24 de mayo de 2014

Indocumentados bajo el despotismo laboral

Ayeza Nashaly Díaz Rolón
Estudiante de Periodismo
Universidad del Sagrado Corazón


Editorial
Procesos migratorios: a la vista en la indiferencia

El desconocimiento sobre leyes migratorias es un pecado que todos los puertorriqueños deberían confesar. Comenzando por las agencias gubernamentales, seguido por las autoridades y por los ciudadanos que discriminan sin pena alguna.
La situación de los indocumentados en la Isla es de racismo, discrimen, pobreza y amenazas, las cuales suceden por  desconocimiento en historia de Puerto Rico, leyes migratorias y procesos anti discrimen.  Así que antes de atreverse a usar palabras ofensivas  como “mojao” y “espatriao”, es necesario que le demos un vistazo a la identidad  puertorriqueña.
Recientemente,  la comunidad dominicana en Puerto Rico ha denunciado hostigamiento policiaco de manera “violenta”, pero peor aún es pensar que la Policía se vale de torpes amenazas de deportación como si esa autoridad  les perteneciera. Sin embargo, la Policía Estatal no puede deportar a nadie, es asunto de los federales.


Otro asunto pendiente para las entidades gubernamentales y los poderes hegemónicos con nombres de “empresarios”  dueños de la economía en la Isla es identificar a quiénes realmente les corresponde velar por los derechos humanos y civiles de los indocumentados.
¿En quiénes repercute el asunto migratorio en Puerto Rico? ¿Al Gobierno Federal o al nuestro?
Los inmigrantes conocen muy bien sus derechos y se valen de astucia para defenderlos, mientras que los puertorriqueños se valen de prejuicios y racismos como resultado de un gran vacío educativo. Actualmente, el mayor flujo de extranjeros viviendo en el País está constituido por dominicanos, aunque también hay  personas provenientes de Haití, Cuba, México, Argentina, Nicaragua, Honduras, Chile, Venezuela, Colombia y España.
A principios del siglo 20 la República Dominicana fue puerto de llegada para la inmigración obrera puertorriqueña tras la terrible situación económica del País. Permanecieron trabajando sin papeles y con miedo a ser deportados. 
Con este limitado vistazo a la historia de Puerto Rico les invitamos a conocer sobre los inmigrantes, pues al igual que ellos nuestros obreros fueron sometidos al racismo y el discrimen en las corrientes migratorias a Estados Unidos durante  la  década del 60. ¿Quién quita que a larga  los inmigrantes contribuyan a mejorar nuestra terrible situación económica?
Es tiempo de aceptar a quienes son diferentes por nacionalidades, pero que a la larga  son seres humanos. El Gobierno debe tomar una posición en el asunto migratorio pues mientras aún debatimos el asunto de responsabilidad ciudadana, en suelo boricua se violan los derechos humanos de los inmigrantes. 


Se venden sueños laborales

Nota del editor: Hoy daremos inicio a una serie investigativa que abarca la situación de explotación laboral que viven los indocumentados en Puerto Rico. En este reportaje  expondremos la contratación ilegal de indocumentados. 

Miles de indocumentados se someten a condiciones inhumanas para llegar a la Isla y mantener a sus familias mediante aperturas laborales, pero ¿realmente encuentran las oportunidades o solo llegan para ser oprimidos por quienes les dan trabajo?
Los inmigrantes se encuentran en una situación crítica de  subyugación por el sistema económico, el Gobierno y los patronos que se aprovechan de su estado para  intimidarlos con aires de supremacía. 
La residente dominicana Juliana Almonte trabaja junto a su madre en una cafetería ubicada en la calle Loíza en Santurce. Almonte aseguró  que en una ocasión reclamó a su ex jefa por mala paga y de manera prejuiciosa esta persona le preguntó si ella era indocumentada.
“El indocumentado también debe tener  derecho a reclamar”, relató de manera atónita. Su trabajo en aquel hogar consistía en dar cuidados a una anciana enferma.
La quisqueyana señaló que la persona que cuidaba vivía en condiciones de maltrato por su propia familia y en condiciones antihigiénicas debidas a la falta de atención. “Yo llevaba almuerzo para mí y tenía que darle porque no le daban comida”, dijo.  Almonte aseguró desvivirse por cuidar a la enferma, pero le pagaron un salario que a su parecer fue injusto.  
La contratación ilegal de personas indocumentadas es viable económicamente para los patronos pues las leyes no son aplicables y tampoco rigen las condiciones de trabajo de estas personas.
La  Ley 180 del Salario Mínimo, Vacaciones y Licencia por Enfermedad en Puerto Rico  busca, “disponer que el salario mínimo federal aplicará en Puerto Rico de la misma forma y con los mismos criterios que en los Estados Unidos de América”. De ninguna forma esta normativa habla sobre su aplicación a  inmigrantes o personas extranjeras.
Lo mismo sucede con la Ley 379 de Jornada Laboral que, “trata de una medida de efectiva protección de la salud, la seguridad y la vida del trabajador”. También ocurre  con la Ley 100 Contra el Discrimen en el Empleo  que prohíbe a los patronos discriminar contra un empleado en cualquier condición de trabajo, “por razón de edad, raza, color, sexo, origen nacional o social, condición social, ideas políticas o creencias religiosas, matrimonio”. 
Por su parte, la  Ley Orgánica del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH) dice que  dicha entidad debe, “ser la agencia de la Rama Ejecutiva encargada de implantar, desarrollar y coordinar la política pública y los programas dirigidos a la formación y capacitación de los recursos humanos indispensables para cubrir las necesidades del sector de trabajo”.
Aunque  se encuentra establecido que tienen el deber de desarrollar políticas públicas, al momento no existe algo encaminado para regular las condiciones laborales de quienes se contratan ilegalmente.
Empleados trajeados, ambiente movido y la carencia de una oficina especializada que atienda la situación laboral de los inmigrantes es la realidad del  DTRH.  
Tras la indiferencia de la agencia gubernamental hacia los inmigrantes se esconde una creciente población de extranjeros establecidos en Puerto Rico. La Encuesta sobre la Comunidad de Puerto Rico realizada desde el  2012 por el  United States Census Bureu reveló que actualmente en la Isla hay alrededor de 58 mil a 63 mil personas que no son ciudadanos americanos.
Sin embargo, el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico carece de estadísticas oficiales sobre la población de indocumentados que viven en el País. El gerente de proyectos estadísticos  demográficos, Alberto L. Velázquez Estrada, confirmó su inexistencia.
Según Velázquez Estrada, el corte presupuestario del 2012 para el Instituto de Estadísticas limitó los estudios que pueden realizar.   Este estudio también reveló que la mayoría de estas personas provienen de Latinoamérica.
Consulado dominicano en San Juan
El Consulado General de la República Dominicana en San Juan representa un pedazo de “territorio dominicano” y  se encarga de velar por los derechos de los ciudadanos dominicanos que viven en la Isla.
 El cónsul General, Franklin Grullón aseguró, “hemos hecho un llamado a todos los dominicanos que pasen por la situación a que vengan al consulado porque independientemente de su estatus migratorio tienen unos derechos y nosotros conjuntamente con ellos enviamos un vicecónsul al Departamento del Trabajo y Recursos Humanos para garantizarles que se les cumpla y se les pague”.
Por su parte, el supervisor interino de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos en Puerto Rico (USCIS, por sus siglas en inglés), Ignacio Ramos se limitó a decir, “USCIS no tiene ninguna campaña contra el discrimen de inmigrantes, pero sí leyes que  protegen a los inmigrantes de ser víctimas de trata humana”.
El portal web del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos indica que todo patrón puertorriqueño que emplee personas extranjeras debe completar una planilla de trabajo donde se reporte que empleará personas indocumentadas mediante visas para trabajos profesionales. 
La planilla debe incluir el propósito, la función que viene a hacer la persona y el salario, entre otros. Posteriormente,  ésta debe ser sometida ante el Departamento del Trabajo de Estados Unidos para que sea aprobada.
El presidente del Comité Dominicano de los Derechos Humanos, José Rodríguez señaló que la mayoría de los indocumentados contratados ilegalmente  son explotados por patrones adinerados y ocurre frecuentemente con las mujeres que realizan trabajo doméstico.
“En Guaynabo tuvimos un caso de una señora dominicana que fue violada por el empleador y él sabía su estado migratorio. Después que la violo él decía que si lo denunciaba la iba a deportar”, abundó Rodríguez.  
Igualmente, señaló que una de las más reciente modalidades entre los patronos abusivos contra el género femenino es que, “para poder despedirlas y no darles nada se les ocurre decir que se les perdió una prenda en su casa”.
En cuanto a los hombres, que mayormente se dedican al trabajo e la construcción, Rodríguez denunció, “hay empresarios contratistas en el área de construcción que contratan a un grupo de personas sin documentos y luego que les deben una cantidad de $5 mil a $10 mil le llaman a la Policía para no pagarles. ¿Qué pasa?, al llamar la Policía se van huyendo porque no quieren enfrentar la justicia”.
La contratación de  personas para trabajar en una empresa o dando un servicio requiere que los empleados paguen seguro social, se beneficien de un plan médico y del desempleo. A diferencia de un trabajador ciudadano estadounidense, los inmigrantes obtienen el dinero de manera cruda y aportan a la economía, pero de manera subterránea. 
“Somos un negocio redondo para el Gobierno estatal y federal. Porque si tú tienes un conglomerado de personas trabajando sin pagarles seguro  social, ni seguro médico, ni desempleo ese dinero les queda a ellos crudo y  limpio. Les conviene a cualquier estado la inmigración porque el inmigrante hace labores que nadie quiere hacer”, precisó Rodríguez.
Tras la incógnita por parte de las agencias gubernamentales, los gritos de clamor, auxilio y apoyo de los inmigrantes ante los atropellos laborales suelen ser atendidos únicamente por líderes comunitarios, activistas, organizaciones privadas o consulados con poder suficiente para ser escuchados. 
Centro para la Mujer Dominicana
Un ejemplo de este tipo de organización es el Centro para la Mujer Dominicana ubicado en Río Piedras, que ofrece ayuda a  mujeres inmigrantes que son víctimas de violencia doméstica y agresiones sexuales. La presidenta de esta organización, Romelinda Grullón confirmó, “sabemos que hay situaciones donde a la mayoría de las mujeres se les paga menos del salario mínimo establecido, donde hay situaciones que se han dado con patrones que después no les quieren pagar y las amenazan”.
“Para nadie es un secreto que muchas de esas mujeres están siendo explotadas por su patrón, pero nuestro enfoque es la agresión sexual y la violencia doméstica”, añadió. 
La explotación laboral de indocumentados es un problema social que continúa afectando a millones de familias en Puerto Rico y otros países. Personas provenientes de República Dominicana, Haití, México y hasta de Cuba se convierten en seres invisibles una vez pisan suelo boricua, pues ni tan siquiera se tiene una idea estadística de cuántos hay actualmente en la Isla.
 El miedo es su mayor desventaja pero siguen luchando por permanecer pues más que su bienestar buscan opciones para mejorar las condiciones de vida de sus familias por encima de la propia. La pregunta es, ¿hasta cuándo seguirán aguantando su realidad sin denunciar?

Nota del editor: Pendientes mañana al segundo reportaje de esta serie investigativa. Entérese de cómo funcionan las gestoras que transmitan los documentos de los inmigrantes en Puerto Rico.  


Orientación legal mal encaminada

Nota del editor: A continuación el segundo reportaje de la serie investigativa sobre la explotación laboral de indocumentados. En esta ocasión conocerán las faltas en los  procesos operativos de las diversas gestoras de servicio a inmigrantes en Puerto Rico.

Solicitudes de ciudadanía, permisos de trabajo, peticiones familiares, peticiones para prometidos y ayudas con la traducción de documentos son algunos de los servicios que más buscan los inmigrantes.
Las respuestas a estos trámites pueden llegar a tardar meses o años, pero la espera desespera cuando el proceso se paraliza con compañías gestoras dedicadas a la extorsión y al fraude.
El argentino Manuel Fernández llegó indocumentado a Puerto Rico en el 1999 con la promesa de trabajar como pastelero en un restaurante de la zona metropolitana en el que terminó de mesero. Según Fernández, al momento de la contratación no hubo un documento escrito que estableciera sus condiciones laborales.
El dueño del restaurante se convirtió en el peticionario de Fernández para someter un Permiso de Trabajo en el Departamento Federal del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH) y le consiguió un abogado para el manejo de sus documentos.
 “El caso mío no sé por qué pero siempre hubo problemas con ese abogado que se demoraba, yo tenía que estar encima de él todo el tiempo averiguando qué pasaba. Él  siempre echaba la culpa al Departamento de Inmigración que es lento. Tanto el abogado como el mismo dueño del restaurante me decían ‘quédate callado, no digas nada porque vas a tener problemas y te pueden deportar’. Uno por miedo se queda callado y no averigua mucho”, relató.
Actualmente, la situación migratoria de Fernández, que ha estado en proceso desde 2000, aún no se ha resuelto. El argentino aseguró que posteriormente los documentos que supuestamente su abogado había sometido al Departamento de Inmigración de Estados Unidos fueron extraviados y hasta decomisados.
Las compañías de gestoría en Puerto Rico carecen de regulaciones por las autoridades. Es decir cualquier persona con experiencia adquirida en el manejo de documentos y procesos migratorios puede abrir  su propia compañía de gestoría cobrando una cantidad ilimitada adicional a lo requerido por la Oficina de Servicio de Ciudadanía e Inmigración  de Estados Unidos.
No obstante, la situación de los abogados de inmigración puede ser diferente pues ésta sí se encuentra regida por el Código de Ética que Regirá la Conducta de los Miembros de la Profesión Legal en Puerto Rico del Colegio de Abogados de Puerto Rico (CAPR).  Según exige la ética de la abogacía, “el fin principal de su función como juristas es el servicio a la sociedad, servicio que tiene que estar dirigido principalmente a lograr la existencia real de un orden jurídico íntegro y eficaz y que tiene que estar orientado esencialmente por los principios de vida democrática y de respeto a la inviolable dignidad del ser humano que rigen la convivencia social en el país”.
Mediante este código queda establecido el comportamiento de los abogados y su función de apelar a la importancia de la dignidad humana razón por la que recae sobre la ética de los abogados al momento de prestar sus servicios a un inmigrante.
El abogado José Silva Cuétara,  quien lleva 37 años atendiendo casos de inmigración en Puerto Rico, señaló que el problema está en que estas compañías independientes son operadas por “notarios” que se presentan como supuestos abogados.
“Son personas que por lo general han trabajado en la oficina de un abogado o personas que llevan este tipo de servicios legalmente. Teniendo este acercamiento se venden a la comunidad inmigrante como especialistas en procedimientos de inmigración, lo cual es falso”, afirmó.
Otro experto en leyes migratorias es el abogado puertorriqueño Salvador Tió. En relación a los frecuentes esquemas de fraude que afectan a los indocumentados, Tió dijo, “yo creo que hay mucho raqueteo ahí, mucho dinero que le cobran demás a esta gente. Servicios legales no puede representar indocumentados porque la ley lo prohíbe”. 
Por su parte, el director interino de la Oficina de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos en San Juan (USCIS, por sus siglas en inglés), Ignacio Ramos indicó que en caso de ellos sospechar algún tipo de fraude con las gestorías, lo refieren para que el Servicio de Inmigración y Control de Aduana  de Estados Unidos (ICE) investigue a fondo.
Ramos aseguró que, “una persona indocumentada puede acudir directamente a USCIS sin necesidad de acudir a un gestor independiente u abogado.  Si la persona no tiene ningún tipo de record criminal, aparte de estar indocumentado, no corre riesgo de ser deportado o acusado por estar indocumentado”.
Para el supervisor interino de la oficina en la Isla, si los inmigrantes llenan los documentos directamente con el USCIS puede significar un gran beneficio económico pues se evitarían pagar la costosa representación de una gestora u abogado. Ramos destacó que las personas extranjeras conocen sobre leyes migratorias. “Los puertorriqueños, al ser ciudadanos americanos, ignoran o desconocen este tipo de proceso”, destacó.
El año pasado, el presidente del Comité Dominicano de los Derechos Humanos, José Rodríguez, el cónsul dominicano, Franklin Grullón y el secretario de Estado, David Bernier denunciaron un fraude contra inmigrantes por la compañía de gestoría Welcome USA. La dueña del local,  Lilliam Álvarez de Toledo presuntamente fue acusada por más de 60 casos de fraude
Otro caso ocurrido en Puerto Rico fue el de la neoyorquina Alicia Domenech Van Rhin en el 2010. La abogada Julia A. Cruz Santana, quien forma parte de la Comisión sobre los Derechos de los Inmigrantes del Colegio de Abogados  de Puerto Rico (CAPR)  estuvo involucrada de cerca con el caso de  Domenech Van Rhin.
Cruz Santana explicó que la fémina que se hospedó en diferentes hoteles de Puerto Rico para reunirse con personas indocumentados, “se pintaba como una abogada que viajaba de aquí a República Dominicana por lo que no tenía oficina en ningún lado”. 
Alegadamente, Domenech reunía a indocumentados para hacerlos ciudadanos legales cobrándoles dinero de manera excesiva sin radicar ninguno de los documentos
Durante visitas realizadas en dos gestoras de servicios al inmigrante se puede percibir lo atareados y los muchos documentos que cada persona debe llevar para evaluar su situación. La  directora de la Oficina de Orientación al Emigrante en Santurce, Gladys Torres, proyecta su calor humano para recibir a los inmigrantes que se apuntan en largas listas de espera para ser atendidos.
Torres trabajó anteriormente en el Consulado Dominicano de San Juan, lugar donde se educó sobre temas migratorios.  Torres detalló que en su oficina muchos indocumentados “han visto realizado el sueño de arreglar con todas las de la ley sus papeles de inmigración y de otras agencias federales y estatales a precios justos y razonables, al alcance de sus clientes”.
Mariana Binet Mieses
El ambiente es similar en la Oficina de Servicios a Extranjeros Residentes en Puerto Rico del Departamento de Estado, quienes desde su apertura en abril del año pasado han  tenido 3,012  clientes. La ayudante especial  de esta entidad gubernamental, Mariana Binet Mieses afirmó que han tenido que darles seguimiento a  casos que han sido dejados a la mitad por gestorías privadas. Asimismo, invitó a la población migratoria a que no pierdan su dinero, eviten problemas y aprovechen los servicios gratuitos que ofrecen.
A diferencia de la Oficina de Orientación al Emigrante, que atiende de 20 a 25 clientes diarios, en la agencia gubernamental Binet Mieses solo alcanza atender de 10 a 15 personas, es decir menos de la mitad.
Los indocumentados establecidos en Puerto Rico son timados sin escatimar nacionalidad, género o raza. El miedo y la injusticia se pueden ver en los ojos esperanzados de los inmigrantes. Mientras hay quienes ofrecen un buen servicio de orientación, hay otros que son más listos que nadie.

Nota del editor: No te pierdas  mañana el reportaje final de la serie investigativa que abarca el fenómeno de la explotación laboral de indocumentados en la Isla. Estaremos tratando la necesidad de una educación patronal con perspectiva anti discrimen. 


¡Aquí está el etnocentrismo que hace orilla!

Nota del editor: Éste es el tercer reportaje de una serie investigativa sobre la explotación laboral de indocumentados en el País. Hoy se discutirá la urgente necesidad de iniciativas educativas con bases antidiscriminatorias y en derechos civiles para patronos. 

“Se creen mejores por sus profesiones, por tener facciones de sus opresores”,  dice un fragmento de la canción Loíza del cantante Tego Calderón.
Estas palabras describen perfectamente las prácticas culturales etnocentristas con las que los extranjeros se pueden topar en la calle, áreas de trabajo y lugares públicos de Puerto Rico. Esta situación ocurre de manera tan seguida que ya la dejan por desapercibida  y tampoco surgen encomiendas educativas con perspectiva antidiscrimen para evitar que suceda.
Discrimen, racismo, xenofobia y burlas representan el pan de cada día de muchos empleados inmigrantes legales o ilegales.  La tendencia  a prejuzgar contra los dominicanos es una práctica muy común pues una persona con características quisqueyanas enseguida es catalogada como “yolero”, “mojado” o “expatriado”. Como si no fuera lo suficientemente ofensivo, hay quienes apelan al maltrato verbal para exigirles mayor fuerza laboral a los inmigrantes.
El discrimen representa una violación a la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. “La dignidad del ser humano es inviolable. Todos los hombres son iguales ante la Ley. No podrá establecerse discrimen alguno por  motivo de raza, color, sexo, nacimiento, origen o condición social, ni ideas políticas o religiosas”, dispone el documento que establece los derechos naturales de los puertorriqueños.
La Unidad Antidiscrimen (UAD) del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos (DTRH) sirve de intermediario entre las partes del conflicto por discrimen, investiga y emite querellas por la Ley 100 contra el discrimen en el empleo.
Según explica el portal web de la UAD, “El discrimen perpetúa la escasez de oportunidades económicas que deben formar la base para la prosperidad social. El dolor de las víctimas de opresión y persecución mina la salud mental de muchos obreros(as) e intensifica el potencial de conflicto social”.
Igualmente ofrecen, “charlas talleres, conferencias, foros y seminarios para educar, concienciar, y sensibilizar, dirigidos a prevenir y combatir la discriminación ilegal en los centros de trabajo”.
A pesar de existir la UAD, el DTRH no garantiza la capacitación antidiscriminatoria entre empleadores boricuas que tienen un total desconocimiento sobre el manejo del multiculturalismo en sus empresas de manera que los tratos sean igualitarios entre los empleados de diversidad nacional. 
El investigador de querellas de la UAD, Juan Carlos Otero, detalló que la UAD defiende varias causas por motivos de discrimen, entre estos el discrimen por nacionalidad. 
Otero asegura que la UAD tiene un acuerdo colaborativo con la agencia Equal Employment Opportunity que pertenece al Departamento del  Trabajo de Estados Unidos. “Como base de ese acuerdo colaborativo y la Ley 100 contra el discrimen en el empleo es que aquí se administra la ley contra el discrimen en el área laboral”.
En cuanto a la población de inmigrantes, el investigador de la UAD aseguró que, “las personas indocumentadas tienen la misma protección contra el discrimen sin importar su estado migratorio”.
Además abundó sobre las diversas maneras en las que patronos pueden cometer discrimen contra indocumentados. “Supongamos un ejemplo hipotético que cierta compañía se aprovecha de contratar a esta persona que se encuentra en el país sin documentos y se aprovecha de esa condición para darle peores condiciones en el empleo en términos de beneficios y pagas. Cuando se compara ese empleado con sus empleados puertorriqueños es que ocurre el tratamiento de discrimen”, señaló.
En caso de que un indocumentado acuda a la UAD se le atendería como a cualquier otro trabajador pues para someter una querella la oficina no  indaga sobre la  condición legal  de los querellantes. Sin embargo, la oficina no ofrece talleres, orientaciones especializadas para inmigrantes a menos que el patrono las pida. 
Por su parte, el supervisor interino de la Oficina del Ciudadano y Servicios de Inmigración de Estados Unidos en San Juan (USCIS, por sus siglas en inglés), Ignacio Ramos confirmó que la entidad federal no cuenta con una campaña contra el discrimen de inmigrantes, pero sí leyes que protegen a los inmigrantes expuestos a la trata humana.
Oval: SigueAnte la urgente necesidad de una perspectiva anti discrimen, el presidente de la Comisión de los Derechos Civiles (CDC), Ever Ruiz Padilla  dijo, “me parece que deberíamos desarrollar más campañas de sensibilización, primero para ser  sensibles con las necesidades particulares que podrían tener los inmigrantes”, aseguró.
Actualmente la CDC no trabaja ninguna campaña de sensibilización contra la explotación laboral debido a que gran cantidad de las querellas recibidas son enfocadas en temas como el discrimen contra los confinados, los derechos civiles de la comunidad Lésbica, Gays, Bisexual, Transgénero y Transexual (LGBTT) y para los estudiantes de educación especial de las escuelas públicas del país.
Negocio para envío de remesas 
 El argentino Manuel Fernández (nombre ficticio), vivió la situación discriminatoria de cerca durante 14 años.  Fernández emigró junto a su esposa a la Isla en 1999 tras la situación económica en Argentina y desde entonces trabajó en un restaurante en la zona turística de San Juan del que fue despedido hace unos meses.

 “Le dijo a mi esposa que se cag,,, en los argentinos”, denunció Fernández refiriéndose a quien fue su jefe desde que llegó a suelo puertorriqueño.  El inmigrante aseguró que en el negocio de comida todos sus compañeros provenían de la República Dominicana.
Fernández dijo, “lo he oído que habla mal de los dominicanos, dominicanos de mier… y cosas así les decía. No se los decía en la cara”, añadió.
Por otro lado, el cónsul dominicano Franklin Grullón sostuvo que ahora el Departamento de Estado está estableciendo buenas relaciones diplomáticas y se encuentran entregándole la Convención de Viene sobre Relaciones Consulares a la Policía para evitar el discrimen y las diversas situaciones que ocurren con los dominicanos en las calles debido al desconocimiento de leyes migratorias que abunda entre los puertorriqueños.
Carmen Mora  es una residente dominicana que vivió en carne propia el discrimen durante su travesía en la guagua de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA). Una gama de insultos se dieron en pleno camino entre ella y varios pasajeros. Mora dijo,  “Esta ‘despatriá,  esta mojá’ me dijo una  muchacha que era del residencial Luis Llorens Torres. Le dije ‘para que tú discrimines apréndete la historia de Puerto Rico primero’”.   
Otro grupo afectado por el discrimen es el de las mujeres inmigrantes que acuden al Centro para la Mujer Dominicana. La presidenta, Romelinda Grullón comentó, “todo el mundo sabe que hay un problema de racismo, xenofobia, prejuicio contra la comunidad de inmigrantes, especialmente la comunidad dominicana”.
A nivel mundial, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) prohíbe la explotación laboral y el discrimen por nacionalidad en la Carta Universal de los Derechos Humanos. “Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”, establece dicha carta.
La coordinadora del Instituto de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (INIPRODEH) de la Universidad del Sagrado Corazón (USC), Lina Torres denunció que la mayor parte de los puertorriqueños no conoce la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico y la Carta Universal de los Derechos Humanos. La profesora reconoció que ambos documentos deben enseñarse formalmente desde grados primarios.
Torres sugirió fomentar el relativismo cultural como medida para que las personas aprendan a valorizar la diversidad cultural. “Tenemos que aprender que hay gente que viene de otras culturas y porque proceden de otras culturas y tienen otras creencias, no necesariamente implica que sean mejor que uno”, puntualizó.
El discrimen laboral en Puerto Rico contra los indocumentados es un secreto a viva voz que todos conocen y que se ha estado transmitiendo de generación en generación. Expertos piensan que el peso del problema recae en la falta de educación con perspectiva anti discrimen y diversidad cultural para puertorriqueños de todas las edades.


Mayo 2014

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