Michelle Ruiz Martínez
Estudiante de Periodismo de la USC
EDITORIAL
El veneno de cada día
El puertorriqueño se encuentra ajeno a una verdad que ha revolucionado
al mundo entero. Empresas de alimentos genéticamente alterados han acaparado
las mejores tierras del mundo para la siembra de sus cultivos. Puerto Rico no está exento.
En la Isla hay ocho empresas biotecnológicas, siete de éstas
multinacionales. Muchas de estas multinacionales están ubicadas en áreas
específicas entre Juana Díaz, Santa Isabel y Salinas, “agarrando” a su llegada
las tierras más fértiles y utilizándolas como conejillo de indias en sus
proyectos biotecnológicos, a cambio de la jugosa suma de $8.2 millones que
estas empresas le dejan al País.
Pero, ¿cuál es el precio que hay que pagar? La mayoría de los
puertorriqueños ni siquiera saben de la existencia de estas multinacionales,
que llegan como ladrones en la noche, calladas, silenciosas, para arrebatar uno
de los tesoros más puros de la hermosa Boriquén, sus tierras fértiles.
Estas empresas biotecnológicas son las creadoras de alimentos
transgénicos, que son alimentos modificados genéticamente (OMG) para hacerlos más resistentes a plagas de
insectos y a pesticidas. Lo que estas empresas no mencionan son los cientos de
estudios a nivel mundial que han demostrado el daño que causan por medio de los
alimentos genéticamente alterados. Los suelos, plantas, animales y los propios
seres humanos están consumiendo las toxinas que contienen esta clase de
alimentos, sin saber el daño que puedan causar como infertilidad en los suelos,
enfermedades a plantas, animales y a las personas.
Estos OMG son proclamados por algunos científicos como “la única posibilidad de alimentar al mundo y
no morirse de hambre”. Otros los llaman
“el veneno de cada día”.
Dudosa legalidad
Nota del editor: Primer reportaje de la serie investigativa sobre las
empresas multinacionales de alimentos transgénicos en la Isla y el peligro que
causan. En esta ocasión trataremos acerca de la dudosa legalidad de los
terrenos utilizados por empresas multinacionales de alimentos transgénicos en
Puerto Rico.
En Puerto Rico se cultiva una verdad que no muchos conocen, empresas
multinacionales utilizan las tierras fértiles de la Isla como un gigantesco
laboratorio científico para desarrollar alimentos transgénicos (OMG).
Gran parte de las tierras de pueblos como Santa Isabel, Juana Díaz y
Salinas son utilizadas como ratas de laboratorio que son manipuladas por ocho
empresas biotecnológicas, siete de estas multinacionales, encargadas de la
creación de semillas genéticamente alteradas.
La principal productora de semillas transgénicas en el mundo, Monsanto
Caribe LLC, está dividida en dos empresas en la Isla. Cuenta con 325 acres en
Isabela y con más de 2,000 acres de terrenos fértiles en Juana Díaz, un negocio
de dudosa legalidad cuando, según la Autoridad de Tierras y el Artículo VI de
la Constitución de Puerto Rico, solo se les debe permitir rentar 500 acres de
terreno.
A pesar de que el gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, aprobó la Ley
202 que ayuda a empresas de alimentos modificados genéticamente, no sabe cuántas
tierras son utilizadas por estas
multinacionales biotecnológicas para desarrollar las semillas OMG.
Agricultores de áreas cercanas a estas empresas en el sur de la Isla
dejan de cultivar sus tierras para alquilarlas a empresas productoras de
alimentos transgénicos, o simplemente comienzan a comprar de sus semillas y
pesticidas para “aportar” con la exportación de alimentos.
Aunque existe otra realidad muy diferente, algunos de estos contratos
ocurren “bajo la mesa” por problemas de patentes o simplemente porque logran
ganar $650 por cuerda anuales alquilando sus terrenos o trabajando para las
multinacionales.
Monsanto, y cada una de estas empresas, tienen patentizadas sus
semillas, de esa manera la única forma “legal” para que las personas puedan
utilizar estas semillas sería comprando las semillas “Round Up Ready”, mejor
conocidas como semillas genéticamente alteradas a las cuales se les ha añadido
pesticidas.
“Cada una de estas empresas tiene el mismo concepto. Lograron obtener
las patentes de sus semillas, por eso estas semillas son resistentes a herbicidas,
con el propósito de asegurar el mercado para sus compañías químicas y de esa
manera asegurar que el que compre las semillas tiene que comprar el pesticida
de su compañía”, expresó Carmelo Ruiz Marrero, autor del libro Balada transgénica.
Heriberto Vázquez vive cerca de una de estas multinacionales en el
área sur. Era un agricultor pequeño del área. Para el año 2011 Vázquez se
percata que sus tierras habían sido contaminadas, supuestamente por la
polinización, es decir cuando el viento sopla las plantas genéticamente
alteradas sueltan polen y éste vuela por el aire cayendo en suelos cercanos y
haciendo que los cultivos del área se contaminen con transgénicos.
“Soy una persona que no le hace ningún daño a nadie, ni se mete con
nadie. Una mañana me llega una carta mencionándome el asunto, yo no quería
problemas legales, así que decidí comprar los productos de esta empresa y comenzar
a trabajar para ellos”, expresó Vázquez sobre los problemas legales que tuvo
algún tiempo con una de las más importantes compañías biotecnológicas.
Según el artículo VI de la Constitución de Puerto Rico, esta medida de
los 500 acres fue realizada con el propósito de evitar un monopolio en el País
cuando el negocio de la caña de azúcar acaparaba grandes terrenos de la Isla, gran
parte de los terrenos que hoy tienen estas multinacionales.
Sorgo, algodón, maíz y soya son los alimentos utilizados como
experimentos científicos en las tierras de Puerto Rico desde hace algunos años.
Para el año 1987, Monsanto, la ex fábrica de sustancias químicas tóxicas
fundada en 1901, y la principal productora de semillas transgénicas en Puerto
Rico y en el mundo, comenzó a realizar las pruebas con organismos transgénicos
en la Isla, aunque no fue hasta el año 1996 que comenzaron a realizar estos
alimentos, se dedicaron plenamente a las semilleras junto con las otras
empresas, acaparando así miles de acres de terrenos fértiles.
Por otra parte, la Ley de biotecnología 202, aprobada el 10 de agosto
de 2009 por el gobernador Luis Fortuño, ayuda a aprobar los servicios y
permisos para empresas de siembra e investigación de productos genéticamente
alterados. Aunque al aprobar la ley no utilizan la palabra transgénicos y la
disfrazan de una forma más bonita diciendo que esta clase de alimentos son una
mejora sobre el código genético.
“La Ley de biotecnología 202, trata sobre ayudar a empresas
biotecnológicas para poder evolucionar y poner nuestra agricultura a la par con
los demás países”, expresó el secretario de agricultura, Neftalí Colón. Empresas de biotecnología multinacionales
aportan al País alrededor de $8.2 millones anuales.
Los transgénicos, en términos científicos son aquellos alimentos a los
que se les ha insertado genes exógenos (de otras plantas o animales) en sus
códigos genéticos. Es decir, las semillas genéticamente alteradas son semillas
a las que les injertan estos genes exógenos para hacerlas más resistentes a los
pesticidas y a los insectos. Aunque son muchos los científicos que aseguran que
son más los daños que causan estas semillas, que lo que verdaderamente ayudan.
Y que además, estos cultivos utilizan más pesticidas y herbicidas que la propia
agricultura convencional, sin mencionar la agricultura orgánica que
prácticamente es libre de estas toxinas.
Muchos agricultores de la Isla se han visto afectados de alguna u otra
manera por estas empresas. Por un lado, hay agricultores locales tratando de
generar una ganancia con la cual puedan sostener sus familias, pero no tienen
las tierras suficientes, o tarde o temprano estas empresas terminan
apoderándose de ellas. Por otro lado, hay agricultores orgánicos tratando de
que las personas coman apropiadamente, pero si una semilla transgénica se
cultiva en las tierras, nada aparte de estas semillas logra germinar en ellas,
entonces quedan pocos suelos fértiles para cultivo orgánico.
“La mayoría de mis colegas han tenido que hacer lo mismo que yo.
Simplemente optar por formar parte de estas empresas, por lo menos en el área
la polinización ha logrado que gran parte de estas tierras se contaminen con transgénicos.
Entonces tienes dos opciones o dejar de cultivar tus tierras o les compras sus
productos”, dijo con indignación Vázquez.
Nota del editor: En la próxima edición se estarán exponiendo los
problemas de toxicidad que podrían causar los alimentos transgénicos a los
suelos y plantas de Puerto Rico.
Suelos en estado de intensivo
Nota del
editor: Segundo reportaje de la serie investigativa sobre las empresas
multinacionales de alimentos transgénicos en la Isla y el peligro que causan.
En esta ocasión será acerca de la toxicidad de los alimentos modificados
genéticamente y los posibles daños a suelos y
plantas de Puerto Rico.
Poco se
conoce en Puerto Rico acerca de la toxicidad de los
cultivos modificados genéticamente (OMG). Las tierras, plantas y animales de la
hermosa Borinquen están en riesgo gracias a las toxinas y pesticidas
utilizados, no tan solo en la agricultura convencional, sino también en la
transgénica.
Cientos de estudios científicos sobre
Monsanto, la empresa biotecnológica encargada de crear las semillas
transgénicas, mejor conocidas como “Round Up Ready”, han demostrado
científicamente los riesgos que ocasionan esta clase de alimentos.
“Round Up Ready”, es el nombre otorgado a las
semillas transgénicas diseñadas para sobrevivir al “Round Up”, el herbicida
químico de Monsanto, que contiene glifosato, otra clase de herbicida con un
grado alto de toxicidad.
Uno de los estudios que
demuestra la toxicidad y el daño que ocasiona el glifosato es del científico
del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en
inglés), Don Huber.
“Es bien documentado que el glifosato
promueve patógenos del suelo y ya está implicado con el aumento de más de 40
enfermedades de plantas; también desmantela sus defensas por quelación de
nutrientes vitales, y reduce la biodisponibilidad de los nutrientes en la
alimentación, que a su vez puede causar trastornos en animales”, expresó Huber
en una carta enviada en febrero de 2011 al secretario de agricultura de Estados
Unidos, Tom Vilsack.
Se ha demostrado que los OMG no tan
solo pueden ser causantes de daños a las plantas, los suelos también reciben
parte del daño. Cuando la tierra es utilizada para esta clase de sembradíos
alterados genéticamente, estos organismos causan una degradación de la tierra,
resistencia a los herbicidas, desaparición de insectos beneficiosos, entre
otros efectos perjudiciales para el ambiente.
Los insecticidas de cultivos OMG pueden también afectar a
insectos y a otros organismos del suelo
imprescindibles para mantener su fertilidad y equilibrio ecológico y para que
los cultivos puedan prosperar.
En Puerto Rico los terrenos utilizados para
sembrar estos organismos transgénicos
están doblemente contaminados por el alto contenido de pesticidas y herbicidas
utilizados para la siembra de OMG y,
porque además las semillas transgénicas contienen toxinas adicionales
para hacerlas resistente a plagas de insectos.
“Si estas empresas
multinacionales se van de Puerto Rico, los suelos tardarían años en estar
limpios de todas las toxinas”, expresó Carmelo Ruiz Marrero, autor del libro Balada transgénica.
Otro impacto negativo para el medio ambiente es la contaminación
genética. Es prácticamente imposible impedir la dispersión del polen de estas siembras transgénicas
ocasionando a su vez la contaminación no
deseada de OMG en otros cultivos. El polen puede elevarse a gran altura y
viajar a grandes distancias, polinizando campos muy distantes.
La posibilidad de una rápida propagación de los transgénicos a especies silvestres y su persistencia ha
sido comprobada en diversos estudios realizados a lo largo de los últimos años.
El problema es que si se sigue propagando por medio de la polinización, en el
futuro habrá muchos terrenos contaminados.
“El problema con los transgénicos es que si siembras la semilla OMG en
tus tierras, estos suelos luego no pueden producir otra clase de alimentos
porque saldrían contaminados”, expresó Ruiz Marrero al referirse al problema de
propagación de estas semillas.
“No sé con exactitud el tiempo que tardarían los suelos en estar
limpios de estos productos, pero quizás por medio del proceso de
biodirremediación se podría ayudar un poco. Por ejemplo, con la ayuda de la
biodirremediación podría tardarse siete años aproximadamente y aún así no
estarían completamente descontaminados”, expresó Arturo Massol, director de
Casa Pueblo, Inc.
La forma más sustentable de realizar la
agricultura es por medio de la agricultura orgánica, entiéndase por ello,
agricultura que en el proceso de siembra se utiliza poca o ninguna cantidad de
pesticidas y herbicidas.
Son pocos los agricultores que
prefieren utilizar estos métodos, porque ganan más realizando cultivos
convencionales o transgénicos. Aún así existen algunos agricultores que al
saber el daño que esta clase de cultivos ocasionan, no tan solo a las tierras
de Borinquen, sino también a la salud de las personas, prefieren cultivar
orgánicamente.
“Soy agricultor orgánico porque me
orienté y sé las cualidades que tiene el cultivar alimentos más saludables para
el consumo de nuestra Isla. Pero muchos de nosotros nos vemos afectados por
estas multinacionales. Más del 85 por ciento de la comida que se cultiva en la
Isla es importada y solo consumimos menos de un 15 por ciento de estas. Los
pequeños agricultores prefieren unirse a multinacionales, y nosotros (los
agricultores orgánicos) de cierta manera nos vemos afectados por todo esto”,
expresó Alberto Torres, agricultor orgánico.
“Estas empresas tienen las mejores
tierras (más fértiles) de Puerto Rico, cuando se podrían utilizar para una
agricultura más sustentable y saludable”, añadió indignado Torres.
Las tierras utilizadas por estas
multinacionales son otorgadas por la Autoridad de Tierras de Puerto Rico, y
apoyadas por la Ley de Biotecnología aprobada por el gobernador Luis Fortuño en
el 2009.
“Con la Ley de Promoción y Desarrollo
de Empresas de Biotecnología Agrícola en Puerto Rico, nosotros (la Autoridad de
Tierras y el Departamento de Agricultura de Puerto Rico) ayudamos a estas
empresas a poder expandir la biotecnología agrícola en la Isla, y así poder
tener una agricultura a la par con otros países en el mundo”, afirmó el
director ejecutivo de la Autoridad de Tierras, Frederick Muhlach Santos.
Nota del editor: En la próxima edición se estarán exponiendo los
problemas en la salud que podrían causar la exposición y el consumo de estos
alimentos a los habitantes de Puerto Rico.
Transgénicos a la mesa
Nota del editor: Tercer reportaje de la serie investigativa sobre las
empresas multinacionales de alimentos transgénicos en la Isla y el peligro que
causan. En esta ocasión trataremos acerca de la falta de conocimiento de los
puertorriqueños sobre los posibles daños a la salud ocasionados por alimentos
genéticamente alterados.
Días enteros bajo el sol, cansados, cosechando y rociando herbicidas a
las plantas, a veces sin el uniforme completo; así se encuentran cientos de
empleados de las empresas multinacionales de cultivos biotecnológicos en Puerto
Rico, sin saber el grado de toxicidad de esta clase de alimentos y herbicidas.
La mayoría de los empleados tienen un
nivel bajo de escolaridad, muchos de estos, desertores escolares que con tal de
ganarse un par de dólares trabajan donde sea.
Por ende, gran parte de las personas desconocen el peligro para su salud
que ocasiona el mezclar productos químicos, y más si no tienen el uniforme
completo.
“En muchas ocasiones, a pesar de que
estas empresas eran estrictas con la utilización correcta del uniforme, algunos
empleados no los utilizaban correctamente. Una vez un empleado no utilizó el
equipo necesario y cuando fue a derramar ácido cítrico, el ácido lo echó en el
agua y le cayó en la cara”, mencionó una fuente anónima, empleado de la
compañía AG Reliant, una de las siete empresas multinacionales de alimentos
transgénicos en la Isla.
El peligro no amenaza solamente a los trabajadores de estas empresas,
sino también a toda la Isla. Desde finales de los años 90 se ha ido
intensificando el debate sobre la seguridad de los alimentos genéticamente
alterados o transgénicos (OMG), han sido catalogados una amenaza para la
sociedad. A nivel mundial existen cientos de investigaciones científicas que
han demostrado los daños que ocasionan estos productos a las tierras, a las
plantas, a los animales, y posiblemente a los seres humanos.
Hasta el momento no se ha realizado un
estudio que pueda demostrar 100 por ciento que el consumo de OMG cause
problemas de la salud a las personas, aunque estudios de importancia
internacional han logrado demostrar los daños ocasionados a animales.
“Se han hecho múltiples experimentos. Cada uno midiendo diferentes
parámetros, comparando masas de órganos, daños al intestino, entre otras
enfermedades. Son conclusiones difíciles de decir ya que son productos bastante
nuevos”, argumentó Wilma Colón, catedrática de ciencias biológicas de la
Universidad de Puerto Rico (UPR), recinto de Río Piedras.
Dos de las investigaciones científicas más prestigiosas y completas
referentes al tema de los transgénicos son de los científicos José L. Domingo,
director del Laboratorio de Toxicología y Salud Medioambiental de la Universidad
Rovira Virgili en Madrid y editor de la revista “Food and Chemical
Toxicology”; y Gilles-Eric Seralini,
experto de la Comisión Europea en transgénicos.
En la investigación de Seralini, para
saber si los OMG son tóxicos, se realizaron los mismos exámenes en todo el
planeta; se les dio a ratas de laboratorio dos dosis de maíz transgénico de la
empresa multinacional Monsanto, durante tres meses y se les realizaron dos
análisis de sangre, a las cinco semanas y a los tres meses. Los resultados
fueron: aumento de grasa en sangre (del 20 por ciento al 40 por ciento), de
azúcar (10 por ciento), desajustes urinarios, problemas de riñones y de hígado,
precisamente los órganos de desintoxicación.
Estas mismas ratas fueron alimentadas con el maíz durante dos años y las
que sobrevivieron crearon tumores cancerosos, entre otras enfermedades
mencionadas anteriormente.
Otro de los descubrimientos realizados
por Seralini fueron que el pesticida de la empresa Monsanto, llamado Round Up,
mata directamente las células humanas, a pesar de que Monsanto tenía en su
etiqueta que era biodegradable, etiqueta que tuvieron que sacar luego de
múltiples experimentos científicos que demostraban lo contrario. Un ejemplo es
el realizado en la Universidad de Colorado en el año 2011 donde de 30 mujeres
embarazadas, el 93 por ciento tenía la toxina en la sangre, y un 80 por ciento
se la había transferido al feto por medio del cordón umbilical.
En la Isla, las personas no están al tanto de todos estos estudios, no
se han realizado estudios en Puerto Rico que tengan que ver con los OMG. Los
propios empleados de estas multinacionales, muchos no comienzan a trabajar
sabiendo los daños que estos alimentos ocasionan, algunos tan siquiera sabían
qué exactamente eran esta clase de sembradíos.
“Tengo 19 años, un amigo me habló sobre el
trabajo y solicité empleo en esta empresa relacionada con transgénicos en Juana
Díaz. Me cogieron y cuando empecé a trabajar, me pusieron directamente en los
sembradíos. Llevo trabajando dos meses y
aunque necesite el dinero, voy a renunciar. Muchas personas me han hablado de
la alta incidencia de cáncer entre empleados y residentes del área, me dicen
que los empleados no duran mucho por esa razón”, confirmó una entrevista
anónima que trabaja actualmente en una de las multinacionales de OMG más
importantes en el mundo.
Durante los últimos años la tasa de
mortalidad a causa de cáncer en la Isla ha aumentado considerablemente. Según
las estadísticas del Registro Central de Cáncer en Puerto Rico los pueblos de
Juana Díaz, Santa Isabel y Salinas tienen una alta tasa de mortalidad de más de
127,000 personas en cuatro años, en cada pueblo.
Existen diferentes tipos de
enfermedades que posiblemente pueden ocasionar no tan solo el consumo de estos
alimentos, sino también la exposición a los sembradíos. El cáncer encabeza estas enfermedades. Otras
no tan frecuentes, y que no se pueden saber a ciencia cierta si han sido causadas
por transgénicos, son las alergias.
“Hay dos casos de productos transgénicos alergénicos, pero no salieron
al mercado por esa razón. Aunque no a todos estos productos se les realizan
estas pruebas, a estas compañías no les conviene”, expresó Colón Parrilla.
“La mayoría de los productos transgénicos tienen proteínas que entran
por primera vez en la cadena alimenticia humana. Esas proteínas tóxicas nos las
comemos y nos estamos exponiendo por
primera vez a una proteína totalmente nueva para nuestro cuerpo”, añadió Colón
Parrilla refiriéndose a las semillas OMG.
Los OMG han revolucionado la agricultura del mundo entero. Muchos
científicos ven estos alimentos como la forma más segura de poder contrarrestar
la hambruna en el mundo. Por otra parte, otros científicos independientes, por
medio de diferentes estudios que han realizado a través de los años han logrado
“sacar a la luz” una realidad muy diferente, enfermedades a las plantas,
tumores cancerosos a ratas de laboratorio alimentadas con maíz transgénicos,
personas que han trabajado en estas empresas y han estado expuestos a todos los
tóxicos, suelos contaminados donde ya no se puede sembrar otro tipo de semilla
que no sea OMG, entre muchas otras razones.
“Los organismos genéticamente alterados y su empresa creadora,
Monsanto, han sido culpables de muchas enfermedades y polémicas desde sus
comienzos. En Puerto Rico pocos saben
acerca de los OMG. Hay que dar a conocer la verdad, y con ella luchar por un
Puerto Rico libre de transgénicos”, expresó con indignación Carmelo Ruiz
Marrero, autor del libro Balada transgénica.
Diciembre 2012
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