20 de diciembre de 2011

La violación de los derechos civiles contra la comunidad homosexual

Richelle Delgado Delgado
Estudiante de Periodismo de la USC

Discrimen: mi diario vivir

Nota del editor: En la primera parte de la serie investigativa sobre la violación de los derechos civiles que se cometen contra los homosexuales, conoceremos la realidad que existe y a la que se enfrenta a diario un homosexual dentro del mundo discriminatorio en el que vive.

A menudo suelen escuchar cómo los llaman “patos”, las malas miradas son frecuentes, son atacados, marginados, perseguidos e incluso pasan su existencia con el miedo a ser asesinados por sus preferencias sexuales. Y es que los homosexuales viven en un mundo donde sólo conocen la discriminación.
Llegó el siglo 21 y los homosexuales aún sufren las consecuencias de un mundo donde las relaciones entre personas del mismo sexo están mal vistas ante los ojos de la sociedad y muchas veces hasta de sus propias familias. Pocos son aceptados y casi ninguno siente el apoyo necesario para combatir el rechazo en el que viven.

Jonathan Santos Ramírez, de 20 años, recuerda ser gay desde que tiene uso de razón. Así que desde siempre conoce lo que es el rechazo y la discriminación, comenzando por su familia.
“Sí, me he sentido rechazado e incluso pasado por muchas cosas. Una vez estaba en la fila del banco y había una señora con un nene y le dice: “Mira, ese que ves allí es “pato” y yo, que no tengo pelos en la lengua, le digo: “Yo no tengo ni pico ni pluma y sí soy homosexual”, contó Santos Ramírez.
Para Santos Ramírez, ésta es una de las tantas cosas que le ha tocado vivir pero admite que la más difícil fue lidiar con el rechazo de sus padres quienes incluso lo llegaron a llevar a un psicólogo por considerar su homosexualidad como una “enfermedad”.
“Es duro y duele pasar esto a diario, nosotros somos seres humanos como cualquier otro. Todavía recuerdo una vez que la psicóloga me preguntó qué sentía al ver a un hombre y yo le contesté: “lo mismo que siente usted cuando ve uno”. También recuerdo una vez que una señora me dijo que debería morir por ser pato”, narró Santos Ramírez como quien ya se acostumbra a pensar que pasará mucho tiempo antes de que la homosexualidad sea aceptada en la sociedad.
Además de los insultos y atropellos a los que se enfrenta esta comunidad, también lidian con el discrimen laboral al momento de buscar trabajo. Los homosexuales viven con el miedo a no ser aceptados al momento de solicitar un empleo, otros aseguran que son maltratados y ofendidos al momento de pisar una oficina.
“Cuando en mi trabajo se enteraron que yo era gay la gente empezó a tratarme de manera diferente pero hasta ahí. Cuando se enteraron que en las noches me visto de mujer, ahí cambio la cosa, casi me botan pero no lo hicieron”, contó Luis Ángel Guerrero Sánchez o “Ángela” como se le conoce en el ambiente.
Vivian Delgado Pacheco, de 40 años y familiar de un homosexual, aseguró que en muchos lugares públicos no se respeta a los homosexuales. “Yo fui a una agencia del Gobierno y la muchacha del frente trató bien mal a ese muchacho por ser gay, realmente lo trató como basura”, recordó Delgado.
La Comisión de Derechos Civiles de Puerto Rico (CDC) realizó un estudio en el año 2007 sobre la discriminación y homofobia contra los homosexuales existente en el País. El estudio fue realizado a 929 personas identificadas como homosexual en base de sus experiencias en agencias gubernamentales.
Según el estudio, un 63 por ciento de los encuestados informaron que habían sido víctimas de insultos verbales por su homosexualidad, un 11 por ciento dijo habérsele negado un servicio e incluso atacado físicamente. También, un 43 por ciento de los homosexuales reveló haber tenido una experiencia de rechazo en agencias de gobierno.
Las acciones vividas por Santos Ramírez y muchos otros constituyen una violación a la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, al artículo dos, sección primera que dice que la dignidad del ser humano es inviolable y se prohíbe cualquier acto discriminatorio por razones de raza, color, sexo. 
“Hay veces en que en realidad es un abuso lo que tienen ellos, no es justo que se les niegue un derecho por ser gay. Aunque aún no le ha pasado eso a mi hermano, no estoy de acuerdo porque mañana le puede pasar a él”, exclamó Kiara Meléndez Rivera, hermana de un homosexual.
Pese a lo que se pueda creer, la mayor parte de la población no conoce que en las empresas públicas y privadas existe una política interna de no discriminación por razones de sexo lo que conlleva una falta de orientación a sus visitantes y, por ende, un aumento en los casos de actos discriminatorios.
En el 2009, los representantes Liza Fernández Rodríguez y Héctor Ferrer Ríos presentaron el Proyecto de la Cámara 1725, que pretende crear una ley que prohíba la discriminación laboral y la no contratación por parte de un patrono por el hecho de ser homosexual. Este proyecto aún no ha sido aprobado por el Senado de Puerto Rico como la mayoría de las propuestas que se han legislado para la comunidad homosexual.
Por otra parte, el Censo del 2010 reveló una disminución en el número de parejas del mismo sexo viviendo en la Isla. Los hallazgos del censo revelaron una disminución de 204 parejas viviendo bajo el mismo techo en comparación con el Censo del 2000. Estudiosos del tema creen que la emigración de parejas homosexuales se debe a la discriminación, desprecio social, intolerancia, homofobia y falta de protección.
Enid Cintrón Cartagena, de 44 años, lleva viviendo con su pareja mujer en los Estados Unidos por un periodo de ocho años. Cintrón Cartagena aseguró que la razón que la llevó a mudarse al estado de la Florida fue la falta de oportunidades y calidad de vida que no encontró en la Isla.
“Claro que se les discrimina, aquí no hay la misma protección que ellos pueden encontrar en otro lugar. Ellos trabajan, pagan contribuciones, siguen las normas establecidas por la ley y la sociedad, entonces por qué no se les protege igual”, exclamó Mildred Pacheco Ríos, familiar de Cintrón Cartagena.
La falta de protección que sufre la comunidad homosexual conlleva una violación a la Constitución que expresa que “todos los hombres son iguales ante la ley”. De igual forma se viola al no respetar la sección ocho cuando dice que toda persona tiene derecho a protección de ley contra ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada o familiar.
A pesar de que la Constitución afirma que la dignidad del ser humano es inviolable, muchos homosexuales aún sienten que son mínimas las oportunidades que tienen para desarrollar su vida en igualdad de condiciones que una persona heterosexual. 
“No nos tratan de la misma forma y presiento que nunca nos van a tratar igual. Muchos de nosotros también soñamos con casarnos, formar una familia, hay tantos niños con falta de amor en este mundo, por qué nosotros no se lo podemos dar”, exclamó Santos Ramírez.
Aunque la discriminación es penalizada por la ley, aún hay derechos a los que la comunidad homosexual no tiene acceso en el País como lo es alistarse en la milicia, el sacerdocio, el matrimonio y la adopción.

Nota del editor: En la continuación de la serie, mañana conoceremos las consecuencias que tiene para las parejas homosexuales el no estar incluidas en la Ley 54 en caso de alguna situación de violencia doméstica.


Exigen cambios a Ley 54

Nota del editor: En la segunda parte de la serie investigativa sobre la violación de los derechos civiles que se cometen contra los homosexuales, hoy conoceremos las consecuencias para una pareja homosexual por no estar incluidas en la Ley 54.

Imagínese usted vivir bajo amenazas, golpes, ataques e improperios por parte de su pareja, esa quien le juro amor eterno. Va a la Policía en busca de ayuda y no recibe respuesta. En el mejor de los casos, su agresor recibe el mínimo de castigo pero no tratan su caso como violencia doméstica.
Ésta es la realidad de muchas relaciones de homosexuales desprotegidas de agresiones por parte de su pareja ante la disputa existente sobre si se deben incluir a las personas de la comunidad homosexual como parte de la Ley 54 y no tratar estos casos como meros ataques. A pesar de que se han hecho varios intentos en la Legislatura de Puerto Rico por hacer un cambio a la ley, estos no han dado frutos.
Enid Cintrón Cartagena, quien vive con su pareja mujer hace alrededor de 10 años, confiesa que ésta es una realidad que la ha atemorizado siempre, saber que en caso de violencia, no está protegida.
 “Aunque nunca me he enfrentado a un caso así, sí me da miedo. Una relación entre gays es como una relación heterosexual. No hay diferencia. Se pasan, se viven y se sufren las mismas cosas”, relató Cintrón Cartagena.
En el pasado, las relaciones de parejas del mismo sexo eran ilegales y penalizadas por la ley. No fue hasta el 2003 que se aprobó el nuevo Código Penal que legalizó este tipo de relación sexual. La determinación entró en vigor en mayo de 2005. Aunque es legal tener una relación homosexual, aún no se reconocen las relaciones gays al momento de solicitar un servicio como lo es una querella por violencia doméstica.
Para Luis Ángel Guerrero Sánchez, mejor conocido como “Ángela” en el ambiente gay y homosexual desde niño, reconoció que en un incidente de violencia física con su pareja en el 2003, nunca pensó en recurrir a la Policía porque, según él, sería ignorado.
“Yo trabajo en la calle, los he visto. Uno puede acudir a ellos con algún problema o que necesitas ayuda y tú ves cómo te miran, cómo te hablan y cómo te ignoran. Tú puedes ir a donde ellos diciendo que tu pareja te golpeó y así mismo te van a ignorar. Para ellos eso no existe o nosotros no importamos”, afirmó Guerrero Sánchez. La Policía de Puerto Rico aún no está adiestrada para trabajar con casos de homosexualidad.
Las lagunas existentes y que han creado el debate sobre si las parejas gay deben de estar incluidas en de la Ley 54 es que la ley sólo menciona “relaciones entre hombres y mujeres” y en ningún inciso habla de homosexuales, según los expertos. Varios casos de agresiones entre parejas del mismo sexo han llegado a los tribunales pero ninguno ha sido resuelto positivamente.
En el caso Pueblo vs. Ruiz Martínez, donde Leandro Ruiz Martínez empleó violencia física contra su pareja Juan del Valle Rodríguez de forma “maliciosa y criminalmente”, el Tribunal de Primera Instancia, y después de varias apelaciones, determinó que la ley no aplica a los homosexuales.
“Es algo que me parece completamente injusto. Las relaciones de gays son iguales que las de los heterosexuales, pasan y sufren las mismas cosas. El Gobierno es ineficiente al no garantizarles seguridad a estas personas que son como tú y como yo, que pagan contribuciones y siguen las normas establecidas por la ley”, manifestó Mildred Pacheco Ríos cuya sobrina se vio envuelta en una situación de agresión física con su pareja mujer en 2008.
En Puerto Rico se reportan más de 15,000 casos de violencia doméstica al año, pero no se mantiene un control de cuántas de estas denuncias provienen de parejas homosexuales ni de cuantas de las denuncias de gays son atendidas como violencia domestica.
Estadísticas de la Policía revelaron que durante el 2008 ocurrieron 20,389 incidentes de violencia doméstica y 27 muertes. Para el año 2009 hubo 19, 124 incidentes de violencia doméstica registrados. Unas 17 muertes se produjeron como resultado de la violencia doméstica en Puerto Rico para el 2009. Ninguna de estas estadísticas menciona a las parejas homosexuales.
El Censo del 2010 reveló que existe un total de 6,614 parejas gays en la Isla. Sin embargo demostró una disminución en el número de parejas del mismo sexo viviendo en Puerto Rico. Los hallazgos del censo revelaron una disminución de 204 parejas viviendo bajo el mismo techo en comparación con el Censo del 2000. Estudiosos del tema creen que la emigración de parejas homosexuales también se debe a la falta de protección inexistente en el País.
Homosexuales afirman no recibir ayuda de la Policía. “Si se encuentra a la Policía en zonas abiertamente homosexual es extraño y muchos de ellos hacen de la vista larga ante cualquier situación de parejas discutiendo o cualquier otra cosa”, afirmó Guerrero Sánchez. 
Estos actos constituyen una violación a la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Su artículo dos, sección uno asegura que “todos los hombres son iguales ante la ley” y su sección ocho afirma que “toda persona tiene derecho a protección de la ley…”.
La falta de protección de las parejas homosexuales en la Ley 54 mantiene aún casos sin resolver como los de Gloria E. Hernández Orsini y Santos Manuel Lebrón Fagot, ambos asesinados brutalmente por sus respectivas parejas este año. En caso de que una persona homosexual sea agredida por su pareja del mismo sexo no aplica la Ley 54, los casos son tratados como ataques o como intento de asesinato.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Jennifer González, en conjunto con la procuradora de las mujeres, Wanda Vázquez Garced, proponen una enmienda a la Ley 54 para incluir las relaciones adúlteras. Aunque el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, reconoce que hay “lagunas” en la ley, no se ha hecho ninguna gestión para incluir a las parejas homosexuales.

Nota del editor: Mañana conoceremos el estancamiento existente para resolver los asesinatos de homosexuales a falta de una ley que los declare crímenes de odio a sabiendas que fue asesinado por ser homosexual.


“Me odian por ser gay”

Nota del editor: En la culminación de la serie conoceremos los casos de homosexuales asesinados aún sin resolver a falta de una ley clara y precisa que los declare crímenes de odio.

         A falta de una ley clara que declare los asesinatos de homosexuales como crímenes de odio, los casos están estancados sin resolver, sin encontrar y castigar a un culpable, sin que los homosexuales estén protegidos del odio y sin penalizar la homofobia.
         Los asesinatos de homosexuales son tratados como meros ataques o, en algunos casos, como asesinato en primer o segundo grado a sabiendas que la persona fue asesinada por ser un homosexual, en un arranque de homofobia. Ante este hecho, es creciente el miedo que existe entre la comunidad homosexual.
         “Yo trabajo de noche y lo que me da es un miedo. Me da miedo que me pase algo o me hagan algo cuando salgo a la calle. La gente es bien violenta y aunque aquí digan que no, la homofobia sí existe. Nos dicen desde “patos” hasta lanzarnos cosas desde los carros”, relata Jesús Jiménez González, homosexual.
         Un crimen de odio se define como todo aquel delito o intento de delito motivado por prejuicio hacia y contra la víctima por razón de color, sexo orientación sexual, identidad de género, origen, origen étnico, status civil nacimiento, impedimento físico o mental, condición social, religión, edad, creencias religiosas o políticas.
         De acuerdo con el artículo 73 del Código Penal de Puerto Rico, cuando cualquier delito es cometido motivado por prejuicio por las razones antes establecidas, se considera como agravante este hecho al momento de imponer la pena. Por su parte, la Ley 46 enmendó la Regla 171 de las de Procedimiento Criminal a los fines de agregar un apartado para considerar como circunstancia agravante el  hecho de que un delito se haya cometido motivado por prejuicio hacia la víctima.
         “El que diga que el crimen de odio no existe en Puerto Rico está mal, debería tirarse a la calle para que viera como nos tratan. Claro que existe el crimen de odio aquí, mira cuantos casos hay de gays matados y para el colmo sin resolver. Quién diga que no existe el crimen de odio que me lo diga en la cara porque aunque yo estoy vivo me han agredido por ser gay. Claro que sí”, manifestó Luis Ángel Guerrero Sánchez, homosexual que trabaja vestido de mujer en las noches.
         Una investigación realizada por el Departamento de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón (USC), en Santurce, reveló que el 100 por ciento de los encuestados considera que sí existe el crimen de odio en Puerto Rico. Un 40 por ciento aseguró que aún no se puede definir el concepto de crimen de odio. Mientras que un total de 8 personas en una muestra de 15 encuestados consideró que se debe legislar una ley que proteja a esta comunidad.
         “Yo considero que sí existe el crimen de odio y eso se demuestra en todos los gays que han matado. Y sale en las noticias. A mí me da miedo por mis sobrinos, que son gays”, confiesa Noemy Hernández Lugardo, tía de homosexuales.  
         Muchos integrantes de la comunidad Lesbiana, Gay, Bisexual, Transgénero y Transexual (LGBTT) afirman no recibir ninguna colaboración de la Policía.  Este año se organizó una serie de adiestramientos por parte de expertos de la Policía de la Ciudad de Nueva York para la Policía de Puerto Rico sobre cómo manejar los crímenes de odio. Sin embargo, miembros de la comunidad LGBTT dicen no ver los frutos de ese adiestramiento.
         “Tírate una noche a una zona abiertamente gay a ver si ves algún Policía alrededor. No están. No saben cómo manejar un crimen de odio, por eso hay tantos casos sin resolver”, afirmó Guerrero Sánchez.
         En un recorrido realizado por la Avenida Ponce de León, donde ubica la discoteca gay Krash, alrededor de la media noche y repleto de homosexuales, algunos vestidos de mujer, no se vio ni un solo policía. En una segunda ronda, hacia las 2 de la madrugada, sólo se observó uno a  dos calles de distancia de Krash.
         “Yo visito Krash regularmente y nunca o casi nunca me topo con un policía, si nos pasa algo yo creo que ellos ni se enteran”, aseguró Jonathan Fuentes Santiago, homosexual y visitante de Krash.
         En el último año y medio han muerto casi 20 personas de la comunidad LGBTT y aunque desde el año 2002 existe una ley para procesar los crímenes que se cometan por prejuicio a la orientación sexual o la identidad de género de la víctima como crímenes de odio, ésta no es muy conocida. Entre los casi 20 miembros de la comunidad LGBTT asesinados durante los pasados meses están Michaell Galindo, Jorge Steven López Mercado, Ashley Santiago, Angie González Oquendo, Fernando López de Victoria, Humberto Bonilla Rodríguez, Michelle González García.
         De estos casos el único totalmente resuelto es el del joven gay asesinado Jorge Steven López y cuyo agresor, Antonio “Casper” Martínez Matos, ya cumple condena. Los demás casos están sin resolver.
Este acto constituye una violación a la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, artículo 2 secciones 1, 7 y 8 que afirman que la dignidad del ser humano es inviolable, todos los hombres son iguales ante la ley, todos tienen derechos a la vida y a la protección.
         “La verdad es que no hay igualdad de condiciones, nosotros somos seres humanos como cualquier otro, nos merecemos la misma protección. El hecho de que seamos homosexuales no nos inhibe de nada. El crimen de odio existe y hay que meterle manos al asunto”, afirmó Fuentes Santiago.
         El senador popular Héctor Ferrer Ríos promueve ocho medidas para los crímenes de odio en la Isla. Los Proyectos de la Cámara 3514, 3521, 3522, 3520, 3519, 3518, 3517 y 3523. Todos promueven un cambio a leyes para combatir y adiestrar sobre el crimen de odio. Ninguna de estas medidas ha sido aceptada todavía.

Diciembre 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario