15 de mayo de 2013

En estado de emergencia la agricultura del País


Michelle Ruiz Martínez
Estudiante de Periodismo de la USC


EDITORIAL
El veneno de cada día

El puertorriqueño se encuentra ajeno a una verdad que ha revolucionado al mundo entero. Empresas de alimentos genéticamente alterados han acaparado las mejores tierras del mundo para la siembra de sus cultivos.  Puerto Rico no está exento.  
En la Isla hay ocho empresas biotecnológicas, siete de éstas multinacionales. Muchas de estas multinacionales están ubicadas en áreas específicas entre Juana Díaz, Santa Isabel y Salinas, “agarrando” a su llegada las tierras más fértiles y utilizándolas como conejillo de indias en sus proyectos biotecnológicos, a cambio de la jugosa suma de $8.2 millones que estas empresas le dejan al País.

Pero, ¿cuál es el precio que hay que pagar? La mayoría de los puertorriqueños ni siquiera saben de la existencia de estas multinacionales, que llegan como ladrones en la noche, calladas, silenciosas, para arrebatar uno de los tesoros más puros de la hermosa Boriquén, sus tierras fértiles.
Estas empresas biotecnológicas son las creadoras de alimentos transgénicos, que son alimentos modificados genéticamente (OMG)  para hacerlos más resistentes a plagas de insectos y a pesticidas. Lo que estas empresas no mencionan son los cientos de estudios a nivel mundial que han demostrado el daño que causan por medio de los alimentos genéticamente alterados. Los suelos, plantas, animales y los propios seres humanos están consumiendo las toxinas que contienen esta clase de alimentos, sin saber el daño que puedan causar como infertilidad en los suelos, enfermedades a plantas, animales y a las personas.
Estos OMG son proclamados por algunos científicos como  “la única posibilidad de alimentar al mundo y no morirse de hambre”.  Otros los llaman “el veneno de cada día”.


Dudosa legalidad

Nota del editor: Primer reportaje de la serie investigativa sobre las empresas multinacionales de alimentos transgénicos en la Isla y el peligro que causan. En esta ocasión trataremos acerca de la dudosa legalidad de los terrenos utilizados por empresas multinacionales de alimentos transgénicos en Puerto Rico.

En Puerto Rico se cultiva una verdad que no muchos conocen, empresas multinacionales utilizan las tierras fértiles de la Isla como un gigantesco laboratorio científico para desarrollar alimentos transgénicos (OMG).
Gran parte de las tierras de pueblos como Santa Isabel, Juana Díaz y Salinas son utilizadas como ratas de laboratorio que son manipuladas por ocho empresas biotecnológicas, siete de estas multinacionales, encargadas de la creación de semillas genéticamente alteradas.
La principal productora de semillas transgénicas en el mundo, Monsanto Caribe LLC, está dividida en dos empresas en la Isla. Cuenta con 325 acres en Isabela y con más de 2,000 acres de terrenos fértiles en Juana Díaz, un negocio de dudosa legalidad cuando, según la Autoridad de Tierras y el Artículo VI de la Constitución de Puerto Rico, solo se les debe permitir rentar 500 acres de terreno.
A pesar de que el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, aprobó la Ley 202 que ayuda a empresas de alimentos modificados genéticamente, no sabe cuántas tierras son utilizadas por  estas multinacionales biotecnológicas para desarrollar las semillas OMG.
Agricultores de áreas cercanas a estas empresas en el sur de la Isla dejan de cultivar sus tierras para alquilarlas a empresas productoras de alimentos transgénicos, o simplemente comienzan a comprar de sus semillas y pesticidas para “aportar” con la exportación de alimentos.
Aunque existe otra realidad muy diferente, algunos de estos contratos ocurren “bajo la mesa” por problemas de patentes o simplemente porque logran ganar $650 por cuerda anuales alquilando sus terrenos o trabajando para las multinacionales.
Monsanto, y cada una de estas empresas, tienen patentizadas sus semillas, de esa manera la única forma “legal” para que las personas puedan utilizar estas semillas sería comprando las semillas “Round Up Ready”, mejor conocidas como semillas genéticamente alteradas a las cuales se les ha añadido pesticidas.
“Cada una de estas empresas tiene el mismo concepto. Lograron obtener las patentes de sus semillas, por eso estas semillas son resistentes a herbicidas, con el propósito de asegurar el mercado para sus compañías químicas y de esa manera asegurar que el que compre las semillas tiene que comprar el pesticida de su compañía”, expresó Carmelo Ruiz Marrero, autor del libro Balada transgénica.
Heriberto Vázquez vive cerca de una de estas multinacionales en el área sur. Era un agricultor pequeño del área. Para el año 2011 Vázquez se percata que sus tierras habían sido contaminadas, supuestamente por la polinización, es decir cuando el viento sopla las plantas genéticamente alteradas sueltan polen y éste vuela por el aire cayendo en suelos cercanos y haciendo que los cultivos del área se contaminen con transgénicos.
“Soy una persona que no le hace ningún daño a nadie, ni se mete con nadie. Una mañana me llega una carta mencionándome el asunto, yo no quería problemas legales, así que decidí comprar los productos de esta empresa y comenzar a trabajar para ellos”, expresó Vázquez sobre los problemas legales que tuvo algún tiempo con una de las más importantes compañías biotecnológicas.
Según el artículo VI de la Constitución de Puerto Rico, esta medida de los 500 acres fue realizada con el propósito de evitar un monopolio en el País cuando el negocio de la caña de azúcar acaparaba grandes terrenos de la Isla, gran parte de los terrenos que hoy tienen estas multinacionales.
Sorgo, algodón, maíz y soya son los alimentos utilizados como experimentos científicos en las tierras de Puerto Rico desde hace algunos años. Para el año 1987, Monsanto, la ex fábrica de sustancias químicas tóxicas fundada en 1901, y la principal productora de semillas transgénicas en Puerto Rico y en el mundo, comenzó a realizar las pruebas con organismos transgénicos en la Isla, aunque no fue hasta el año 1996 que comenzaron a realizar estos alimentos, se dedicaron plenamente a las semilleras junto con las otras empresas, acaparando así miles de acres de terrenos fértiles.
Por otra parte, la Ley de biotecnología 202, aprobada el 10 de agosto de 2009 por el gobernador Luis Fortuño, ayuda a aprobar los servicios y permisos para empresas de siembra e investigación de productos genéticamente alterados. Aunque al aprobar la ley no utilizan la palabra transgénicos y la disfrazan de una forma más bonita diciendo que esta clase de alimentos son una mejora sobre el código genético.
“La Ley de biotecnología 202, trata sobre ayudar a empresas biotecnológicas para poder evolucionar y poner nuestra agricultura a la par con los demás países”, expresó el secretario de agricultura, Neftalí Colón.  Empresas de biotecnología multinacionales aportan al País alrededor de $8.2 millones anuales.
Los transgénicos, en términos científicos son aquellos alimentos a los que se les ha insertado genes exógenos (de otras plantas o animales) en sus códigos genéticos. Es decir, las semillas genéticamente alteradas son semillas a las que les injertan estos genes exógenos para hacerlas más resistentes a los pesticidas y a los insectos. Aunque son muchos los científicos que aseguran que son más los daños que causan estas semillas, que lo que verdaderamente ayudan. Y que además, estos cultivos utilizan más pesticidas y herbicidas que la propia agricultura convencional, sin mencionar la agricultura orgánica que prácticamente es libre de estas toxinas.
Muchos agricultores de la Isla se han visto afectados de alguna u otra manera por estas empresas. Por un lado, hay agricultores locales tratando de generar una ganancia con la cual puedan sostener sus familias, pero no tienen las tierras suficientes, o tarde o temprano estas empresas terminan apoderándose de ellas. Por otro lado, hay agricultores orgánicos tratando de que las personas coman apropiadamente, pero si una semilla transgénica se cultiva en las tierras, nada aparte de estas semillas logra germinar en ellas, entonces quedan pocos suelos fértiles para cultivo orgánico.
“La mayoría de mis colegas han tenido que hacer lo mismo que yo. Simplemente optar por formar parte de estas empresas, por lo menos en el área la polinización ha logrado que gran parte de estas tierras se contaminen con transgénicos. Entonces tienes dos opciones o dejar de cultivar tus tierras o les compras sus productos”, dijo con indignación Vázquez.

Nota del editor: En la próxima edición se estarán exponiendo los problemas de toxicidad que podrían causar los alimentos transgénicos a los suelos y plantas de Puerto Rico.


Suelos en estado de intensivo

Nota del editor: Segundo reportaje de la serie investigativa sobre las empresas multinacionales de alimentos transgénicos en la Isla y el peligro que causan. En esta ocasión será acerca de la toxicidad de los alimentos modificados genéticamente y los posibles daños a suelos y  plantas de Puerto Rico.

         Poco se conoce en Puerto Rico acerca de la toxicidad de los cultivos modificados genéticamente (OMG). Las tierras, plantas y animales de la hermosa Borinquen están en riesgo gracias a las toxinas y pesticidas utilizados, no tan solo en la agricultura convencional, sino también en la transgénica.
         Cientos de estudios científicos sobre Monsanto, la empresa biotecnológica encargada de crear las semillas transgénicas, mejor conocidas como “Round Up Ready”, han demostrado científicamente los riesgos que ocasionan esta clase de alimentos.
          “Round Up Ready”, es el nombre otorgado a las semillas transgénicas diseñadas para sobrevivir al “Round Up”, el herbicida químico de Monsanto, que contiene glifosato, otra clase de herbicida con un grado alto de toxicidad.
 Uno de los estudios que demuestra la toxicidad y el daño que ocasiona el glifosato es del científico del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), Don Huber.
         “Es bien documentado que el glifosato promueve patógenos del suelo y ya está implicado con el aumento de más de 40 enfermedades de plantas; también desmantela sus defensas por quelación de nutrientes vitales, y reduce la biodisponibilidad de los nutrientes en la alimentación, que a su vez puede causar trastornos en animales”, expresó Huber en una carta enviada en febrero de 2011 al secretario de agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack.
         Se ha demostrado que los OMG no tan solo pueden ser causantes de daños a las plantas, los suelos también reciben parte del daño. Cuando la tierra es utilizada para esta clase de sembradíos alterados genéticamente, estos organismos causan una degradación de la tierra, resistencia a los herbicidas, desaparición de insectos beneficiosos, entre otros efectos perjudiciales para el ambiente.  
Los insecticidas de cultivos OMG pueden también afectar a insectos  y a otros organismos del suelo imprescindibles para mantener su fertilidad y equilibrio ecológico y para que los cultivos puedan prosperar.
         En Puerto Rico los terrenos utilizados para sembrar  estos organismos transgénicos están doblemente contaminados por el alto contenido de pesticidas y herbicidas utilizados para la siembra de OMG y,  porque además las semillas transgénicas contienen toxinas adicionales para hacerlas resistente a plagas de insectos.
 “Si estas empresas multinacionales se van de Puerto Rico, los suelos tardarían años en estar limpios de todas las toxinas”, expresó Carmelo Ruiz Marrero, autor del libro Balada transgénica.
Otro impacto negativo para el medio ambiente es la contaminación genética. Es prácticamente imposible impedir la dispersión del polen  de estas siembras transgénicas ocasionando  a su vez la contaminación no deseada de OMG en otros cultivos. El polen puede elevarse a gran altura y viajar a grandes distancias, polinizando campos muy distantes.
La posibilidad de una rápida propagación de los transgénicos  a especies silvestres y su persistencia ha sido comprobada en diversos estudios realizados a lo largo de los últimos años. El problema es que si se sigue propagando por medio de la polinización, en el futuro habrá muchos terrenos contaminados.
“El problema con los transgénicos es que si siembras la semilla OMG en tus tierras, estos suelos luego no pueden producir otra clase de alimentos porque saldrían contaminados”, expresó Ruiz Marrero al referirse al problema de propagación de estas semillas.
“No sé con exactitud el tiempo que tardarían los suelos en estar limpios de estos productos, pero quizás por medio del proceso de biodirremediación se podría ayudar un poco. Por ejemplo, con la ayuda de la biodirremediación podría tardarse siete años aproximadamente y aún así no estarían completamente descontaminados”, expresó Arturo Massol, director de Casa Pueblo, Inc.
         La forma más sustentable de realizar la agricultura es por medio de la agricultura orgánica, entiéndase por ello, agricultura que en el proceso de siembra se utiliza poca o ninguna cantidad de pesticidas y herbicidas.
         Son pocos los agricultores que prefieren utilizar estos métodos, porque ganan más realizando cultivos convencionales o transgénicos. Aún así existen algunos agricultores que al saber el daño que esta clase de cultivos ocasionan, no tan solo a las tierras de Borinquen, sino también a la salud de las personas, prefieren cultivar orgánicamente.
         “Soy agricultor orgánico porque me orienté y sé las cualidades que tiene el cultivar alimentos más saludables para el consumo de nuestra Isla. Pero muchos de nosotros nos vemos afectados por estas multinacionales. Más del 85 por ciento de la comida que se cultiva en la Isla es importada y solo consumimos menos de un 15 por ciento de estas. Los pequeños agricultores prefieren unirse a multinacionales, y nosotros (los agricultores orgánicos) de cierta manera nos vemos afectados por todo esto”, expresó Alberto Torres, agricultor orgánico. 
         “Estas empresas tienen las mejores tierras (más fértiles) de Puerto Rico, cuando se podrían utilizar para una agricultura más sustentable y saludable”, añadió indignado Torres.
         Las tierras utilizadas por estas multinacionales son otorgadas por la Autoridad de Tierras de Puerto Rico, y apoyadas por la Ley de Biotecnología aprobada por el gobernador Luis Fortuño en el 2009.
         “Con la Ley de Promoción y Desarrollo de Empresas de Biotecnología Agrícola en Puerto Rico, nosotros (la Autoridad de Tierras y el Departamento de Agricultura de Puerto Rico) ayudamos a estas empresas a poder expandir la biotecnología agrícola en la Isla, y así poder tener una agricultura a la par con otros países en el mundo”, afirmó el director ejecutivo de la Autoridad de Tierras, Frederick Muhlach Santos.

Nota del editor: En la próxima edición se estarán exponiendo los problemas en la salud que podrían causar la exposición y el consumo de estos alimentos a los habitantes de Puerto Rico.


Transgénicos a la mesa

Nota del editor: Tercer reportaje de la serie investigativa sobre las empresas multinacionales de alimentos transgénicos en la Isla y el peligro que causan. En esta ocasión trataremos acerca de la falta de conocimiento de los puertorriqueños sobre los posibles daños a la salud ocasionados por alimentos genéticamente alterados.
        
Días enteros bajo el sol, cansados, cosechando y rociando herbicidas a las plantas, a veces sin el uniforme completo; así se encuentran cientos de empleados de las empresas multinacionales de cultivos biotecnológicos en Puerto Rico, sin saber el grado de toxicidad de esta clase de alimentos y herbicidas.
         La mayoría de los empleados tienen un nivel bajo de escolaridad, muchos de estos, desertores escolares que con tal de ganarse un par de dólares trabajan donde sea.  Por ende, gran parte de las personas desconocen el peligro para su salud que ocasiona el mezclar productos químicos, y más si no tienen el uniforme completo.
         “En muchas ocasiones, a pesar de que estas empresas eran estrictas con la utilización correcta del uniforme, algunos empleados no los utilizaban correctamente. Una vez un empleado no utilizó el equipo necesario y cuando fue a derramar ácido cítrico, el ácido lo echó en el agua y le cayó en la cara”, mencionó una fuente anónima, empleado de la compañía AG Reliant, una de las siete empresas multinacionales de alimentos transgénicos en la Isla.
El peligro no amenaza solamente a los trabajadores de estas empresas, sino también a toda la Isla. Desde finales de los años 90 se ha ido intensificando el debate sobre la seguridad de los alimentos genéticamente alterados o transgénicos (OMG), han sido catalogados una amenaza para la sociedad. A nivel mundial existen cientos de investigaciones científicas que han demostrado los daños que ocasionan estos productos a las tierras, a las plantas, a los animales, y posiblemente a los seres humanos.
         Hasta el momento no se ha realizado un estudio que pueda demostrar 100 por ciento que el consumo de OMG cause problemas de la salud a las personas, aunque estudios de importancia internacional han logrado demostrar los daños ocasionados a animales.
“Se han hecho múltiples experimentos. Cada uno midiendo diferentes parámetros, comparando masas de órganos, daños al intestino, entre otras enfermedades. Son conclusiones difíciles de decir ya que son productos bastante nuevos”, argumentó Wilma Colón, catedrática de ciencias biológicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR), recinto de Río Piedras.
Dos de las investigaciones científicas más prestigiosas y completas referentes al tema de los transgénicos son de los científicos José L. Domingo, director del Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental de la Universidad Rovira Virgili en Madrid  y   editor de la revista “Food and Chemical Toxicology”; y  Gilles-Eric Seralini, experto de la Comisión Europea en transgénicos.
         En la investigación de Seralini, para saber si los OMG son tóxicos, se realizaron los mismos exámenes en todo el planeta; se les dio a ratas de laboratorio dos dosis de maíz transgénico de la empresa multinacional Monsanto, durante tres meses y se les realizaron dos análisis de sangre, a las cinco semanas y a los tres meses. Los resultados fueron: aumento de grasa en sangre (del 20 por ciento al 40 por ciento), de azúcar (10 por ciento), desajustes urinarios, problemas de riñones y de hígado, precisamente los órganos de desintoxicación.  Estas mismas ratas fueron alimentadas con el maíz durante dos años y las que sobrevivieron crearon tumores cancerosos, entre otras enfermedades mencionadas anteriormente.
         Otro de los descubrimientos realizados por Seralini fueron que el pesticida de la empresa Monsanto, llamado Round Up, mata directamente las células humanas, a pesar de que Monsanto tenía en su etiqueta que era biodegradable, etiqueta que tuvieron que sacar luego de múltiples experimentos científicos que demostraban lo contrario. Un ejemplo es el realizado en la Universidad de Colorado en el año 2011 donde de 30 mujeres embarazadas, el 93 por ciento tenía la toxina en la sangre, y un 80 por ciento se la había transferido al feto por medio del cordón umbilical.
En la Isla, las personas no están al tanto de todos estos estudios, no se han realizado estudios en Puerto Rico que tengan que ver con los OMG. Los propios empleados de estas multinacionales, muchos no comienzan a trabajar sabiendo los daños que estos alimentos ocasionan, algunos tan siquiera sabían qué exactamente eran esta clase de sembradíos.
          “Tengo 19 años, un amigo me habló sobre el trabajo y solicité empleo en esta empresa relacionada con transgénicos en Juana Díaz. Me cogieron y cuando empecé a trabajar, me pusieron directamente en los sembradíos.  Llevo trabajando dos meses y aunque necesite el dinero, voy a renunciar. Muchas personas me han hablado de la alta incidencia de cáncer entre empleados y residentes del área, me dicen que los empleados no duran mucho por esa razón”, confirmó una entrevista anónima que trabaja actualmente en una de las multinacionales de OMG más importantes en el mundo.
         Durante los últimos años la tasa de mortalidad a causa de cáncer en la Isla ha aumentado considerablemente. Según las estadísticas del Registro Central de Cáncer en Puerto Rico los pueblos de Juana Díaz, Santa Isabel y Salinas tienen una alta tasa de mortalidad de más de 127,000 personas en cuatro años, en cada pueblo.
         Existen diferentes tipos de enfermedades que posiblemente pueden ocasionar no tan solo el consumo de estos alimentos, sino también la exposición a los sembradíos.  El cáncer encabeza estas enfermedades. Otras no tan frecuentes, y que no se pueden saber a ciencia cierta si han sido causadas por transgénicos, son las alergias.
“Hay dos casos de productos transgénicos alergénicos, pero no salieron al mercado por esa razón. Aunque no a todos estos productos se les realizan estas pruebas, a estas compañías no les conviene”, expresó  Colón Parrilla. 
“La mayoría de los productos transgénicos tienen proteínas que entran por primera vez en la cadena alimenticia humana. Esas proteínas tóxicas nos las comemos y  nos estamos exponiendo por primera vez a una proteína totalmente nueva para nuestro cuerpo”, añadió Colón Parrilla refiriéndose a las semillas OMG.
Los OMG han revolucionado la agricultura del mundo entero. Muchos científicos ven estos alimentos como la forma más segura de poder contrarrestar la hambruna en el mundo. Por otra parte, otros científicos independientes, por medio de diferentes estudios que han realizado a través de los años han logrado “sacar a la luz” una realidad muy diferente, enfermedades a las plantas, tumores cancerosos a ratas de laboratorio alimentadas con maíz transgénicos, personas que han trabajado en estas empresas y han estado expuestos a todos los tóxicos, suelos contaminados donde ya no se puede sembrar otro tipo de semilla que no sea OMG, entre muchas otras razones.
“Los organismos genéticamente alterados y su empresa creadora, Monsanto, han sido culpables de muchas enfermedades y polémicas desde sus comienzos.  En Puerto Rico pocos saben acerca de los OMG. Hay que dar a conocer la verdad, y con ella luchar por un Puerto Rico libre de transgénicos”, expresó con indignación Carmelo Ruiz Marrero, autor del libro Balada transgénica.

Diciembre 2012

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