Axelys Jo-Ann Peñaloza Coppin
Estudiantes de Periodismo de la USC
“Yo no sé nada, yo llegué ahora mismo”
Hoy inicia la serie investigativa acerca del mal uso de la Tarjeta de la Familia por sus beneficiarios. En el primer reportaje, presentaremos la falta de aplicación de leyes que regulen el uso indebido de la Tarjeta de la Familia.
En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Para la Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia (ADSEF), del Departamento de la Familia (DF), no es noticia nueva que un gran sector de beneficiarios no está haciendo uso correcto de la Tarjeta de la Familia y debido a la falta de leyes que regulen el Programa de Asistencia Nutricional (PAN).
Mediante diferentes métodos de supervisión, entre ellos una línea de fraude, la ADSEF identifica a los participantes del PAN que presuntamente están cometiendo violaciones a las normas. Aparentemente, han sido muy pocos los casos que la ADSEF ha identificado como fraude a través de los sistemas que utilizan.
Las inspecciones que realiza la ADSEF constan de registros de todas las transacciones que realiza cada beneficiario de la Tarjeta de la Familia mensualmente y de visitas a la residencia. Una vez se identifica alguna irregularidad, un técnico o empleado asignado tiene como responsabilidad darle seguimiento.
“En donde se está fallando quizás es en el proceso de investigación. Antes se salía a visitar todos y cada uno de los casos. Ahora usualmente no se hace”, expresó Mario Vélez, ayudante de la Administradora Auxiliar de Recursos Humanos de la ADSEF y ex supervisor del PAN en el área de Caguas. Contrario a lo que se supone que sea un protocolo de la ADSEF, las visitas a los hogares de los participantes no se están haciendo. La alegación de Vélez queda evidenciada en las calles.
“He podido cambiar (la tarjeta de la familia) por dos o cuatro bolsitas, todo depende”, testificó una deambulante del área de Trujillo Alto, a quien llamaremos Ana. “Yo como por ahí… lo que me dan (del PAN) me da para pagar lo que coja (en el punto)”, añadió.
Ana prefirió no identificar al jefe del punto de drogas en Cupey donde, según indicó, lleva la Tarjeta de la Familia, le da la información del número secreto y el día del mes que le depositan el dinero. A cambio, recibe el material de su elección o “lo que me quiera dar ese día”, reveló.
Asimismo, Rubén Cartagena, deambulante en el área de Río Piedras, dijo que no se preocupa por comer porque “yo como de lo que me da la gente”. En cuanto al uso que le da a la Tarjeta de la Familia, “camino por Río Piedras y la dejo por cash”, dijo refiriéndose al canjeo que hace de la tarjeta por efectivo en un colmado.
Por el contrario, Ángel “Indio” Nieves, deambulante en Trujillo Alto, aseguró que no utiliza drogas y que vende latas porque necesita comer. Al solicitar el PAN, le han denegado el servicio porque no tiene una dirección fija donde le puedan enviar correspondencia y visitarle.
Casos como el de Ana, Cartagena y Nieves, no producen ningún tipo de impresión para funcionarios de la ADSEF. La directora de la Oficina Regional de la ADSEF en Trujillo Alto, Zoraida Vizcarrondo, indicó que: “gran parte de nuestra clientela se compone de deambulantes… Indagamos que lo que estaban haciendo es que se la daban al dueño del punto y pagaban con la Tarjeta de la Familia. Obviamente, nosotros no podemos dejar de darle (el beneficio) porque solamente a través de eso es que ellos pueden obtener sus alimentos”.
Evidentemente, ni Ana ni Cartagena utilizan la Tarjeta de la Familia para comprar alimentos y esto parece no preocuparle a la ADSEF.
“Siempre y cuando se esté cumpliendo con otorgarle el beneficio, no va a haber problema”, agregó Vizcarrondo.
El Reglamento 7280 de Reglamento de Normas de Certificación para la Determinación de Elegibilidad a Solicitantes y Participantes del PAN de la ADSEF, es el único reglamento que está regulando al PAN, y el mismo no contiene ningún artículo o sección que se refiera al uso incorrecto de la Tarjeta de la Familia.
“Se está haciendo una enmienda al reglamento (7280) en el cual se están incluyendo sanciones por el uso indebido de la Tarjeta de Familia. Para el individuo como tal, actualmente no hay ninguna penalidad. En el nuevo reglamento las habrán, pero aún no es oficial”, informó Mildred Villegas, directora del PAN.
Se espera que la enmienda al Reglamento 7280 se haga vigente en los primeros meses del año 2012, según Villegas. En la misma, se añadirán las acciones que se tomarán en consideración como uso indebido de la Tarjeta de la Familia y sus penalidades. A pesar de los arreglos al Reglamento 7280, no hay ninguna sanción severa que catalogue como delito el mal uso de la Tarjeta de la Familia.
La penalidad más rigurosa que podría enfrentar un participante que use indebidamente la Tarjeta de la Familia es la descalificación del programa y en casos extremos, se procede a reclamar el dinero que la persona haya utilizado ilícitamente.
“Sabemos que mucha gente lo que hace es que cambia la tarjeta por dinero o (en los colmados) le permiten comprar artículos que no deben adquirir con la tarjeta… Pero, lamentablemente no tenemos todo bajo control”, reconoció Villegas.
De igual forma, Lourdes Cosme, especialista en Asistencia Social y Familiar del PAN, excusó a la ADSEF de no atender correctamente el fraude debido a que “hay cosas que podemos hacer y otras que no”.
Cosme no tuvo reparos en argumentar que “la gente hoy en día no tiene pudor en decir que cogen cupones y hacen trampa, pero el gobierno federal ha descansado en nosotros para dar la ayuda, por eso yo no te puedo dejar sin comer… Ellos (el gobierno federal) dicen ‘no importa lo que hagas, yo voy a velar porque tú comas’”, agregó.
En el Capítulo 10 de la enmienda al Reglamento 7280, se define el uso indebido de la Tarjeta de la Familia como “el modo o conducta determinada de obrar ilícitamente por parte de un participante del PAN en la utilización de la Tarjeta de la Familia”.
Entre las acciones ilícitas que menciona, está la de “ofrecer o dar la Tarjeta de la Familia en prenda (a cambio) para garantizar cualquier transacción o negocio”. Justo lo que testificaron Ana y Cartagena que hacían con la Tarjeta de la Familia.
“No tengo nada que perder”, expresó Cartagena, cuando se le mencionó acerca de los posibles castigos que podría incurrir por el mal uso de la Tarjeta de la Familia.
La presidenta de la Comisión de Asuntos de la Familia y Comunidad de la Cámara de Representantes, Elizabeth Casado Irizarry, indicó que el fraude al PAN “no se soluciona diciéndole a la gente lo que no pueden hacer. El DF tiene la responsabilidad de educar a los participantes… Pero, ¿como tú le enseñas a un padre de familia que la tarjeta del PAN es para que compre alimentos para sus hijos y no para comprar drogas o alcohol? La gente ya lo sabe. Es una cuestión de inculcarle honradez y dar el ejemplo”.
Por otro lado, Yimayla Calderón Romero, participante del PAN y residente en Bayamón, asegura que utiliza parte del beneficio que recibe del PAN en alimentos y que el restante lo cambia por efectivo.
“Lo primero que saco son los jugos y las galletas para la merienda de los nenes… Después lo que sobre lo cambio”, confesó Calderón Romero, quien también recibe ayuda del Programa de Rehabilitación Económica y Social (PRES) de la ADSEF.
“Yo le digo ‘yo quiero que tú me des $150’… El (dueño del colmado) me cobra $30 por cada $100 que me dé. Muchos lo usan para droga, yo lo uso para pagar”, añadió. Ante la posibilidad de que en el próximo año le corresponda alguna sanción por parte de la ADSEF, Calderón Romero aseguró que no tiene de qué preocuparse porque “el que hace la ley, hace la trampa”.
En el reportaje de mañana, presentaremos las posibles causas por las cuales los cupones se han convertido en un sistema de vida para los puertorriqueños.
Cupones: ¿necesidad o costumbre?
Hoy continúa la serie investigativa en torno al mal uso de la Tarjeta de la Familia por sus beneficiarios. En este reportaje, presentaremos las posibles causas por las cuales los cupones se han convertido en un sistema de vida para los puertorriqueños.
Para muchos puede tratarse de sobrevivencia. Para algunos es una suculenta opción que alguien más lleve el pan a tu mesa. Para otros es el cojín que los mantiene cómodos por un buen tiempo. Cualquiera que sea el caso, los llamados cupones, que pasaron a llamarse la Tarjeta de la Familia, han creado un dilema entre los puertorriqueños que la utilizan y los que no.
Los ricos los llaman pobres, los trabajadores los llaman vagos y mantenidos, los pobres dicen que necesitan ayuda, pero, ¿cuál es la verdad acerca de los beneficiarios de la Tarjeta de la Familia? La Administración del Desarrollo Socioeconómico de la Familia (ADSEF), reconoce que reinan los casos de usuarios de la Tarjeta de la Familia que reciben los beneficios por años.
“Parece insólito, pero hay personas que están recibiendo cupones desde el año en que comenzaron en Puerto Rico”, expresó Luz Rosario, supervisora de Asistencia Social y Familiar del Programa de Asistencia Nutricional (PAN). Y esto sucede, debido a que no hay ninguna regulación en el PAN que determine un tiempo máximo para recibir los beneficios.
Según la ADSEF, sus objetivos van dirigidos a que el PAN ofrezca “ayuda económica a familias de escasos recursos para que puedan complementar sus necesidades alimentarias”. Es decir, si se trata de que el PAN sirva de complemento, se espera que haya otros ingresos que sustenten al beneficiario. La idea del complemento, se contradice con el bajo porcentaje de participantes del PAN que trabajan, el cual apenas se acerca a la mitad del total de beneficiarios, según informó Lourdes Cosme, especialista en Asistencia Social y Familiar del PAN.
“Definitivamente, no es que hagan de esto (el PAN) un sistema de vida, sino que el programa complemente con ayuda para la alimentación. Pero la gente lo ve como una fuente como ingresos”, indicó.
Por otro lado, trabajadores a tiempo parcial y completo arremeten contra los llamados “cuponeros”, y concuerdan en que de la pobreza sí se puede salir.
“Yo puedo dar fe de eso porque yo estuve en ese lugar. A mí ninguno (de los participantes del PAN) puede venir a decirme que no pueden levantarse a hacer algo por ellos mismos. Yo me sacrifiqué y hoy puedo decirte que ya no necesito que nadie me ayude. Me ayudo yo misma”, aseguró Yamira Rivera Delgado, ex participante del PAN. Debido a que, según indica, las ayudas no eran suficientes, Rivera Delgado acudió a la única alternativa que tuvo: buscar trabajo y luchar por su bienestar y el de su hija.
“Hay muchos mitos, hay mucha crítica ante el uso (de la tarjeta de la familia). La percepción de la mayoría (de las personas) es que esa ayuda se está dando a gente que no la necesita”, expresó Mario Vélez, ayudante de la Administradora Auxiliar de Recursos Humanos de la ADSEF y ex supervisor del Programa de Asistencia Nutricional (PAN) en el área de Caguas.
Según la Oficina de Finanzas y Presupuesto de la ADSEF, para el mes de noviembre de 2011, el total de familias beneficiadas por el PAN fueron 664,498, entre las cuales se dividió un total de aproximadamente $167.5 millones. Mes tras mes, tanto la cantidad de participantes como la cantidad que se otorga de beneficios, varían. De julio a noviembre de 2011, 22,985 nuevas familias se sumaron a la cifra de beneficiarios y a su vez, se otorgaron aproximadamente $6 millones adicionales.
“Mucha gente no ve esto (el PAN) como algo temporero… Usan el ‘yo tengo derecho a’ y lo ven como un modo de vida. Esto es una ayuda que sí existe para cubrir una necesidad, pero al no tener un límite de tiempo para ser beneficiado, hay gente que están 20 años cogiendo cupones”, dijo Vélez.
La presidenta de la Comisión de Asuntos de Familia y Comunidad de la Cámara de Representantes, Elizabeth Casado Irizarry, coincidió con las expresiones de Vélez.
“Las ayudas están para los que necesitan, pero hay quienes viven de eso para lograr una vida cómoda. No es necesidad ni costumbre; es una creencia absoluta de que es un derecho”, indicó.
Sin embargo, para menoscabar la creencia que asumen los participantes del PAN de que las ayudas federales son un derecho, Mildred Villegas, directora del PAN, aclaró que “en definitiva, la ayuda no es un derecho. Es un beneficio”.
Durante una visita a la Oficina Regional de la ADSEF en Trujillo Alto, dos de cuatro mujeres que se encontraban sentadas en la misma fila, emitieron quejas y expresaron sus molestias por la poca ayuda que reciben, según manifestaron. En un ambiente hostil donde estaban agrupadas más de 30 personas, sobrepasando el límite de capacidad del local, era imposible identificar al menos un sólo rostro que denotara estar complacido.
El Informe de Transición de la ADSEF del 2008, presenta un estudio realizado en el 2006 por la firma Consultores Educativos del Este, Inc., y auspiciado por el Departamento de la Familia, el cual informó que en aquel entonces los participantes del PAN se sentían satisfechos con los beneficios que recibían y que eran de “gran ayuda”.
Por el contrario, una encuesta realizada por el Departamento de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón (USC), reveló que más de la mitad de los beneficiarios del PAN no están satisfechos con la ayuda que reciben.
El análisis determinó que un 67 por ciento de las personas encuestadas que utilizan la Tarjeta de la Familia, asegura que la ayuda que reciben no es suficiente para cubrir sus necesidades alimenticias por un mes.
Ambos estudios aseveran que del 2006 al 2011, los usuarios de la Tarjeta de la Familia han cambiado de parecer y mientras más son las familias que se unen al PAN, más ayuda reclaman. En este caso, le corresponde al Gobierno atender sus reclamos.
“Es esencial para el gobierno y el gobernante que el pueblo lo necesite. En la medida que el pueblo dependa del gobierno, va a votar por él… Es un circulo vicioso”, expresó Casado Irizarry.
Mañana presentaremos el último reportaje de esta serie investigativa, el cual tratará acerca de la cultura de mantengo que ha adoptado el País.
Ayudas federales: manutención convertida en abuso de privilegios
Hoy finaliza la serie investigativa sobre el mal uso de la Tarjeta de la Familia por sus beneficiarios y en este último reportaje enfatizaremos en torno a la cultura de mantengo que ha adoptado el País.
Anualmente, son más los puertorriqueños que reciben ayuda económica del gobierno para sufragar gastos esenciales del diario vivir y quizás otros gastos que no son prioridad. Pero no necesariamente todo el que necesita está siendo ayudado. La pobreza ha invadido no tan solo espacios físicos, sino también la mente del puertorriqueño.
“Esta es una sociedad que está enferma… Donde no hay valores, y mientras eso pase va a haber pobreza. Las ayudas vienen a ser, más que un paso transitorio dentro del proceso de echar hacia adelante, desarrollarte y progresar, se ha convertido en la parte esencial de poder vivir. Sin eso (las ayudas) no se vive. En vez de ser el acceso a una mejor vida; me estanco ahí”, expresó la presidenta de la Comisión de Asuntos de Familia y Comunidad, Elizabeth Casado Irizarry.
Definitivamente, no se trata de un señalamiento al pobre. Se trata de señalar un estado al cual el País se ha auto condicionado por la simple razón de que ha perdido la noción de identidad y se ha sujetado de lo que otro provee.
“Lamentablemente, nosotros tenemos una cultura de que nos tienen que dar. En la medida en que mantengamos esa cultura, pues no habrá espacio para uno crecer y progresar. Y es bien difícil erradicar esa mentalidad”, dijo Casado Irizarry.
Los puertorriqueños han visto en las ayudas federales una mejor opción que salir a la calle a buscar el sustento. Tal es el caso de William Cruz Arriaga, ex obrero de construcción y participante del Programa de Asistencia Nutricional (PAN).
“Para eso no trabajo, porque si trabajo me dan menos (del PAN)… Suben la luz, suben la gasolina, suben todo y con el sueldo de un trabajo no me da (para pagar)”, indicó Cruz Arriaga, quien confesó que su esposa e hijo también reciben beneficios del PAN.
“Como él está en la universidad pues se los dan (los cupones) y así eso le ayuda porque yo no tengo con qué ayudarle”, dijo Cruz Arriaga, refiriéndose a su hijo, quien es estudiante universitario y tuvo que independizarse para poder tener la Tarjeta de la Familia.
Las expresiones de Cruz Arriaga evidencian que las ayudas federales han abierto paso a que personas que están totalmente capacitadas para laborar, decidan no hacerlo porque les resulta más ventajoso que el gobierno les ayude.
Según la Tabla de Beneficio e Ingreso Neto Máximo Permitido por Familia del PAN, un individuo solo y que trabaje, no debe tener un ingreso mayor de $233 por mes y su beneficio puede ser hasta un máximo de $112. Un salario de $233 mensual se obtiene de 32 horas de trabajo en un empleo donde se pague el salario mínimo federal. En el caso de Cruz Arriaga, su salario como obrero de construcción era de $550 mensuales, por lo tanto no cualificaba para el PAN.
De igual forma, Nora Laureano, participante del PAN, prefiere no reportar los ingresos obtenidos de la venta de frituras en el área de Rio Piedras. De lo contrario, no podría recibir fondos del PAN o el beneficio sería menor a la cantidad que recibe.
“Se convierte en un abuso cuando la dependencia que tenemos es innecesaria y el gobierno la sigue alimentando con más ayudas, como si no trabajar fuera algo bueno. Todos tenemos altibajos y en algún momento vamos a necesitar, pero ahora mismo estamos exagerando”, expresó Jenny Hernández, trabajadora social para el Programa Head Start en Puerto Rico.
Por otro lado, Mario Vélez, ayudante de la Administradora Auxiliar de Recursos Humanos de la Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia (ADSEF) y ex supervisor del PAN en el área de Caguas, opinó que “el mantengo se ha pasado de generación en generación… En este caso, le corresponde al gobierno trabajar más a fondo con lo que ya se ha convertido en un abuso”.
A lo que Casado Irizarry, como representante de la Cámara, respondió: “Nuestro trabajo es crear las leyes y hacer que se cumplan. Nosotros podemos hacer legislación para mejorar la existente, pero mediante legislación uno no va a rescatar valores. Con legislación se ayuda a mejorar la calidad de vida de la gente en Puerto Rico, pero no a cambiar su mentalidad pobre”.
Al parecer, ante la crisis la única puerta de salida viable ha sido el aferrarse a la asistencia del gobierno. Sin embargo, hay casos que evidencian insensatez a la hora de utilizar las ayudas federales correctamente.
“Hay gente que se cree que (la tarjeta de la familia) es un banco. Los otros días atendimos a una persona que tenía $9 mil acumulados”, señaló Zoraida Vizcarrondo, directora de la Oficina Regional del PAN en Trujillo Alto.
Asimismo, Vélez asegura tener un caso activo en el que el beneficiario del PAN no utiliza la tarjeta desde hace ocho meses. Sin embargo, como funcionario de la ADSEF tiene las manos atadas porque el participante no ha dado de baja su caso.
Casado Irizarry manifestó que, a su entender, el puertorriqueño ha cruzado los brazos. “¿Para qué yo me voy a esforzar, si me lo están dando todo? Lamentablemente nosotros los que estamos en posición de ayudarlos, les fallamos. Nosotros mismos no tenemos los valores, imagínate ayudar a la gente a rescatarlos”, dijo refiriéndose a la posición del gobierno como principal responsable de ser ejemplo a los ciudadanos.
Lourdes Cosme, especialista en Asistencia Social y Familiar del PAN, lamentó que haya muy pocos incentivos para la clase trabajadora.
“Con el tiempo van a tener que cambiar las reglas, y que los cupones sean para la gente que trabaje. A la gente que no trabaje no le den na’… Porque la gente que trabaja es porque ellos sí realmente necesitan”, señaló.
En el último año, la ADSEF ha promocionado el programa Puerto Rico se supera, con el fin de motivar a la población de escasos recursos a mejorar su calidad de vida. Sin embargo, ha resultado ser un intento fallido.
“Hay que inyectarle a la gente el deseo de echar pa’lante para que de esa manera dependan menos del gobierno. De la única manera que eso se puede hacer es siendo ejemplos para ellos. De lo contrario, lo único bueno que van a seguir viendo del gobierno es lo que puedan obtener de él”, puntualizó Casado Irizarry.
Diciembre 2011
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