas y empleados públicos que son lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros, que le sirven bien a este pueblo y que merecen un trato igual en el empleo”, señaló el activista de los derechos humanos de la comunidad LGBTT de Puerto Rico, Pedro Julio Serrano.
El portavoz de Puerto Rico Para Tod@s, organización que protege los derechos civiles de la Comunidad Gay, exhortó al gobernador Luis Fortuño a mantener, implantar y ampliar la Orden Ejecutiva que es cónsona con su plataforma de gobierno que promete legislar a tales fines.
“No tan sólo exhortamos al gobernador electo a mantener e implantar dicha orden, sino a adelantar un proyecto de ley a tales fines que no contenga excepción alguna. Estamos dispuestos a colaborar para garantizar que esa propuesta no exima a compañía alguna que aduzca que esta prohibición vaya ‘en contra de sus principios’, como indicara Fortuño recientemente. La prohibición de la discriminación tiene que ser absoluta e incluir protecciones para la identidad de género”, aseveró el líder comunitario.
La Orden Ejecutiva firmada por Acevedo Vilá establece como política pública del Estado Libre Asociado de Puerto Rico que todo servidor público o candidato a empleo público sea reclutado, seleccionado, adiestrado, ascendido, retenido y tratado en todo lo referente a su empleo en consideración al mérito y capacidad sin que se discrimine de forma alguna, incluyendo, pero sin limitarse, a discrimen por razón de raza, color, género o identidad de género, sexo, estado de embarazo, orientación sexual real o percibida, nacimiento, edad, origen o condición social, estatus civil, ideas o creencias políticas o religiosas, limitación o impedimento físico o mental, estatus serológico, condición de veterano o por ser víctima o percibirse como víctima de violencia doméstica, agresión sexual o acecho.
Y así ha sido para el director del Proyecto Tanamá, organización sin fines de lucro dirigida a servir y educar a la comunidad transgénero y transexual entre las edades de 18 a 24 años, en la educación y prevención de VIH, César Concepción.
“Considero un horror que exista todavía discrimen con las personas transexuales a la hora de buscar un empleo”, dijo Concepción.
Este líder comunitario expresó que los requisitos para que una persona transexual pueda emitir su solicitud de empleo en su entidad es exactamente el mismo de una persona heterosexual. Ha tenido solicitudes de un sinnúmero de transexuales y ha contratado alrededor de unas cinco chicas.
Del mismo modo, el director ejecutivo de la organización comunitaria Coaí, José Munelli, dijo en carácter de patrono que considera que existe un abierto discrimen para la comunidad transexual y que los trabajos para este sector ya han sido estigmatizados. Como por ejemplo enumeró el estilismo, las ventas de productos de belleza y la prostitución.
Asimismo, la transexual Ivanna Fred Millán explica que la prostitución es la oportunidad más inmediata para la comunidad tránsgenero cuando se ven obligadas a satisfacer sus necesidades económicas y se les cierran las puertas en las compañías que solicitaron el empleo.
La comunidad transexual está creciendo a pasos agigantados y las leyes y políticas relacionadas con la comunidad están desarrollándose rápidamente también. Muy a menudo, la transición de género conlleva una serie de preguntas legales. En el proceso se ha prohibido la discriminación en el empleo con base en la identidad de género o la expresión de género y Puerto Rico es un país que carece de protecciones explícitas.
Mañana discutiremos las dificultades de las personas transexuales para obtener cambios en documentos legales.
Nombre de varón, apariencia de mujer
El privilegio de una buena apariencia femenina podría ser decisivo al momento de la reasignación de nombre y sexo en los documentos de las personas transexuales. Pero la situación se complica cuando el individuo aún no ha logrado su cambio físico completo.
“Tener mis documentos con mi nombre femenino y el cambio de género en mi licencia me ha hecho la vida mucho más fácil”, reveló la transexual Joanna Campusano.
Campusano, quien logró la reasignación de sexo y nombre en la mayoría de sus documentos oficiales en un periodo de cinco meses, relató que muchas de sus amigas transexuales no han logrado el cambio porque aún sus cualidades físicas pertenecen a las de varón.
El licenciado Osvaldo Burgos, abogado especialista en la comunidad transgénero, explicó que “en el Departamento de Transportación y Obras Públicas la situación es arbitraria cuando estás procesando la licencia de conducir, depende de la persona que te atienda y decida si poner el nombre femenino o no”.
Burgos expuso que en la mayoría de los casos los cambios de nombre son permitidos por cualquier razón excepto por fraude. La gente transexual que quiere cambiar su nombre no necesita presentar evidencia de diferente tipo a las personas no-transexuales cuando están llenando la solicitud para el cambio de nombre. “Uso común” y “preferencia personal” generalmente son razones válidas y permitidas para cambiar legalmente su nombre.
Ocasionalmente, los jueces o el personal de la corte piden evidencia adicional, tal como cartas de doctores o comprobantes de cirugía de personas transexuales. Ha habido varias demandas exitosas en contra de tales requisitos injustos, relató el abogado.
Como precedente en la jurisprudencia del sistema jurídico de Puerto Rico existen dos casos muy relevantes: Alexandra M. Andino [Ex Parte, 151 DPR 794] y Alexis Delgado Hernández [Ex Parte, 165 DPR 170]. En ambos casos hubo una petición de cambio de mención de nombre y sexo, pero el Tribunal Supremo denegó la reasignación de género bajo el fundamento de que no estaba permitido por la Ley del Registro Demográfico.
"Resolvemos que no procede autorizar el cambio solicitado en el certificado de nacimiento del peticionario para cambiar su sexo, toda vez que la Ley del Registro Demográfico no lo autoriza expresamente", señala la sentencia, redactada por la jueza asociada Anabelle Rodríguez.
"Cuando el lenguaje de la ley es claro e inequívoco, nuestra responsabilidad es respetar la voluntad legislativa, independientemente de nuestro criterio personal... Corresponde a la Asamblea Legislativa y a los legisladores electos que allí sirven determinar cuál deba ser la política pública que encarnen nuestras leyes", agregó.
No obstante, el año pasado la comunidad transgénero recibió la noticia de que los ciudadanos norteamericanos tendrán la oportunidad de reasignar su sexo en los pasaportes sin que hayan terminado el proceso hormonal y quirúrgico para cambiar su apariencia al sexo opuesto.
“Las nuevas guías, contrario a la reglamentación anterior, no exigen como condición al cambio en el pasaporte que el solicitante presente un documento que evidencie el cambio. Un certificado médico que señale que ha recibido tratamiento para una “transición sexual” es suficiente”, publicó el periódico Primera Hora.
“Es un paso histórico y de avance en la dirección correcta. A todas las personas se les tiene que proteger su identidad y las leyes deben tratar a todos y a todas por igual y los documentos deben reflejar la identidad de género”, señaló el activista por los derechos humanos Pedro Julio Serrano.
Del mismo modo, el coordinador del Proyecto Tanamá de la organización Coaí, César Concepción, aplaudió la iniciativa del presidente Barack Obama y mencionó que le parecía “genial” que cada cual pueda llevar la identidad con la que se sienta cómoda o cómodo.
“Es un paso que adelanta la gesta por los derechos de la población trans”, reiteró Concepción.
Serrano destacó que esta nueva reglamentación otorga cierta protección a la población transexual “en lo que la Legislatura finalmente atiende el borrador del Código Civil que contempla en el encasillado de sexo.
“Esto es un paso importante que le da cierta protección a los transgéneros cuando vayan a viajar. Lo importante es que no requiere intervención quirúrgica”, recalcó.
Aunque Serrano reconoce que quizás algunas personas minimicen las nuevas guías, para él es un cambio significativo “que cada cual que decida vivir con otra identidad pueda tener documentos que reflejen su realidad”.
Sin embargo, para la estudiante graduada del Centro Interdisciplinario de Investigación y de Estudios del Género (CIIEG), Ericka Jeanxelle Florenciani, la nueva normativa es un avance que no le sorprende.
“Es un adelanto maravilloso que se pueda dar por lo menos una instancia de autonomía y se reconozca la identidad de género”, expresó la joven, quien manifestó que el presidente Obama ha demostrado una gran sensibilidad hacia esta población.
Por otro lado Soraya, quien en la década de los años 70 se hizo una reasignación de género, aclaró que no todas las que se visten de mujer y tengan senos son transexuales, pero defendió que “se abran las puertas a la igualdad”
La mujer de 62 años logró el pasaporte con su nuevo sexo hace 37 años, pero para tenerlo tuvo que ir al tribunal.
“Hice una petición a la corte cuando se me reasignó un nuevo sexo”, explicó y añadió que su certificado de nacimiento fue corregido para que apareciera “con nombre de mujer y género femenino”. Señaló que “para lo difícil del caso y lo complicado, yo encuentro que no se hizo tan difícil”.
No obstante, los avances legales no han sido suficientes para minimizar asuntos sociales, pues las personas transexuales aún siguen sufriendo de discrimen y de experiencias vergonzosas e innecesarias por causa de la ignorancia y los prejuicios de un sector de la población puertorriqueña.
Mayo 2011
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